El adelanto de las elecciones generales al 23 de julio anunciado hace justo una semana por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras la debacle del PSOE en las urnas el 28-M es un claro intento del dirigente socialista de salvar los muebles –los suyos propios y los de su partido– por interés político pero va a tener efectos colaterales perversos en cuestiones que afectan muy directamente a la ciudadanía. Las consecuencias más inmediatas de la obligada disolución de las Cortes que conlleva el adelanto electoral van a ser, desde la perspectiva vasca, la suspensión sine die del calendario de transferencias a Euskadi acordado entre los Ejecutivos vasco y español y, a nivel general, que más de 60 leyes que estaban tramitándose en las Cortes queden en el limbo legislativo. El primero de estos efectos supone el flagrante incumplimiento de los compromisos adquiridos por parte de Sánchez y su Gobierno para la ejecución íntegra del Estatuto de Gernika. Más de cuatro décadas después de su aprobación en referéndum por la ciudadanía vasca, la norma que rige la convivencia y las relaciones políticas e institucionales en Euskadi –una ley orgánica– seguirá sin cumplirse, lo que cada día que pasa es más grave y deteriora de manera profunda el marco de confianza y lealtad institucional mutuo, con el agravante de la incógnita del próximo gobierno que surja de los resultados del 23-J. Asimismo, el nuevo periodo abierto por el adelanto de las generales conlleva que 25 leyes procedentes de decretos-leyes en vigor, otras ocho aprobadas por el Gobierno y una treintena impulsadas por los distintos grupos parlamentarios no vayan a ver, de momento, la luz. Algunas de ellas son normas que han esperado mucho tiempo y su aprobación debería ser una urgencia, como la Ley de Salud mental, la Ley de la ELA, la de olvido oncológico, la de movilidad sostenible, de desperdicio alimentario, la ley de familias o el decreto contra la sequía. Hay que reseñar que varias normas y medidas fueron aprobadas o anunciadas por el propio Sánchez en periodo electoral. Queda también pendiente la prórroga de algunas medidas anticrisis y la ejecución de los fondos europeos. No cabe duda de que Sánchez, en su huida hacia delante, ha antepuesto sus intereses políticos por encima de las necesidades y urgencias de la ciudadanía.