as nuevas medidas restrictivas adoptadas con carácter general ayer por el comité asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi (LABI) bajo la presidencia del lehendakari, Iñigo Urkullu, tras la declaración de la emergencia sanitaria se antojan, analizada la nueva realidad epidemiológica caracterizada por el mantenimiento sostenido de los nuevos contagios diarios por covid-19 y el preocupante aumento de los ingresos hospitalarios, adecuadas a la gravedad de la situación y al riesgo que supone para la salud pública y para el propio sistema sanitario. Urge frenar esta oleada y sus consecuencias de todo tipo. La consejera, Nekane Murga, dejó claro ayer que la CAV “continúa inmersa en una fase ascendente de una nueva ola epidemiológica” y quitó importancia a la reducción de casos positivos detectados en los últimos días. De hecho, atribuyó esta disminución a los “dientes de sierra” a los que también ha aludido siempre cuando se trataba de analizar los incrementos de positivos que arrojan los test PCR. Los principales indicadores muestran que el virus continúa muy activo, como prueban los aumentos de ingresos en los hospitales, con 165 personas internadas en planta y 17 en las distintas UCI. Además, preocupa especialmente que los contagios se producen cada vez en personas de mayor edad y que el covid-19 ha vuelto a entrar en las residencias. Todo ello configura un panorama preocupante que hay que atajar. Las medidas adoptadas ayer -que podrán endurecerse de forma “quirúrgica”- van, precisamente, en la línea de frenar el fuerte impacto que está teniendo la pandemia y cuya incidencia amenaza el futuro inmediato, ante el regreso mayoritario a la actividad y la apertura del nuevo curso escolar, para el cual existen también protocolos y planes de actuación en marcha. Son, en general, normas asumibles, aunque obviamente tendrán impacto en nuestras vidas, sobre todo en el ocio y las relaciones sociales, aunque serán más lesivas en la hostelería y en el colectivo de personas mayores que se encuentran en residencias y sus familias. Nos encontramos en un momento especialmente crítico en el que Euskadi debe afrontar el final del verano en mucha mejor situación epidemiológica que la actual, para lo que es imprescindible, por responsabilidad y compromiso social, el estricto cumplimiento de las medidas implantadas. El riesgo de no hacerlo es muy alto.
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