Gorka Ortiz de Urbina lo tiene claro: "lo primero es la salud. Ya habrá tiempo de celebrar". Desde 2001, encarna a Celedón. Y, si tiene que elegir un recuerdo, se queda con el año 2007, cuando ascendió hasta la balconada de San Miguel junto a Iñaki Landa. Hoy, en cambio, no habrá txupinazo. No toca. No habrá fiestas, admite, pero recuerda que "hay quien no va a poder disfrutar de nada más, que no va a estar ni este año, ni el que viene, ni el siguiente". Es momento de ser responsables.
Me imagino que de La Blanca tendrás muchos recuerdos. ¿Te quedas con alguno en especial?
-Tendría mucho donde elegir, pero si tengo que quedarme con algo me quedo con la celebración del 50 aniversario de Celedón. El año 2007 quizás es el que recuerdo con más cariño. Evidentemente, el primer año que encarné a Celedón también fue especial, pero en 2007 se me juntaron muchas cosas. Fui padre por primera vez, pasar la plaza junto con Iñaki Landa y que el día anterior los dos pudiésemos ir a ver a José Luis Isasi al hospital de Leza, donde ya estaba muy malico, me hace recordar 2007 como el año más especial.
Quién te lo iba a decir, con la pesadilla vivida en 2006, cuando se supo que te escoltaban policías municipales en tu subida a la balconada de San Miguel. ¿El peor año quizás?
-Sí, creo que ese año es el más ingrato por el resultado. Quiero dejar claro que yo iba con municipales e iba encantado. Lo que la gente no sabe es que eran voluntarios, que después de acompañarme a mí, se vestían el uniforme y a currar como los demás. He tenido muchas discusiones a cuenta de ellos y siempre digo lo mismo: no les puedo estar más que agradecido de la labor de protección que hacían. Y la gente tiene que valorarlo también.
¿Y tu primer paso por la plaza?, ¿cómo fue?
-Buf, el año 2001. Si te digo la verdad, iba un poco engañado. Tenía 28 años y, como buen joven, no tenía la cabeza muy amueblada en todos los aspectos. Recuerdo los preparativos con Iñaki Landa en el piso. Y que él me decía que estuviese tranquilo, que pasar la plaza era como atravesar una calle de muchos bares. Ya, ya€ De que iba a ser fácil, para nada.
¿Y diferencias de aquel comienzo al año pasado?
-Llevo tres años que han sido una gozada, donde he disfrutado como un enano. Antes quizás podría pensar en aquello de pasar la plaza cuanto antes... Ahora, al contrario. Puedo darme el lujazo de saltar un poco más, disfrutar de otra manera. Y las neskas ya forman parte desde hace años también del acompañamiento a la balconada, lo cual es también muy importante para lograr unas fiestas más igualitarias.
¿Serían las fiestas diferentes si no hubiese Celedón?
-Todas las capitales vascas tienen su propio personaje, pero el nuestro es el único que se encarna en una persona de verdad. Y eso es lo que crea la diferencia de nuestras fiestas.
¿Cambiarías algo del día del txupinazo?
-Sería bueno que los y las ciudadanas que acuden a la balconada pudieran tener alguna participación más activa. El Ayuntamiento tuvo hace años la buena idea de posibilitar su presencia en el inicio de las fiestas y ahora, creo que debería pensarse cómo hacer que puedan disfrutar algo más ese momento.
¿Podrás tener relevo femenino?, ¿el descenso de una Zuriñe?
-Creo que las personas que tengan un pensamiento más tradicional pueden llegar a poner el grito en el cielo, pero ¿por qué no?. Una vez, en un encuentro con la escritora Toti Martínez de Lezea, le escuché decir que las costumbres empiezan desde cero y que éstas, las costumbres, podrán tener 300 años o 30 días, pero que todo comienza desde cero. Hay elementos en la propia fiesta de La Blanca que antes tenían sentido y ahora no. Los toros, por ejemplo, ya no hay. Así que es un debate que habrá que abrirlo y estudiarlo. Otra cosa será encontrar a una neska dispuesta a ello, pero, insisto, ¿por qué no?.
En todo caso, todo deberá esperar. También las fiestas de este año€ ¿Cuál es el mensaje?
-Este año no hay fiestas y debemos ser responsables por el bien común para no contagiar a otros. Creo que lo más importante es que debemos pensar más en los demás y no tanto en nosotros. Lo principal es la salud. Todos tenemos en casa o en nuestro entorno a alguien que puede ponerse muy enfermo. Y debemos pensar en eso. Este año no vamos a disfrutar de las fiestas, pero hay quien no va a poder disfrutar de nada más, que no va a estar ni este año, ni el que viene, ni el siguiente.
¿Harás algo especial mañana?
-Vestir, me vestiré. Y, si tenemos posibilidad, iremos a comer a algún sitio. Creo que poder hacer algo el día de La Blanca no tiene porqué estar reñido con el descontrol. Evidentemente, lo que no voy a hacer es juntarme, después, con la cuadrilla. Eso no. Lo que tenemos que hacer, en todo caso, es que no se repitan imágenes como la celebración del título de Liga del Baskonia.
La historia. Aunque existen varias versiones sobre la identidad de Celedón, la más verosímil sobre quién fue -según explican los historiadores Virginia López de Maturana y Santiago de Pablo en su libro Álava Insólita- es la de que Celedón representa a Celedonio Anzola García. Se trataría de un aldeano de Zalduendo que logró tener una casa en el número 86 de la calle Zapatería de Vitoria-Gasteiz con ventana y balcón. En 1957 se realizó la primera bajada del personaje en la Plaza Nueva.