El sector farmacéutico funciona como un motor para la salud y el bienestar, pero también constituye un pilar económico y es un gran impulsor del avance médico y científico. Con el objetivo de reforzar su rol, un grupo interministerial junto a las principales agentes del sector, ha elaborado la Estrategia de la Industria Farmacéutica 2024-2028, un plan impulsado por el Gobierno central dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, con los siguientes tres ejes principales. 

Acceso y sostenibilidad del sistema sanitario

La Estrategia de la Industria Farmacéutica parte de la importancia de poder garantizar el acceso a nuevos medicamentos sin comprometer la sostenibilidad financiera del Sistema Nacional de Salud. En ese sentido, se proponen medidas sobre eficiencia, control del gasto y la transparencia en los procesos de evaluación, financiación y fijación de precios. 

Uno de los ejes clave es la creación de un sistema nacional para evaluar tecnologías sanitarias y decidir sobre la financiación de medicamentos, con procedimientos claros y separados entre evaluación y negociación.

Por otro lado, se propone también adaptar el sistema nacional al marco europeo de evaluación clínica de tecnologías sanitarias, establecer mecanismos de acceso temprano a medicamentos (uso compasivo, financiación provisional) y agilizar los procedimientos de financiación con criterios claros, transparencia y rendición de cuentas. Además, se busca reforzar el uso de datos clínicos y económicos, definir criterios para la exclusión de fármacos de la financiación pública y fomentar una política de comunicación clara.

Uno de los ejes clave para la Estrategia de la Industria Farmacéutica es garantizar el acceso y sostenibilidad del sistema sanitario

Otras medidas contemplan la reforma del sistema de precios de referencia para que haya más flexibilidad y sostenibilidad, mejorar los procedimientos de compra pública, el reconocimiento de nuevas indicaciones para medicamentos ya existentes, y la creación de un sistema nacional de información sobre consumo y gasto farmacéutico. Por último, se propone abordar la incorporación de biomarcadores y pruebas genéticas al SNS y fomentar el uso de medicamentos genéricos y biosimilares para mejorar el acceso y reducir costes.

Fomento de I+D+i

El liderazgo en investigación clínica a nivel estatal ha llegado a convertirse en toda una referencia en Europa. Para seguir por este camino ascendente, debe fomentarse la colaboración entre diferentes agentes estratégicos como la administración, el sector privado, hospitales, centros de investigación e institutos sanitarios. El valor de la investigación clínica mejora la calidad y la igualdad en la atención sanitaria, permitiendo a los pacientes acceder a tratamientos innovadores antes de su aprobación oficial.

Debe fomentarse la colaboración entre diferentes agentes estratégicos como la administración, el sector privado, hospitales, centros de investigación e institutos sanitarios

El documento recoge la necesidad de seguir impulsando la investigación preclínica y traslacional de alta calidad, incorporando ciencia regulatoria desde fases tempranas para facilitar la transferencia de conocimiento y acelerar la llegada de innovaciones al mercado. Actualmente, el 44% de la inversión en I+D de las empresas se destina a proyectos colaborativos con hospitales, universidades y centros científicos. Este modelo genera valor económico y social, ya que acelera el desarrollo de soluciones sanitarias.

Por su parte, el PERTE para la Salud de Vanguardia ha incrementado la inversión en I+D+i a través de programas, y nuevas colaboraciones público-privadas —como TERAFRONT— los doctorados industriales, las asociaciones europeas y nuevas sociedades público-privadas. 


Competitividad y autonomía 

Europa está perdiendo peso en inversión en I+D de nuevos medicamentos frente a potencias como Estados Unidos y Asia. A esta tendencia se suma una disminución en la fabricación de medicamentos genéricos y principios activos, lo que ha generado una fuerte dependencia de terceros países. También se suman, en la actualidad, otros retos como la resistencia a los antibióticos, los problemas de desabastecimiento, las tensiones en las cadenas de suministro, las exigencias medioambientales y la amenaza de nuevas pandemias.

Europa sufre una disminución en la fabricación de medicamentos genéricos y principios activos, lo que ha generado una fuerte dependencia de terceros países. Pixabay

Las instituciones europeas han reconocido la necesidad de recuperar la soberanía farmacéutica y las herramientas para ello consisten en atraer talento, inversión y generar empleo de calidad, apoyándose en la Autonomía Estratégica Industrial como una de las principales palancas. Por su parte, el fortalecimiento del sector farmacéutico estatal pasa por tres grandes ejes: reforzar la soberanía industrial para dar una respuesta rápida y eficaz ante situaciones de emergencia sanitaria; impulsar la transformación tecnológica y ambiental con el fin de crear un entorno favorable y atraer inversiones estratégicas; y, por último, apostar por la biotecnología como motor de innovación.