Bajo el título Nutriendo el cambio se organiza este jueves una jornada de sensibilización organizada por la Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi (red que agrupa a 84 ONG vascas que trabajan en cooperación internacional, 30 de ellas con presencia en Araba). El objetivo de esta jornada es mostrar las conexiones entre el territorio alavés y otros lugares más lejanos, especialmente donde trabajan las ONG de desarrollo alavesas. La jornada tendrá lugar este jueves en el teatro del Centro Cívico de Aldabe, a las 18.00 horas. Ainhoa Bilbao, portavoz de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de Euskadi, explica en el periódico DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA los detalles de esta jornada y la importancia de conocer el origen de lo que compramos en los supermercados.

 ¿Cómo podemos garantizar la cesta de la compra en la situación de incertidumbre actual?

 La guerra de Ucrania, la crisis del petróleo, el repunte de los precios… la incertidumbre internacional afecta inevitablemente a nuestro día a día, también en Vitoria y en nuestras compras. No obstante, podemos reducir este efecto incentivando los circuitos cortos de producción y comercio. Si los productos que consumimos se han producido cerca de nosotros, y de forma agroecológica, el aumento del precio de la energía o la escasez de combustibles no será un problema para nosotros. Frente a la incertidumbre, tenemos que impulsar la economía local.

 ¿Qué conexiones hay entre el territorio alavés y otros territorios de los que hablarán mañana en la jornada?

 En nuestro mundo, todo está enlazado, solo tenemos que mirar en nuestro entorno para darnos cuenta de ello. Por ejemplo, tenemos la emergencia climática más cerca de lo esperado, los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y, en los últimos años, las temperaturas han subido considerablemente. Sin ir más lejos, nuestra propia ropa nos une a otros países. ¿Dónde se producen las camisetas de tres euros que compramos?, ¿en qué condiciones trabajan para hacerlas? Es más, ¿es sostenible este modelo productivo para nuestro planeta? Esto nos debe llevar a la conclusión de que detrás de esto, hay graves violaciones de los derechos humanos. Son solo dos ejemplos, pero nos demuestran claramente que no vivimos en islas y que lo que hacemos aquí tiene consecuencias en otros lugares más lejanos y viceversa. Y, por supuesto, la alimentación y el consumo también nos une a otros lugares, que es precisamente el eje de la iniciativa de este año. Como ciudadano, es un ejercicio muy interesante y enriquecedor analizar cómo todo está unido a otras partes del mundo. Así veremos que cambiando nuestras decisiones y hábitos cotidianos podemos contribuir a una transformación global a nivel mundial.

"Nuestra propia ropa nos une a otros países. ¿Dónde se producen las camisetas de tres euros que compramos?, ¿en qué condiciones trabajan para hacerlas?"

 ¿Cuál es el objetivo de esta jornada?

 La jornada Gasteiz en conexión tiene como objetivo mostrar la conexión entre nuestro territorio y otros lugares distantes, especialmente en los lugares donde trabajan las ONGs para el desarrollo de Álava, contribuyendo así a la creación de ciudadanos activos y participativos que intervienen en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Es decir, queremos hacer reflexionar a los ciudadanos para lograr cambios a nivel mundial, pero a partir de nuestras realidades más cercanas y cotidianas. Para mostrar estos vínculos, cada año abordamos un tema que normalmente tiene que ver con la actualidad. En esta séptima edición de la iniciativa hemos coincidido con el actual contexto de incertidumbre. En concreto, analizaremos las relaciones directas que tienen con nuestro consumo la crisis energética, la inflación, la escasez de suministros, la precariedad, o la deslocalización de la producción, entre otras. Somos conscientes, además, de que no todas ellas afectan de la misma manera a todas las personas, ya que, por ejemplo, es diferente según el ámbito geográfico, la clase social o los recursos. Todo está unido en este mundo globalizado y muestra de ello es el consumo. Lo que compramos y comemos repercute en los derechos de las personas que viven a miles de kilómetros de distancia. Asimismo, las crisis mundiales también influyen en nuestro entorno, por ejemplo, en la subida de los precios de la compra. Los consumidores y productores a nivel mundial somos muy dependientes del mercado y quedamos en una situación de gran vulnerabilidad, como vemos en la actualidad. Por tanto, nuestra cesta de la compra es una herramienta para cambiar el rumbo de la sociedad y garantizar una alimentación sana, sostenible y justa para todas las personas, respetuosa con los derechos humanos y el medio ambiente.

"Lo que compramos y comemos repercute en los derechos de las personas que viven a miles de kilómetros de distancia"

 ¿Vivimos en una sociedad justa e igualitaria?

