Síguenos en redes sociales:

Editorial

Editorial

El Vaticano elige a un sucesor

León XIV es ya el nuevo sumo pontífice de la Iglesia católica tras una elección rápida para los estándares del procedimiento, lo que cabe interpretarse como un amplio reconocimiento de la figura del cardenal de origen estadounidense Robert Prevost, que es el primer Papa nacido en ese país. Prevost era uno de los nombres que fueron ganando fuerza en las quinielas por varias condiciones que son, a su vez, indicativas de lo que cabe esperar de su pontificado. En primer lugar, y seguramente por encima de todo, León XIV es un auténtico sucesor de Francisco en el sentido amplio de su obra pastoral. Fue llamado a Roma por el propio Bergoglio para dirigir el Dicasterio de los Obispos, que es el departamento vaticano encargado de la elección y nombramiento de estos prelados superiores que constituyen el cuerpo central de la jerarquía católica y la pieza fundamental de la organización de las diócesis. Además, el hasta ayer cardenal Prevost ha mostrado una conexión pastoral muy intensa con la obra de Francisco. Ha sido una voz completamente alineada con la visión del anterior Papa en su lucha por asistir a los más desfavorecidos, con especial atención al fenómeno de la migración. Esto hace que, sobre el papel, no vaya a ser un pontífice “cómodo” para los gobiernos occidentales y, especialmente, para la administración Trump, cuya preferencia iba claramente en otra dirección de perfil mucho más conservador. León XIV recibe un orbe en el que la paz se convierte en un reto principal para su labor. Sus primeras palabras apuntaron ayer mensajes nada crípticos y sí muy claros: unidad, paz, perseverancia y actuar con valentía en una intervención en la que no pasa desapercibida su apelación a la inclusión. Las especulaciones sobre maniobras de un sector moralmente más conservador, incluso revisionista, de la línea trazada por Francisco quedan en segundo término. No espera una labor sencilla a Prevost ni en su función de referente ético internacional ni en la de pastor de la Iglesia católica. Tendrá que manejar la ansiedad de quienes reclamaban ya a Bergoglio una mayor radicalidad en sus reformas, sin perder de vista que, además de los dogmas de la fe, hay una pulsión ideológica en materia de familia, mujer, diversidad sexual, obra pastoral o participación para lo que pidió ayuda para tender puentes.