Una separación no tiene por qué ser traumática para los hijos, pero hay veces que los menores se convierten en las víctimas de ese fuego cruzado durante la guerra que mantienen sus madres y padres por esa disolución familiar y que hace que sentimientos como la rabia o frustración nublen su razón y pierdan de vista el objetivo principal, que es el bienestar de sus hijos. Y cuando esa ruptura no se gestiona bien, puede ocasionar graves daños psicológicos, físicos y relacionales en sus descendientes, que incluso pueden llegar hasta su vida adulta, al perder esa seguridad que les generaba el entorno familiar que hasta entonces habían conocido.

Con el fin de prevenir esa desestabilización en los miembros más vulnerables, el Ayuntamiento de Vitoria puso en marcha en 2019 el programa Egokitzen (Adaptándonos) de coparentalidad positiva, en colaboración con la Universidad de Deusto, para ofrecer en situaciones de separación y divorcios conflictivos pautas de actuación y habilidades que ayuden a proteger a los hijos de ese estrés e impacto psicológico. Es gratuito y desde entonces han pasado por él un centenar de personas.

En concreto, se han llevado a cabo nueve grupos con 60 progenitores (27 hombres y 33 mujeres), tres grupos infantiles (11 niños y 8 niñas), dos grupos de abuelos (7 hombres y 7 mujeres) y uno de nuevas parejas (2 hombres y cinco mujeres). Ahora mismo está acabando el grupo número 9 y la intención es abrir otro, de padres y madres, en mayo.

Anticipación

“Queremos anticiparnos y evitar rupturas conflictivas que puedan ser causa de desprotección en niñas, niños y adolescentes. Es importante que los hijos e hijas puedan adaptarse a la nueva realidad familiar que conlleva una ruptura. Para ello es necesario arroparles con un entorno positivo que les aporte seguridad y les sirva para afrontar la nueva situación. Es lo que buscamos con Egokitzen. Las parejas pueden romperse, pero lo que no puede ni debe romperse es el clima de estabilidad y seguridad necesario para el buen desarrollo y el bienestar de los hijos e hijas. Aquí es indispensable la contribución de padres, abuelos y nuevas parejas a quienes enseñamos herramientas y estrategias”, explica el edil de Infancia, Jon Armentia.

Como destaca la gestora de este programa, Batirtze Egia, con esta intervención no se trata de resolver los conflictos de pareja, sino de que todas estas situaciones y emociones que surjan con la disolución de pareja repercutan lo menos posible en sus descendientes. “Seguramente, cuando acabe el programa el conflicto va a seguir estando, pero lo van a saber manejar mucho mejor de cara a sus hijos.

El objetivo de Egokitzen para los menores es acompañarles en la gestión de los procesos emocionales y cognitivos derivados de la separación de sus progenitores”, destaca.

Para ello, realizan dos tipos de sesiones grupales. Por un lado, está el de los padres y madres, cada uno de ellos en un grupo diferente porque nunca participan juntos. Diez sesiones de hora y media de duración cada una de ellas, una vez a la semana, por lo que duran una media de dos meses y medio. “Lo ideal es que participen todos los implicados, pero no siempre es posible, por lo que podría participar solo uno de los dos excónyuges”, aclara Egia.

Por otro, está el grupo de los hijos, de 8 a 12 años. Son también diez sesiones, en este caso de una hora de duración una vez por semana, para que sepan manejar sus emociones y las identifiquen como normales. Se trabaja en quitarles peso, mediante actividades como el dibujo o la lectura, para que vean que por lo que están pasando es normal y que no tienen culpa de ello. “Les descarga mucho. Tras las valoraciones, nos dicen que llevan menos mochila, que se sienten mejor, que ahora saben que esto es cosa de sus padres y no suya y qué bien que hay más niños en la misma situación. Los hermanos tampoco participan juntos para darles libertad a la hora de expresarse”, detalla.

El Consistorio ya estudia ampliar la edad de los menores para trabajar con adolescentes de 13 a 14 años.

Por otro lado, Egokitzen también lanza talleres comunitarios que se realizan en los centros cívicos y en los Bizan de Vitoria dirigidos a abuelos y abuelas, por un lado, y a las nuevas parejas, por otro. Su duración es menor: son cuatro sesiones, de dos horas cada una. Los siguientes serán el del 10 de mayo, de 17.30 a 19.00 horas en el centro cívico de Zabalgana, una charla para padres y madres. Y el 31 de mayo, en el mismo horario, en el centro cívico de Salburua. De esta forma, se pretende complementar la acción preventiva.

Perfil y resultados

En cuanto al perfil de los progenitores, en base a los cuestionarios elaborados por la Universidad de Deusto antes de empezar la intervención, durante las sesiones y seis meses después, la gran mayoría está en una situación de custodia compartida, legalmente divorciados, nivel educativo medio y la gran mayoría en una situación laboral activa.

En cuanto al perfil de los menores, la edad media es de 10,2 años y la mayoría cuenta con una situación de custodia exclusiva de la madre.

Respecto a los resultados que han obtenido los progenitores participantes, dicen referir un aumento en la comunicación familiar y en el afecto en el hogar, también ven reducidos sus niveles de ansiedad, depresión y somatización. Perciben menos sintomatología y dificultades en sus hijos y refieren un aumento en la adaptación al divorcio, presentando una reducción de la intensidad del conflicto. Se reduce el nivel de confusión emocional y hay un mayor control de las emociones en sus hijos.

El 80% de los sujetos disminuye las dificultades de adaptación tras el divorcio y estos resultados se mantienen transcurridos seis meses.

Entre los menores, también disminuye su sintomatología (como la hiperactividad o problemas conductuales) y aumentan las conductas prosociales. Perciben menos conflicto negativo entre sus padres, sienten menos preocupación, reducen su sentimiento de inseguridad familiar, y el de culpa y sus respuestas más desadaptativas ante el conflicto.

Sobre el grado de satisfacción, en una escala 1 a 10, es de 9,43. Y respecto al grado de apoyo sentido por parte del grupo es de un 9,6, por ese sentimiento reconfortante de no estar solo y sentirse de ejemplo entre unos y otros. Cualquier persona interesada en participar en el programa Egokitzen puede llamar de lunes a viernes, de 9.00 a 14.00 horas, al teléfono 695 782 470.