Entre máquinas de coser, tijeras, agujas y telas, catorce madres de escolares del colegio Judimendi acuden a su primera cita con las voluntarias Carmen, Tina y Amelia, el hilo conductor del taller de costura que ayer abrió sus puertas con éxito para acercar a estas mujeres venidas de fuera a la vida social de Vitoria. Tejer relaciones y confeccionar amistades es el objetivo con el que surge, el enganche necesario para hacer barrio.

Tejer relaciones para confeccionar amistades

Son las nueve de la mañana y han dejado a sus hijos e hijas en las aulas, pero a diferencia de otros días, estas catorce amatxus afincadas en Gasteiz, que pronto serán más, lejos de abandonar el centro escolar, toman asiento para asistir a su primera clase.

“Vimos la necesidad de actuar por la problemática que tienen muchas familias de este colegio, familias procedentes de países de Sudamérica, África, Asia, Este de Europa..., familias que están continuamente llegando a Vitoria, igual se incorpora una a la semana al colegio, y todavía no han tenido ni la posibilidad de integrarse”, explica Carmen.

Además, “muchas ni tan siquiera viven en el barrio, ya que no han elegido el colegio por cercanía a su lugar de residencia sino por orden de llegada; entonces, al no hacer vida en Judimendi les resulta más difícil relacionarse, y pensamos que con este taller de costura se puede generar un grupo de confianza, conocimiento y ayuda; al final, es la razón, la excusa para juntarse, y como nos gusta coser y pensamos que puede ser una actividad terapéutica, además de fácil y asequible, pues nos lanzamos a ello”, detalla esta voluntaria de la Red local de salud de Judimendi.

Abierto a madres y padres

El taller de hora y media a la semana hasta final de curso está abierto a padres y madres y se imparte en las instalaciones del colegio Judimendi. Se trata de un centro acostumbrado a escolarizar a alumnos de una treintena de nacionalidades distintas, un colegio en el que la diversidad de culturas e idiomas es un freno para la integración de sus familias.

“Que los niños vean que sus madres van al colegio y siguen aprendiendo también es un plus para los chavales a la hora de valorar el centro escolar en su conjunto”. Así que, en función de cómo funcione la iniciativa, el taller irá a más porque “ya tenemos otras cuatro o cinco voluntarias en la retaguardia y más mamás interesadas en apuntarse”, apunta optimista Carmen.

Juntarse a coser

Costura, ganchillo y punto lo mismo para confeccionar un bolso, un collar de ganchillo que un neceser para los pequeños o una chaqueta de lana para las mañanas más gélidas de Vitoria. “Habrá quien no haya cogido una aguja y quien sepa coser mejor que nosotras”. Carmen tiene claro que lo interesante no es sólo el aprendizaje sino la idea de compartir; antes, también se juntaban las mujeres a coser, recuerda.

Para empezar ya tienen tres máquinas de coser, plancha, telas, hilos, perlés, ganchillos y agujas, material suficiente gracias a las donaciones hechas por los vecinos del barrio y por los comerciantes de toda la ciudad a los que previamente visitaron para contarles el proyecto. “La verdad es que todos se han volcado y, por ahora, tenemos material de sobra”, cuenta agradecida Carmen.

Y es que, antes de iniciar la actividad, el pasado fin de semana, la parroquia de San Juan Bautista de Judimendi cedió sus instalaciones como almacén para dejar todo el material de confección cedido.

En este camino de cooperación y ayuda a familias recién asentadas en la ciudad, subraya Carmen otro valor intrínseco a este taller de costura, el del uso y consumo responsable y sostenible, basado en la reutilización de material en desuso que, en lugar de acabar tirado en el vertedero, se aprovecha, se le da una segunda vida. Sin olvidar “la satisfacción que da crear algo uno mismo”, valora Carmen.

Hechas las presentaciones ya sólo falta que algún padre se anime. “Los hombres, o son diseñadores y salen en la televisión o ninguno ha cogido una aguja en su vida, mientras que las mujeres empezamos cosiendo, pues ellos también”, bromea la voluntaria de la Red local de salud de Judimendi.

“En cualquier taller de costura hay muchos menos hombres que mujeres, y en éste en particular, no podemos obviar que son personas que vienen de otras culturas, incluso de culturas en las que el hecho de que un hombre cosa..., todavía hacen falta años de cambio”, considera Carmen, dispuesta a seguir tejiendo relaciones y confeccionando amistades.