Siete activistas de la Plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak Araba acaban de volver de la isla griega de Lesbos y el resultado de su misión de observación no puede ser “más descorazonadora”.

Así lo han calificado hoy en una rueda de prensa, “para que nuestra denuncia de lo que hemos visto no se limite al Día Internacional de las Personas Refugiadas, porque las personas refugiadas siguen muriéndose. Y, en el mejor de los casos, cuando logran llegar a la isla sin ser devueltas, siguen siendo encarceladas en unos campamentos de estructura y funcionamiento más penitenciario que protector”.

Por ello, demandan que se activen recursos y mecanismos para las personas refugiadas en Lesbos, “que ni son refugiadas de segunda clase, ni merecen ser pseudo encarceladas”.

Que se acuerden de su situación

De hecho, son estas personas que están en Lesbos los que les han pedido que la sociedad se acuerde de su situación no solo en los días internacionales o cuando se produce una tragedia, como la reciente con el pesquero Adriana.

“Que nos oigan y que nos vean está en el centro de sus reivindicaciones, en un contexto de apagón informativo e invisibilidad que silencia lo que está ocurriendo con las personas refugiadas en las islas griegas”, censuran.

Tampoco es casual que eligieran el Parlamento Vasco para hacer la rueda prensa, donde hace unos meses solicitaron que se activasen corredores humanitarios “como vías seguras de llegada al País Vasco desde Lesbos de familias refugiadas y menores con enfermedades. No parece que se haya hecho nada. ¿Será que no urge?”, reprocharon.

Conclusiones

Pero sí que apremia y la prueba son algunas de las conclusiones que han extraído de su viaje, como que “Grecia está bloqueando con prácticas ilegales la llegada de las personas refugiadas a las islas”.

Otra es que “las devoluciones en caliente o pushbacks en Lesbos se producen ilegalmente cada día, de mano de patrullas camufladas con pasamontañas”. En este contexto de devoluciones, las personas “privilegiadas” son las que logran llegar al campamento de refugiados.

Y otra es que el nuevo campo que se está construyendo, responde, “de hecho, a esa lógica de centro penitenciario o centro de retención de facto”.

Por todo ello, quieren denunciar “el clima de xenofobia y hostilidad” que se está fomentando en Lesbos desde discursos políticos alarmistas y campañas "explícitas de incitación al odio y a la xenofobia".