Cuenta que Egokitzen “ha hecho magia” con su familia porque antes de que esta vitoriana, que prefiere no revelar su identidad, participara en este programa de coparentalidad positiva que el Ayuntamiento ofrece en situaciones de divorcios y separaciones conflictivas con menores a cargo, no quería ver a su exmarido ni en pintura, pero una vez que los tres miembros de su familia lo han completado, han conseguido sentarse a tomar un café para charlar sobre cómo organizar cuestiones relacionadas con la crianza.

“A día de hoy hablamos y no tenemos problemas con el calendario de la custodia. Somos más flexibles, no como antes, en el sentido de esto no te corresponde si ese día no trabajas. Ha sido maravilloso. Ha sido como magia para mí, que podamos estar todos más tranquilos. Solo con ver cómo nuestra hija nos mira ahora...”. Un paso de gigante “porque esto antes era impensable”.

Y eso que al principio “no era nada receptiva a participar. No confiaba para nada, pero pensé en el bien de mi hija, que ahora tiene 14 años, y fue lo que me impulsó a dar el paso hace año y pico”.

No en vano, su pequeña también estaba pasando por una situación complicada a raíz el divorcio, “como cuando llegaba el fin de semana, que estaba nerviosa tanto al irse de casa como al volver, porque ese descoloque a ella le afectaba”. Pero diez sesiones después, los tres miembros de esta familia supieron sacar provecho de ellas.

En el de los progenitores, “porque al final es sentarse con varias personas que están pasando por lo mismo. A medida que vas, te vas dando cuenta de que las dos personas que nos estuvieron dando el curso, Itziar y Raúl (de IRSE Araba), han sido maravillosas y hace mucho que te escuche alguien que ya tiene conocimientos de ello. Te hacen sentirse muy en casa y eso es muy importante en estos casos”.

Y a los críos les pasó, como recuerda, algo parecido: “Hicieron un poco piña entre ellos y el tener un espacio externo para exponer sus preocupaciones, les ayudó mucho. Ahora mi hija está mucho más alegre y segura. Se nota en su autoestima porque hay muchos críos que acaban pensando que son ellos los culpables”.

Seguridad

Igual de contenta con su participación con Egokitzen está otra gasteiztarra y eso que todavía le queda alguna sesión para acabar el programa. “Muchas veces nuestro enfado no nos deja ver más allá, pero les tenemos que educar en la seguridad y en el cariño. Un niño es muy vulnerable y hacerles partícipe de este conflicto, les hace sentirse inseguros”, destaca.

En su caso, desconoce si su expareja ha participado en él, pero su hija, que cuando empezó todo tenía 9 años, sí: “Creo que los niños también necesitan herramientas para superar este tipo de conflictos. Ahora yo veo a la mía mucho mejor, con los amigos y conmigo. Este programa es muy positivo. Como digo, estaría muy bien para todos los padres y madres”.