uskadi, la ciudadanía vasca, vive hoy una celebración del Aberri Eguna muy especial, condicionada por la emergencia sanitaria y el estado de alarma ante la grave crisis provocada por la pandemia global del coronavirus. A lo largo de sus ya 88 ediciones, el Aberri Eguna ha vivido situaciones muy difíciles, durísimas, y se ha desarrollado en contextos y circunstancias de alto riesgo. No hay más que recordar los tiempos de la guerra, de la posguerra y del franquismo y posfranquismo para entender las condiciones en las que tuvieron lugar numerosos Días de la patria vasca: prohibición, represión despiadada, persecución, cárcel, obligada celebración en el exilio, estados de excepción... Hoy, la coyuntura es muy distinta, pero también corresponde conmemorar una jornada histórica en momentos muy duros. La cruel enfermedad se ha llevado hasta ayer la vida de 756 personas en Euskadi y se contabilizan más de 10.000 contagios confirmados. Como corresponde a una crisis de estas características, las instituciones y la ciudadanía vasca están plenamente comprometidos en la lucha contra esta pandemia global y dispuestos a afrontar después con garantías sus consecuencias personales, sociales y económicas, que serán también graves. Una actitud de cuidado mutuo y protección personal y colectiva y un compromiso que, hoy más que nunca, reflejan a la perfección el sentido de patria y de construcción de la nación vasca. Por ello, confinados, de forma responsable, en sus domicilios, los vascos y vascas estamos llamados hoy, como cada año pero de manera especial en las actuales circunstancias, a celebrar un Aberri Eguna diferente pero multitudinario, una jornada al mismo tiempo de conmemoración y recuerdo a las víctimas de la pandemia -está convocado un minuto de silencio a las 12.30 horas-, de reconocimiento a todos los trabajadores -los sanitarios, en primer lugar- que luchan en la vanguardia contra el coronavirus y de esperanza porque, con el esfuerzo colectivo, estamos en el camino de frenar la enfermedad, recuperar poco a poco la normalidad y afrontar el futuro. De ahí que, tal y como han convocado diversas iniciativas civiles, sociales y políticas, la ciudadanía está llamada hoy a colocar la ikurriña en el balcón o ventana -puede hacerlo con la que reproduce hoy DNA en sus páginas centrales- como expresión de memoria, agradecimiento y esperanza: #ikurriñaetxean.