Son los dos motores industriales de Euskadi y, por supuesto, la proteína que fortalece el músculo económico de Álava, el más industrial de los tres territorios vascos en relación a su población. Las plantas de Mercedes-Benz y Michelin afrontarán durante la semana que entra las votaciones que han de determinar la identidad y la composición de sus respectivos comités de empresa.

En total, están llamados a las urnas unos 8.400 trabajadores, 4.900 en la firma automovilística y poco más de 3.500 en el fabricante de ruedas. Ellos decidirán la forma de encauzar las relaciones laborales durante los próximos cuatro años. 

En el caso de la firma de la estrella, la legislatura empieza con perspectivas razonablemente optimistas, con un convenio recientemente aprobado y con la promesa de fuertes inversiones y de ampliación de las actuales instalaciones para hacer frente a los retos de las electrificación.

En el caso de Michelin, el actual convenio concluye con este año y las negociaciones para establecer un nuevo marco de relaciones laborales se esperan intensas, sobre todo, por la incidencia de la actual crisis de inflación, que ha dejado sin efecto los incrementos ya pactados.

En cualquier caso, en ambos casos, la repercusión de lo que determinen las urnas será inmediata e irá mucho más allá de las relaciones laborales dada la trascendencia que ambos centros industriales tienen sobre Gasteiz y Álava, ya que aparte de a las plantillas directas, ambas industrias generan un ecosistema de compañías auxiliares y de proveedores que emplean a otros tantos trabajadores.