Las dudas de los consumidores a la hora de adquirir un vehículo se han incrementado en los últimos meses y se debaten entre la adquisición de un coche eléctrico, uno híbrido o uno de combustión, y no lo tienen nada claro. De hecho, la mayoría prefiere esperar y observar cómo se desarrolla el sector y cómo se resuelve la crisis energética en los próximos meses.
De hecho, aquellos clientes que desean contribuir a la descarbonización de la automoción, adquiriendo un vehículo eléctrico, se topan con ciertos inconvenientes que paralizan su compra por el momento. Entre ellos, cabe destacar el precio de este tipo de tecnología, a priori más cara que su alternativa en motor convencional y que ha visto incrementados los costes de fabricación a lo largo de los últimos meses. No es la única pega. Las limitaciones en la autonomía de las baterías o la falta de infraestructuras de recarga se suman a la lista de contras a la hora de apostar por un vehículo 100 % eléctrico.
Una recuperación gradual Aun con todo, y a pesar de unas expectativas poco halagüeñas para este 2022, Europa espera una lenta recuperación del sector de la automoción, muy gradual, de aquí a cinco años, motivada en gran medida por el impulso definitivo del vehículo eléctrico. Según el estudio Global Automotive Consumer de 2022, publicado por Deloitte, el 63% de los consumidores españoles optarían por un modelo no convencional a la hora de adquirir un nuevo vehículo. Eso sí, el 34% se decantaría por un híbrido, el 20% por un híbrido enchufable y solo un 9% por un modelo totalmente eléctrico.