- La negociación de la reforma laboral enfila su recta final con las tres partes implicadas -Gobierno, patronal y sindicatos- exhibiendo sintonía aunque, eso sí, no exenta de cautela. Mientras la vicepresidenta Yolanda Díaz se muestra “moderadamente optimista” en alcanzar un acuerdo antes del 31 de diciembre, desde la CEOE Antonio Garamendi reiteró la voluntad de la patronal de llegar a un acuerdo sin descartar que sea necesario extender el diálogo a enero. Y los representantes sindicales reconocen “avances” pero también “resistencias”. La temporalidad y los convenios colectivos aparecen como los puntos de discordia de un texto que se discute cada día en la mesa de diálogo social.
Díaz asumió ayer que es posible que la negociación apure el plazo, fijado para el último día del año. “Como conozco a los interlocutores sociales, es probable que agoten los tiempos”, indicó ayer la ministra de Trabajo, quien, no obstante, dejó claro que “es posible el acuerdo”. “Quiero ser prudente, pero creo que es posible alcanzarlo”, logrando así “abordar el principal problema que tiene el país, que es la temporalidad”.
Por su parte, el presidente de la CEOE, subrayó ayer que “sería triste” que, por el hecho de que se deba tener cerrada la reforma laboral en una fecha, quedara algún punto pendiente y “todo se desbarrara”. Así, planteó la posibilidad de alargar la negociación “dos semanas más” si es necesario, porque, para la UE, “no hay problema”. El representante de los empresarios destacó que la mesa negociadora “ha abierto en canal todo el marco laboral” y, por tanto, hay muchos temas y complejidades por sectores que tratar. Aún así, la voluntad de la patronal es “intentar llegar a acuerdos”.
Al igual que el resto de los agentes sociales, el presidente de la CEOE apeló a la “discreción” de la mesa de diálogo y eludió hablar sobre la situación de las negociaciones. “No es tan sencillo resolver los temas con una frase”, indicó. Por su parte, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, reconoció que la negociación “está madura”, aunque, al igual que Garamendi, prefiere exhibir prudencia, ya que el pacto “no debería caerse por cuatro días arriba o abajo”. “Las cosas no van mal, no soy pesimista, pero está aún sin cerrar”, añadió el dirigente vasco, que busca centrar el diálogo en soluciones que permitan atajar la alta temporalidad del mercado laboral e impedir la prevalencia de los convenios de empresa por encima de los sectoriales.
Sordo subrayó que Gobierno y agentes sociales están logrando avances en materia de contratación, pero advirtió de que hasta no estén todos los temas cerrados, no habrá acuerdo. “Hay resistencias en algunos puntos”, indicó. Sordo defendió que “aún faltan cosas muy importantes”, como recuperar el equilibrio en la negociación colectiva o reforzar las sanciones a empresas que incumplan en materia de contratación temporal.
Encarecimiento. El presidente de la patronal advirtió ayer de que el encarecimiento de la energía empezó como algo “coyuntural” pero “empieza a ser estructural”, con lo que ello supone para el sector industrial. Garamendi explicó que la subida de los precios energéticos responde a un “proceso global”, agravado por “la tensión entre Rusia y Europa”, la entrada de “un 25% menos de gas” a través del gasoducto de España con Argelia, que pasa por Marruecos, y el envío de gas licuado, “más hacia Oriente”. “Se han bajado impuestos, pero se sigue recaudando más por impuestos, porque los impuestos se están beneficiando de la inflación. Habrá que tomar medidas desde ese plano”, agregó.