Es una disciplina y deporte más vinculado al género masculino desde sus inicios, pero Eider Bernaola le está poniendo rostro de mujer.

Incansable y luchadora, esta deportista está llevando el deporte del muay thai a todos los rincones y, especialmente, le está dando mucha fuerza dentro del territorio alavés.

¿Pero, cómo se trabaja la disciplina muay thai?

El muay thai es un arte marcial de origen tailandés. Se suele confundir con otras modalidades deportivas pero tiene un carácter, unos valores y una historia propias. También se le conoce como boxeo tailandés o el arte de las ocho extremidades.

Para Bernaola “es una disciplina muy completa: trabajamos el pateo a diferentes alturas, codos, rodillas, boxeo, clinch y barridos. El clinch en sí mismo ya es un arte, se trata de trabajo cuerpo a cuerpo que va más allá de combinar codos y rodillas o de barrer y tirar al suelo, ya que hay que tener conciencia del cuerpo propio y del cuerpo del rival, percibir los cambios de peso y hacer cambios de mano efectivos para conseguir el control”.

Una de las técnicas más importantes del muay thai es el pateo al medio, un pateo circular que se pega con la tibia en las costillas y la zona blanda del tronco. Los golpes en muay thai van “siempre con la intención de hacer el mayor daño posible; es muy importante también la eficiencia en los movimientos y se valoran cosas como la estabilidad o la propia actitud en el ring”, explica.

En definitiva, el muay thai “es el control de tu cuerpo y del movimiento. Es un deporte en el que trabajas también con la mente y es necesario un control de las emociones y capacidad de análisis y estrategia. Al final es un deporte muy divertido, ya que al disponer de tantas armas permite que cada persona explore y desarrolle sus puntos fuertes”.

Según explica Eider Bernaola, propietaria del Rak Nuua Muay Thai Club, como en la gran mayoría de deportes, y mucho más en aquellos que tienen que ver con la lucha, ha existido siempre una monopolización por parte de los hombres.

“Eso no quiere decir que no existieran practicantes o peleadoras de muay thai. En Tailandia las ha habido siempre y en España también ha habido siempre mujeres que practiquen artes marciales o deportes de lucha”. En la actualidad el muay thai vive un auge y hay muchas más mujeres que se animan a practicar. “Nuestro club tiene un gran compromiso con la visibilización del deporte de categoría femenina ya que hemos vivido en nuestras carnes la falta de oportunidades y de apoyo”.

Además, actualmente en Tailandia también se está produciendo una apertura en cuanto a inclusión de las mujeres en el muay thai. “Después de la pandemia ya podemos pelear en estadios tradicionalmente reservados para los hombres, como son el Lumpinee y Rajadamnern. Trabajamos mucho para que nuestro espacio sea un sitio seguro para todo el mundo y, en especial, para que las mujeres, chicas y niñas que quieran practicar se sientan cómodas. Tener referentes es importante y un club donde hay chicas y niñas llama a que más niñas y mujeres quieran animarse”, explica.

“Actualmente en el club somos ocho chicas, que vamos desde los 30 hasta los 7 años y todas muy muy guerreras. En particular, estoy contenta: veo que las chicas que entrenan en el club están muy motivadas y sienten el espacio como suyo que es como tiene que ser. Cuando yo me inicié en las artes marciales lo habitual era ser la única chica en el tatami. Y aunque de momento nos ganan los chicos en cuanto a número en el club, poco a poco vamos consiguiendo equilibrar”, explica.

De hecho, Eider Bernaola creó este club de la mano de su entrenador, Moisés, debido a la falta de oportunidades para las mujeres.

El club deportivo Rak Nuua es un espacio deportivo sin ánimo de lucro. “Cuando lo montamos redactamos unos estatutos que tuvieran claves que para nosotros son imprescindibles en un espacio de artes marciales: aportar a la comunidad, al barrio y promover el deporte femenino, además del respeto. Hacer que el deporte sea accesible sin importar la condición socioeconómica, no tiene que ser un lujo. Queríamos un espacio seguro, sin machismo y sin actitudes violentas. Por mucho que la gente piense que el muay thai va de pegarse y es violencia, nada más lejos de la realidad. No somos unos macarras. Al final es una lucha constante contigo misma y tus límites. A la persona que se sube al ring contigo se le agradece, ya que si esa persona no existe tú tampoco puedes subir a hacer tu trabajo. Obviamente en el ring lo das todo y todo el mundo quiere ganar, pero el respeto es lo más importante”.