De la semilla de un pequeño taller en Olabeaga ha brotado un roble de medio siglo de vida con presencia en 24 países y más de 4.100 empleados. El proyecto arrancó con los cuatro fundadores al frente y un ingeniero especializado en innovación. Hoy factura más de 650 millones de euros e invierte 35 millones en I+D. “De Euskadi al mundo”, proclama su consejero delegado, Adolfo Rebollo, ingeniero eléctrico que ha crecido con la compañía desde su contratación hace 26 años. Persona de acción, del negocio, más que de números, insiste en que se publique la cifra exacta de trabajadores en la CAV y Navarra, 2.552 personas, porque el “mayor capital” de la multinacional son sus trabajadores. Son la energía que mueve Ingeteam ya sea a través del desarrollo tecnológico o en la cadena de producción. Su posicionamiento local e internacional es un termómetro muy fiable de las perspectivas de la economía y la ralentización que se producirá el próximo año. A corto plazo hay “preocupación”; a largo, “optimismo y esperanza”.
Ingeteam celebra su 50 aniversario en un momento interesante para la compañía.
Es un momento apasionante. Les digo a los fundadores que me siento hasta mal porque estoy llevando la compañía en un momento de máxima oportunidad. Estamos activos en todos los sectores de energía y, ahora que tanto se habla del cambio de modelo energético, estamos presentes en todas las actividades: redes inteligentes, carga de coches eléctricos, hidrógeno verde, barcos eléctricos, trenes, etc. Estamos activos y es un mercado mundial que crece. La cuestión es a qué velocidad lo hace. Y no se ve la velocidad necesaria.
Nada escapa a la incertidumbre.
Es un momento de máxima oportunidad, pero también de máxima dificultad. Dificultad porque, primero con la pandemia y luego con la política del covid cero de China, la cadena suministro mundial está atenazada. Problema de transportes, guerra de Ucrania, encarecimiento de combustibles... Nadie sabe el motivo por el que han bajado los precios del petróleo a niveles prepandemia, pero las gasolinas siguen estando a dos euros. Nadie se explica porque el gas ha estado a los precios que ha estado. No lo justifica el precio real del gas, parece más fruto de la especulación.
¿Cómo superan esos obstáculos?
Cada día es un reto. Es muy difícil producir los bienes de equipo que producimos o poder entregar los servicios que prestamos. Los componentes o bien llegan tarde o bien son muy caros. Nuestra mano de obra, como la de cualquier empresa, se ha encarecido con el IPC y nuestros precios no han subido con el IPC. La mirada a largo plazo es sin duda de esperanza y optimismo. La mirada a corto, de preocupación por sacar el día a día.
Un nuevo reto para Ingeteam tras medio siglo enfrentándose a contratiempos y transiciones. ¿Cuál es el secreto?
Somos muy flexibles y muy dinámicos. Es la combinación que nos hace diferentes. Otros competidores son mucho más grandes; compañías que tienen diez veces nuestro tamaño. Son como un elefante, cuando pisan aplastan, pero cuando ellos van nosotros hemos ido y hemos vuelto diez veces. No podemos olvidarnos de lo que somos. Tenemos que seguir con los pies en el suelo, ser súper cercanos a nuestros clientes y entender bien sus necesidades.
¿Es posible hacer proyecciones en el contexto actual?
Hoy en día es muy difícil hacer negocio. El escenario es impredecible y por eso es interesante ser flexible. Luego tenemos otros aspecto diferencial: la tecnología, que es propia y que adaptamos a las necesidades de cada momento. Eso nos sitúa entre los líderes. Sin embargo, lo que producimos tiene en esencia cobre, aluminio y chapa magnética, además de muchos chips. Y conseguir chapa magnética ahora mismo es un dolor. Está cara y escasea.
¿Limita esa circunstancia las perspectivas de crecimiento?
Dificulta, pero no limita. Se está viendo la luz al final del túnel. Curiosamente en el acero no, pero sí en el resto de componentes. Los plazos de entrega se están cumpliendo, lo que hasta ahora era imposible. No había forma humana de planificar. Todo lo que planificabas se incumplía. No era responsabilidad nuestra, pero los clientes, que sí son nuestra responsabilidad, se enfadaban y había que renegociar contratos. Pensamos que el año que viene se va a estabilizar la cadena de suministro.
¿Se aclarará ese frente pronto?
Mientras China siga así, con confinamientos, no. Hay muchos componentes que son chinos y van a pasar uno o dos años hasta que esto se estabilice y hasta que, tanto nosotros como nuestros clientes , dispongamos de cadenas de suministros por hubs geográficos. Europa para Europa, Asia para Asia, América para América, eso es a lo que parece que tendemos después de esto. Lo positivo es que tenemos implantación en India, Estados Unidos y aquí. Podemos cubrir Asia, América y Europa. No es sencillo, pero estamos trabajando en ello, peleando día y noche para conseguirlo.
En la celebración del 50 aniversario, envió un mensaje crítico a Europa: el proceso de descarbonización no se puede parar por estos contratiempos.
Es una pena, porque Europa está en la vanguardia de la energía renovable. No hay duda. No es menos cierto que depende de un recurso natural, el Sol o el viento, y no los puedes programar. Aprovechar esas fuentes de energía beneficia a todos, porque, ahora que está entrando la energía eólica, el precio baja. Cuando entra el gas sube. Se necesita en cualquier caso planificación. La Unión Europea debe regular. Es necesaria una política energética fuerte. Europa tiene la tecnología y está en la posición ideal para tomar la delantera y desarrollar una industria que tiene buenos sueldos y capacidad de tracción de la economía.
En la ecuación entra ahora el hidrógeno verde, ¿está posicionada Ingeteam en ese frente?
Estamos sacando ya nuestros primeros productos, pero tardaremos tres o cuatro años en ver dinamismo en ese segmento. Además, creo que el hidrógeno será una oportunidad en los consumos que no se puedan electrificar. No le veo tanto recorrido por ejemplo como sustituto de los carburantes en los vehículos privados, pero sí en aviones, barcos o en la industria que necesita altas temperaturas en su producción, como la siderurgia. En cuatro o cinco años los coches eléctricos serán competitivos respecto a los de gasolinas, pero el precio del hidrógeno limita su aplicación a la movilidad privada.
Juegan en cualquier con ventaja, por la evolución a una economía más electrificada.
Sin duda la oportunidad está ahí. La electrificación de la sociedad es una necesidad porque sin ella no va a ser posible parar el calentamiento global. Y tenemos la tecnología para competir a nivel mundial en esa industria.
Ingeteam es líder en instalación de puntos de recarga del coche eléctrico en el Estado, ¿dónde más puede crecer en ese ámbito?
Ahora mismo básicamente en el punto de recarga. No estamos en los equipamientos que se utilizan en los coches, que son muy pequeños. Fabricamos grandes dispositivos eléctricos. Hacemos relojes de iglesias, no de pulsera. Fabricamos dispositivos que propulsan un barco o un tren, pero no hacemos cargadores de ordenadores portátiles. La tecnología que hay dentro de un coche eléctrico es casi de reloj de pulsera. Por ser fieles a lo que sabemos hacer, apostamos por el negocio de los puntos de recarga, que es un negocio de cientos de miles de millones de euros y donde podemos marcar la diferencia. Y estamos en los trenes de alta velocidad, en los tranvías, en los metros, allí donde el equipo es más grande. Somos referencia en dispositivos que tienen más de una tonelada de peso.