 Sí. Sólo tenemos que mirar a las organizaciones, asociaciones y movimientos sociales existentes en nuestro territorio, entre otras cosas, para ver que hemos tejido una red muy amplia y potente para avanzar hacia el cambio. Todos ellos trabajan en infinidad de ámbitos o causas para lograr cambios: feminismo, cooperación internacional, intervención social, personas mayores, diversidad funcional, … Cada uno trabaja en su ámbito, pero todos con un objetivo común: conseguir una sociedad más justa para todas las personas, y que nadie se quede atrás. Esta red articulada indica, por un lado, que los ciudadanos han reflexionado sobre la situación del mundo y se han dado cuenta de que algo en nuestra vida y en el mundo no funciona bien y que, por ello, estamos rodeados de injusticias distintas. Por otro lado, también demuestra que los ciudadanos no se han quedado de brazos cruzados. Actúan con responsabilidad y se sienten parte del cambio, recurriendo para ello a asociaciones, ONG de desarrollo, grupos del barrio, etc. para trabajar juntos, sabiendo que de la mano llegamos más lejos. También hay que destacar la labor de muchos voluntarios que hay en nuestro territorio. Ellos son el alma de las organizaciones sociales y su trabajo es imprescindible en el camino hacia el cambio. Pero para conseguir los objetivos de estas instituciones necesitamos el apoyo de las instituciones públicas, más aún en esta situación insegura en la que vivimos. Cuando la situación y el contexto empeoran debemos demostrar cuáles son los valores reales que nos mueven. Ha habido avances, sí, pero no está todo conseguido. Tenemos todavía muchos retos por delante. Tenemos que abrirnos a lo que pasa más lejos para entender mejor lo que pasa más cerca.

"Cuando la situación y el contexto empeoran debemos demostrar cuáles son los valores reales que nos mueven"

 En general, ¿somos conscientes de las consecuencias cuando compramos productos o alimentos importados?

 A las grandes empresas no les interesa que conozcamos las verdaderas condiciones en las que se produce aquello que consumimos, y tratan por todos los medios de ocultarlo. Vulneración de derechos, deforestación, desplazamientos forzados, trabajo infantil… jamás aparecen en la publicidad, y muy pocas veces en los medios de comunicación de masas. Por eso es importante que las organizaciones y movimientos sociales trabajemos por sensibilizar a la población en este sentido. Pero no podemos quedarnos solo en la denuncia, también hay que hacer propuestas y visibilizar alternativas que la ciudadanía puede apoyar, y así contribuir a la construcción de un modelo de producción y consumo más justo y sostenible.

 Aseguran que las decisiones que se toman al llenar la cesta de la compra, podrían cambiar el rumbo de la sociedad. ¿En qué sentido?

 Como dice Carro de Combate, colectivo de mujeres periodistas que va a participar en Gasteiz en Conexión, el consumo es un acto político. Esto significa que las elecciones cotidianas de compra no son, como nos han hecho creer, un hecho aislado, inofensivo, sin más consecuencias que dilapidar nuestros ahorros. Cada producto que consumimos deja un reguero de consecuencias ambientales, sociales… e incluso en nuestra salud. Por eso es importante optar, siempre que nuestros recursos lo permitan, por aquellos productos y servicios que impacten positivamente en el planeta y en la sociedad. Llenando esa cesta de la compra de productos locales, ecológicos, de la economía social, de comercio justo… estamos contribuyendo de manera colectiva a un mundo mejor. Nuestro consumo individual es un granito de arena: por sí solo no es suficiente, pero es un punto imprescindible desde el que empezar a tomar conciencia.

"Cada producto que consumimos deja un reguero de consecuencias ambientales, sociales e incluso en nuestra salud"

 ¿Cómo debemos aprender a elaborar un menú?

 Hay varios aspectos que podemos tener en cuenta si queremos que nuestra alimentación contribuya de manera positiva a una sociedad más equitativa o a mitigar el cambio climático. Por ejemplo, reducir kilómetros e intermediarios. Cuanto más cerca se haya producido, y cuánto más conozcamos a quienes están detrás, más garantías tendremos de que han recibido una remuneración justa o de que no hayan utilizado agrotóxicos. Cestas ecológicas, tiendas de barrio… cada vez hay más posibilidades. En el caso de productos como el café o el cacao, tal vez no podemos visitar las fincas, pero los sellos de Comercio Justo nos dan la misma garantía. Además, en la medida en que podamos reducir el consumo de carne, también reduciremos el impacto medioambiental de nuestro menú.

"Hay varios aspectos que podemos tener en cuenta si queremos que nuestra alimentación contribuya de manera positiva a una sociedad más equitativa o a mitigar el cambio climático"

El consumo, la resiliencia, la sostenibilidad y la solidaridad serán ejes de esta nueva edición.

 Creemos que la forma de enfrentarnos a la incertidumbre del contexto actual debe ser apoyando aquellas iniciativas que siguen apostando por el apoyo mutuo, por el cuidado del medio ambiente, y por garantizar el acceso a una alimentación sana y de calidad para todas las personas. Solo de esta manera superaremos esta crisis y las que estén por venir. Por otro lado, me gustaría decir que las ONG de desarrollo denunciamos la pobreza actual, las desigualdades, y las vulneraciones de los derechos humanos, así como sus causas. Además, planteamos propuestas y alternativas para cambiar el rumbo del mundo, muchas de ellas accesibles a la ciudadanía en nuestro día a día. Como veremos en la jornada de mañana, el consumo responsable es una herramienta en este objetivo.