- Curtido en un sector histórico y estratégico para Euskadi, pero sujeto a constantes sobresaltos, José Antonio Jainaga afronta la entrevista distendido al final de su jornada de trabajo. Tras meses "muy oscuros", la luz brilla en el horizonte.

Convivir con la pandemia el año pasado convalida un máster de supervivencia para empresas, ¿cómo lo afrontó Sidenor?

—Fue un año complicado para nosotros, como para todo el mundo. En nuestro caso se unieron circunstancias particulares, porque teníamos en marcha una gran inversión en Basauri. Nos cerraron en marzo la empresa como a todos. En abril se vendió en España un 5% de los coches que se habían vendido el año anterior y dependemos muchísimo del mercado del automóvil. Paramos la inversión, que estaba prevista poner en marcha en agosto.

Al final se ejecutó.

—La paramos porque estaba todo tan negro que no sabíamos lo que iba a pasar. En mayo las cosas mejoraron y cuando vimos que teníamos gastado un 70% de la inversión, no pagado, pero sí ejecutado, tomamos la decisión de seguir adelante. Habíamos perdido dos meses y la modificación se retrasó a septiembre. A partir de entonces el mercado del automóvil empezó a tirar, algo inesperado. Nos pilló con el paso cambiado, pero con el nuevo tren de laminación de Basauri en marcha. Tras un marzo y abril absolutamente catastróficos, con unas perspectivas negrísimas, sin saber a dónde íbamos -tuvimos que plantear un ERTE a partir de septiembre hasta el 31 de marzo-, curiosamente, el último trimestre, sin ser excepcional, fue un trimestre decente.

Inferior a lo habitual, pero mejor.

—Sí, nada que ver con marzo y abril, cuando pensábamos que íbamos a un mundo nuevo y muy oscuro. El tercer tiempo del año ha sido mucho mejor que el segundo y, de hecho, el primer trimestre de este año está siendo bueno para lo que podíamos esperar hace doce meses. No está siendo el mejor trimestre de la historia, pero está siendo bueno.

¿Se despeja el horizonte?

—Bueno, la inquietud actual es si eso es lo que vamos a tener en los próximos meses o si va a haber un bajón, porque las ventas de coches no están en buena situación, todo lo contrario. En cambio, la producción de coches, al menos lo que nosotros vemos a través de los pedidos que nos llegan, no es mala. Hay una pequeña contradicción entre lo que se vende y lo que se fabrica y en algún momento es posible que haya un parón o un bajón. Pero estamos mucho mejor que en 2020 y mucho mejor que lo que podíamos esperar hace un año.

¿La clave de esa situación es haber continuado con la inversión, haber sido valientes?

—Bueno esa valentía es como cuando un avión se cae y te tienes que tirar y si el paracaídas no se abre€ La valentía viene de atrás, cuando decidimos invertir 130 millones de euros en Basauri. No lo hacemos para que nadie nos lo agradezca, pero es una apuesta por el futuro de la empresa y una apuesta de país, porque, para nuestro tamaño, 130 millones es muchísimo dinero. Y tienes que confiar en que el mercado te va a acompañar y que el mercado va a ir bien y tienes que confiar en que tus compañeros en esta aventura, los sindicatos y trabajadores, te van a ayudar. Nadie te agradece especialmente el esfuerzo, pero lo hemos hecho convencidos de que es bueno para el futuro de la empresa y especialmente bueno para Basauri.

¿Se han complicado las relaciones laborales durante la pandemia?

—No especialmente. Llegar a acuerdos en este país y conseguir que los sindicatos apoyen lo que propones es complicado. No hemos tenido conflictos especiales, pero tampoco hemos llegado a acuerdos. Pusimos en marcha el ERTE sin acuerdo con los sindicatos. Una pena porque las condiciones habrían sido mejores. Todo está pendiente de un juez, pero si nos da la razón habrán perdido todo lo que seguramente habrían conseguido negociando.

¿Y cómo se afrontó la reorganización interna del trabajo?

