El juicio contra un joven que mató a otro en Vitoria empezará el miércoles 12, con una acusación de asesinato con alevosía por la que la Fiscalía de Álava pedirá la prisión permanente revisable.

Será un juicio con jurado, que durará en principio siete sesiones. La primera, el miércoles, estará destinada a escoger el jurado y, si no hay contratiempos en esta elección, a recoger la declaración del acusado. Durará hasta el jueves 20 de abril en la Audiencia de Álava.

Según el escrito de la Fiscalía, el crimen ocurrió el 23 de julio del 2020 en las instalaciones abandonadas de una antigua fábrica en la calle La Peña de la capital alavesa.

En el momento de los hechos el acusado -Ismael- tenía 18 años y el joven fallecido -Ander-, que sufría una discapacidad, 20 años. Los dos se conocían desde el año 2019 y compartían ratos de ocio en los que consumían estupefacientes.

El día del crimen estuvieron primero fumando un porro, consumiendo pastillas y bebiendo cervezas, y por la tarde, pasadas las cinco y media, tras comprar una botella de licor de hierbas, se dirigieron a la plaza de Llodio en el barrio vitoriano de Zaramaga. Allí el acusado obligó a la víctima a ingerir una pastilla, a la vez que le vertía alcohol de alta graduación directamente en la boca desde la botella.

EMBRIAGÓ A LA VÍCTIMA 

Todo ello, explica la Fiscalía en su escrito, llevó la víctima a un evidente estado de embriaguez y afectación por las sustancias ingeridas.

Después, sobre las siete menos cuarto, "con la mera intención de pasar el rato", los dos fueron a las instalaciones de una antigua fábrica abandonada que el acusado conocía, aunque la víctima tuvo "serias dificultades" para llegar, dado su estado.

Una vez en la fábrica se sentaron en una de las habitaciones vacías, discutieron y la víctima abandonó "en zig zag" la estancia hasta el perímetro exterior de la primera planta del edificio.

Allí, el acusado empujó a la víctima, que cayó desde una altura de tres metros y medio hasta el suelo, caída por la cual sufrió la fractura de cadera y muñeca derecha, quedando tendido en el lugar e indefenso, ya que no se podía mover.

SEGUÍA VIVO TRAS CAER DEL PRIMER PISO

Tras observar unos minutos la escena desde el primer piso, el acusado bajó y comprobó que la víctima seguía con vida. En ese momento, "con la intención de ocultar las lesiones causadas", decidió acabar con la vida de su compañero.

Primero buscó un espacio en el que no pudiera ser visto, para lo que arrastró 34 metros a la víctima sobre un suelo lleno de piedras y escombros, causándole lesiones cutáneas, hasta una sala en el interior de la fábrica.

Una vez dentro del edificio, el acusado, con una navaja, le produjo cinco heridas en la zona derecha del cuello, que le hicieron perder mucha sangre. También le golpeó la cabeza con un travesaño de madera y le propinó dos puñaladas, una en el costado izquierdo y otra en la región inguinal.

A continuación, cogió un cascote de hormigón de unos doce kilos y golpeó con él la cabeza de la víctima, hasta abrirle el cráneo y causarle la muerte.

A pesar de que había fallecido, el acusado continuó causando heridas al cuerpo de la víctima con un riel de cortina que había en el lugar.

En el momento de los hechos el acusado, sin antecedentes penales, tenía un diagnóstico de trastorno grave por uso de sustancias y trastorno de personalidad en estudio, con consumo activo de sustancias psicoactivas.

La Fiscalía considera que estos hechos constituyen un delito de asesinato con alevosía con la finalidad de ocultar un delito anterior, cometido además sobre una persona especialmente vulnerable por su discapacidad, más otro delito de lesiones. A ello suma una agravante por aprovechamiento de las circunstancias del lugar y una atenuante, por alteración psíquica.

Las penas que solicita son la prisión permanente revisable por el asesinato y otros tres años de prisión por las lesiones.

Además, reclama tres indemnizaciones a la familia de la víctima que suman 282.000 euros.