En marzo de 2015 Euskadi asomaba la cabeza tras sufrir “en 2012 y 2013 el impacto de la crisis económica desatada en 2008 con la caída de Lehman Brothers”. Imanol Pradales se sentaba a la mesa en Gordexola como diputado en el primer desayuno organizado por la asociación empresarial Enkarterri Group. Desde entonces “el Brexit, la pandemia de covid y la guerra en Europa” con la invasión rusa de Ucrania han puesto a prueba a instituciones y ciudadanía en un “reto permanente” que sube un peldaño más con “el momento de incertidumbre global que vivimos”, ha analizado el lehendakari durante el acto del décimo aniversario de los encuentros para abordar retos de la comarca entrelazados con distintas áreas.

En el contexto internacional que abrió el segundo mandato de Donald Trump, y con la seguridad en el centro del debate, “Europa ha de jugar la partida, proteger un modelo determinado de entender la sociedad y la democracia y defender su autonomía estratégica”, ha asegurado durante su intervención en el Zalla Zine Antzokia. Pradales ha reconocido que regresó de su viaje a Estados Unidos “con una sensación de preocupación” por el posible efecto de la política arancelaria, con “el 25% adicional para todas las compañías o países que pretendan exportar vehículos que conocíamos ayer mismo”.

Y es que “si la economía de Estados Unidos gripa, esto le afecta al mundo, a Europa y nos afecta a nosotros también como vascos”. De hecho, “entre el 20 y el 25% de lo que exportamos en 2024 se encontraría hoy pendiente de los arancelesbásicamente para automoción, siderurgia y metalurgia, aluminio y, en menor medida y producto agroalimentario y relacionado con vinos”De los aproximadamente 2.000 millones de euros totales de exportaciones “hablamos de unos 500” en los sectores citados. Un impacto “cualitativamente relevante”.

Imanol Pradales, durante su intervención BORJA GUERRERO

El recientemente constituido Grupo de Defensa Industrial “monitoriza” las consecuencias para Euskadi de estas medidas “y otros movimientos en el comercio internacional”. Puesto “en perspectiva, de los diez mercados a los que exportamos desde Euskadi, ocho pertenecen a Europa, el resto son Estados Unidos, (el cuarto más importante para nosotros, con unos 2.000 millones de exportación el pasado año) y México. Con todo, ha calificado la situación de “mejor” en comparación con el primer período de Trump en la Casa Blanca porque “empresas vascas que hoy cuentan con plantas en Estados Unidos han aprendido y pueden salvar este problema”. Asimismo, ha abogado por seguir cultivando las relaciones “empresariales, en el ámbito de la investigación, tecnológico, académico y también políticas e institucionales con estados a nivel local y hay que mantener esas alianzas porque persisten las oportunidades de cooperación y colaboración trasatlántica desde Euskadi”.

En el proceso de “reinterpretar cómo nos tenemos que mover en un mundo que ha cambiado” considera que el viejo continente ha de jugar un papel transformador. Ha pasado de “representar un 25% de la economía global a comienzos de los años 2000 a ser aproximadamente un 17% hoy” por la “pérdida de posiciones respecto a China y Estados Unidos”.

Ese jugar la partida al que ha aludido significa que “desde la Segunda Guerra Mundial se ha construido en Europa un proyecto de paz, con una serie de valores fundacionales que tenemos que continuar defendiendo: democracia, libertad, igualdad, justicia social y pluralismo”. Elementos que han forjado “un estado del bienestar, desarrollo económico y cohesión social único”.

Y para preservarlo resulta imprescindible “ser competitivos económicamente, industrialmente, mientras que hasta la fecha dependíamos en la energía de gran parte de Europa de la conexión con el gas ruso que se ha acabado, porque hay que desarrollar una política de seguridad energética, alimentaria, tecnológica…” En este sentido, “decisiones que se están adoptando últimamente”, como la aprobación del nuevo Plan Industrial Europeo, “sin perder los objetivos de descarbonización, la flexibilización de esos objetivos, la neutralidad tecnológica en relación con la descarbonización, la integración de un mercado de ahorros y capitales” para disponer de más capacidades financieras y “que soporten la necesidad milmillonaria de invertir en innovación e industrialización es bueno para el continente y para Euskadi: un país industrial” con dotaciones “científico tecnológicas muy relevantes y capital humano”.

Por ello, ha reivindicado “la capacidad histórica del pueblo vasco para adaptarse y leer bien los momentos”. La coyuntura actual “nos exige reforzar el proyecto europeo en su renacer”, ha reiterado, del que Euskadi ha formado parte “con el lehendakari Aguirre a la cabeza en aquellos equipos internacionales que en las décadas de los cuarenta y cincuenta participaron en los debates que luego dieron pie a la Comunidad Económica del Carbón y el Acero”. Europa ha de convertirse “en nuestro mecanismo de crecimiento y defensa y ahí nos queda un gran recorrido” en una “apuesta por la reindustrialización vasca” en un pueblo que “lleva la industria en el ADN, no os tengo que contar en Enkarterri con las forjas y herrerías”. Sin perder de vista “el humanismo que ha impregnado la manera de hacer país, con la persona en el centro de las políticas públicas y lograr una sociedad avanzada económicamente y cohesionada socialmente”, ha concluido el lehendakari.