a crisis económica derivada de la pandemia de covid-19 a la que se ha unido el brutal impacto de la guerra causada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia con la derivada de las sanciones impuestas y previstas contra el régimen de Vladímir Putin, así como otros conflictos ligados a una frágil e inestable situación geoestratégica -léase el problema del Sáhara-, están poniendo aún más de relieve la imperiosa necesidad de repensar la estrategia energética a nivel europeo. El continuo chantaje impuesto por Rusia respecto a sus suministros de gas -que además financian su guerra-, así como el de algunos otros países, también de los productores y exportadores de petróleo, están agudizando y profundizando la crisis energética con consecuencias demoledoras en la economía. Esta coyuntura, insostenible en el tiempo, debe ser un punto de inflexión definitivo. Euskadi, el Estado español y Europa en su conjunto deben redefinir de manera urgente sus sistemas de generación, producción y consumo de energía. Máxime teniendo en cuenta la cada vez más imperiosa necesidad de acometer una “rápida y profunda” reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores, tal y como señala el demoledor informe aprobado el lunes por el Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC) para frenar el calentamiento global y evitar un daño irreparable al planeta. En este contexto, la celebración en Euskadi de la cumbre europea del sector eólico -el WindEurope Annual Event 2022-, inaugurada ayer en el BEC ofrece una oportunidad en el rediseño de un nuevo modelo energético y económico más limpio y sostenible, más justo, más seguro, más rentable y más independiente de los recursos externos -sobre todo de países no democráticos y que no respetan los derechos humanos- y que ofrezca una solución viable a los acuciantes problemas que nos acechan. Las energías renovables, y entre ellas la eólica, son sin duda la gran alternativa a los combustibles fósiles causantes del cambio climático y sujetos a vaivenes y conflictos De hecho, la directora general de Energía de la Comisión Europea, Ditte Juuk Jorgensen, situó a la energía eólica como “pieza clave” para alcanzar los objetivos de la transición energética en Europa. Euskadi debe estar en cabeza en el impulso a esta transición verde hacia un nuevo modelo energético.