Lo constató Jean Jacques Rousseau ya en plena Ilustración: “Hay mucha diferencia entre viajar para ver países y para ver pueblos”. Es decir, nuestros turistas quieren conocer Vitoria-Gasteiz, Álava y por extensión Euskadi, aunque el factor diferencial para que quienes nos visitan se planteen volver –y además nos prescriban por doquier– somos nosotros y nosotras. La ciudadanía en su conjunto, sí, pues no cabe mejor experiencia a compartir que recibir un trato empático y amigable. Así que, como apelación general en el reciente encuentro ArabaTurismo organizado por este diario, debemos actuar a modo de entusiastas y cordiales propagandistas de nuestro territorio para reforzar al máximo una actividad absolutamente estratégica desde la perspectiva económica y también para la viabilidad de los núcleos rurales amenazados por la despoblación.

Las bases están puestas a partir de una oferta integral e integrada de Álava, con Vitoria-Gasteiz y Rioja Alavesa como tractoras principales. Como lo demuestra el récord de visitantes de 2022 con casi 500.000, un 43% más que en 2021 y un 8% más que 2019, el último ejercicio prepandemia. Superando por primera vez el millón de pernoctaciones para una estancia media superior a los dos días, precisamente el reto principal para incrementar la cifra de negocio desde la premisa de un turismo sostenible y de calidad a un precio competitivo. Porque se trata de procurar un crecimiento equilibrado sobre los ejes adicionales de la modernización de las infraestructuras turísticas y la consolidación e impulso de eventos culturales y deportivos referenciales. También con un intenso trabajo de promoción del ecosistema vasco en su globalidad, desde nuestra posición central en Euskal Herria y con singular foco en el mercado exterior.

La clave radica en atraer un mayor flujo de turismo extranjero, actualmente el 28,6% del volumen total –del que Francia representa el 25%–, básicamente porque gasta más. Primero, mediante la difusión en los canales adecuados y ante los públicos objetivos oportunos de una oferta poliédrica que combina en un solo pack el disfrute de nuestra riqueza natural, patrimonial, enogastronómica y cultural. En este caso con una visión de país en el sentido de verdadero circuito del conocimiento y además inclusivo, apto para todas las personas. A tal efecto, se antoja determinante el auge de Foronda como aeropuerto especializado en líneas de bajo coste y vuelos venidos de lejos, nuestra mejor ventana al mundo en complementariedad sin complejos con Loiu.

Los recursos saltan a la vista, aun con margen de mejora en la formación del personal y en la adaptación de ciertas dotaciones, y sobran las ideas. Ahora se trata de alinear al máximo los unos con las otras desde la colaboración público-privada para optimizar todas nuestras potencialidades. Y siempre siguiendo la recomendación de Mafalda, que reza así: “Dicen que cada hombre es un mundo, por eso chicas hagan turismo”. A por ello, venga.