Alejados del ruido de la Virgen Blanca y alrededores, despierta otro bullicioso foco de atracciones en las fiestas de Vitoria: las barracas de Mendizabala. El recinto es un hervidero de sonidos, olores, sabores, colores, texturas y sensaciones que enganchan a pequeños y mayores por igual; un mundo mágico donde volar es posible.

Es día de precios populares, así que las familias que aún quedan en La Blanca aprovechan para llevar a sus hijos e hijas a montar en la pista infantil, escalextric, noria, camas elásticas, hinchables, mini ave y baby volador hasta saciarse. La economía no está para bromas y “las atracciones están a un precio que...”, es el comentario estrella entre los progenitores; además del “cada vez los tienen menos tiempo” y “no se conforman con una atracción, quieren subir a todas...”, añaden. Y es que, el coste alcanza los 3 euros para las barracas infantiles y entre 3,5 y 4 euros las de adultos. Hoy, en cambio, las de los peques rondan los dos euros por viaje y algo más las que gustan a los adolescentes.

A la entrada del recinto ferial, Markel espera a su amigo Garikoitz al lado de su padres, Gorka y Esther, y de su hermana Lucía. Está contento. “Íbamos a montar en tres atracciones, pero como están más baratas, igual en más”, desea mientras sus aitas sonríen. Quiere explotar globos con dardos, viajar en la montaña rusa. “Me da miedo, pero me da igual”, apunta y conducir los autos de choque para colisionar con Lucía, Garikoitz y “ver a los otros niños enfadarse”, dice.

En familia han visto la bajada de Celedón, se han tirado por las tripas de Gargantúa –“después de esperar dos horas”, apunta Esther–, y todavía no han decidido si acudirán hoy a la bajada de Celedón txiki y Edurne. “Lo que digan mis padres”, indica este simpático chaval de 11 años; “pon que ya los tengo, los cumplo en septiembre”. Confiesa que los escenarios con mucha gente le agobian y tiene “vértigo”; pese a ello, no duda en disfrutar de las fiestas “a tope” y de las vacaciones estivales, que están siendo “tremendamente buenas”.

“Íbamos a montar en tres atracciones, pero como están más baratas, igual en más”

Markel

Con 8 años para 9, Lucía elige los autos de choque, el saltamontes en el que montará con ama y, luego, ya verá. A toda la familia le gusta la feria; Esther tiene ganas de participar en un juego de tirar bolas y Gorka, vestido con la blusa de Biznietos de Celedón, apunta que “son las mismas de siempre, pero modernizadas”. Algún día, Markel y Lucía también esperan salir de blusa y neska en la misma cuadrilla que su aita; de momento, se disponen a volaaar.

Kimberly grita, pro no cierra los ojos

Kimberly espera junto a su abuela Loreta a que abra la montaña rusa para montarse con su tía Liria; también quiere subir al ratón vacilón y al saltamontes; le va el riesgo. ¿Miedo? “Solo un poco; siento cosquillas en el estómago y grito, pero no cierro los ojos”, describe. De las fiestas, aparte de las barracas, le gusta la animación de las calles del centro y, aunque no pudo ver la bajada de Celedón en directo, la vio en casa.

Once barracas para adultos y catorce para txikis se alzan en el recién asfaltado parking de Mendizabala. Están las de siempre: ratón vacilón, saltamontes, autos de choque, montaña rusa, noria, camas elásticas, toro sentado etc. También churrerías, casetas de vino dulce, puestos de comida variada, tómbolas, bingos, juegos de tiro y el gran circo Holiday. Normalmente, la feria funciona en horario de tarde y noche, pero ayer fue día popular y las puertas del recinto se abrieron de mañana a precios especiales; una locura.

Un poco de ‘cague’

Junto a los autos de choque, Javier espera que Noa y su amigo Ander bajen de la atracción Rocket. Se ha venido a las barracas con sus hijos Noa y Oier y sus sobrinos Izan y el pequeño Adei. Cuenta que esta barraca es la más “contundente de la feria, un tipo de balancín que gira 360 grados”, por eso gusta a adolescentes como Noa y Ander que cuando pisan tierra de nuevo aún mantienen el subidón. “Está muy bien, aunque un poco de cague ya nos ha dado cuando da la vuelta completa, parece que te vas a caer porque se te levanta el culo del asiento”; describen antes de dirigirse a la montaña rusa.

"Cuando da la vuelta completa, parece que te vas a caer porque se te levanta el culo del asiento"

Noa y Ander

Oier ha probado spider, “parecido al saltamontes; me ha gustado la sensación de vértigo y velocidad y quiero subir también a la montaña rusa y al ratón vacilón”, pide, al igual que sus primos. Javier les entiende perfectamente. “Si no me vengo con ellos, no disfrutan del día popular de precios e igual no te lo puedes permitir otro día”, señala. Por eso, se han puesto el límite de dos o tres barracas y, por la noche, a ver los fuegos artificiales, ya que en esta familia “hay ganas de fiestas”.

"Me agarro fuerte y ya está

A Iria, de 7 años, se le salen los ojos de sus órbitas a los pies de la nube, pese a los gritos que se escuchan entre los que vuelan y se balancean de lado a lado. No le importa. “Me agarro fuerte y ya está”. Luego, “repetir y repetir en otras atracciones”, dice; su hermana Nahia, de 4 años, es más prudente, reconoce su aita, Mikel. “Ya es el tercer o cuarto día que venimos; son muy caras, pero tampoco hay mucha alternativa; no sé si merece la pena esperar a los días populares; esto, enseguida se va a poner a tope”, indica antes de pasarse por alguna tómbola y comer unos churros, que “son sagrados”.

"Luego iremos a comer unos churros, que son sagrados"

Mikel

Es mediodía y al recinto no dejan de llegar familias con niños y niñas y grupos de adolescentes; el calor comienza a apretar; los pequeños no parecen notarlo, pero pesa entre los mayores. Abanico en mano, Eguzkiñe y Nela esperan el pitido final de la noria infantil en la que encantados se balancean los pequeños Julen, de 4 años, y Alaia, de 2. “Hoy que se monten en todas las atracciones que quieran y los demás días... también”, reconoce Eguzkiñe, que se ha venido con el refuerzo de los abuelos, Jesús y Nela, animados también a subir en alguna barraca; su hermano mellizo Garikoitz, con su mujer Elisa, y la pequeña Alaia, hija de ambos.