—Tuvimos dos meses de trabajo en casa, evidentemente para los que podían teletrabajar, no es posible laminar acero desde la cocina de casa. Luego tuvimos un debate interno sobre si había que volver a la oficina o no. Llegamos a la conclusión de que somos una empresa y dentro de la empresa tenemos que actuar de una manera coherente y no es lógico que el personal del tren de laminación se levante a las cuatro de la mañana para ir a la fábrica y el de la oficina se quede en su casa organizándose su horario. Y además los de la oficina tiene que relacionarse con los del taller no solo hablando por teléfono. A partir del 1 de septiembre volvimos todos, sin tensiones ni crisis desde el punto de vista sanitario.

En el ámbito de la comercialización también tuvieron que adaptarse, pero la cartera de pedidos está mejorando, ¿qué percibe de cara a los próximos meses?

—Aunque la evolución de las ventas de coches es mala, especialmente en España, nuestra cartera de pedidos está bien. No le voy a decir a un nivel históricamente bueno, pero sí a buen nivel. Sin embargo, están pasando cosas en el mundo, en Europa, que antes no se veían. Por ejemplo, paradas de cadenas de montaje de automóviles por falta de microchips. Eso es consecuencia de la pandemia, la capacidad de reacción de algunas empresas no es la misma. Eso puede generar en algún momento un parón en la producción y los fabricantes dejarán de comprar acero durante una temporada. Nadie sabe lo que va a pasar dentro de tres meses, pero la opinión general de nuestros clientes es que, dejando aparte esos problemas muy específicos en algunos componentes, la demanda de producción será sostenida, buena e incluso muy buena. Como hasta ahora e incluso mejor. Hay que tomarlo con mucha precaución, porque si el cliente no compra coches, cae la producción. Pero es verdad que ha habido una renovación del catálogo de las marcas, sobre todo muchos modelos híbridos que antes no había. Eso ha creado una demanda respecto a lo que se va a vender y la producción de coches se va a mantener o incluso crecer. No hay nada seguro, pero el escenario no parece catastrófico.

¿Cuándo podrá Sidenor recuperar los números de 2019, los de antes de la pandemia?

—Es posible que este año. El año 2018 fue un año excelente para nostotros. En 2019 la evolución fue claramente peor porque ya había una bajada cíclica. Yo diría que 2021 va a estar a nivel de 2019 o muy cerca, por lo que estamos viendo en estos primeros meses, podemos recuperar este año el nivel de producción previo a la pandemia.

Pocas empresas pueden decir lo mismo.

—Depende del sector. Si estás en el sector aeronáutico o la hostelería, lo tienes negro. Si estás en el sector alimentario o en la salud, pues sí. En ese reparto de cartas que nos ha tocado no podemos quejarnos. Hay sectores que están mejor, pero vemos 2021 con optimismo, con bastante optimismo. Si me hubiera preguntado en mayo del año pasado que esperábamos de 2021 no habría apostado por lo que estamos viviendo ahora.

Todo ello a pesar de que problemas que ya estaban enquistados en el sector del acero, como el precio de la electricidad, siguen sin resolverse.

—Eso es un problema crónico. Pero firmamos el pasado lunes un contrato de suministro de energía para diez años con Naturgy en unas condiciones que hoy son excelentes. Con un contrato tan largo en algún momento una de las dos partes se va a sentir agraviada, pero en los tres o cuatro próximos años lo que hemos firmado nos va a dar un ahorro con respecto al precio enorme que estábamos pagando hasta ahora. El problema de la energía en España no es solo que se paga mucho más que en otros países, el problema es la falta de visibilidad es absoluta.

¿En qué sentido?

—El coste eléctrico es un recurso esencial en nuestros costes y dependiendo de a cuánto lo pagues puedes ganar un poco de dinero o perder, así no se puede vivir. No es posible planificar inversiones sin saber si ese año vas a ganar dinero o no y eso depende de un recurso que no controlas, porque el precio de la electricidad está absolutamente fuera de lo que podemos controlar. Si compras en el mercado mayorista pagas al precio de ese día y no puedes negociar nada. No puede ser que en enero se pague la energía a 80 euros, en febrero a 20 y en marzo no se sabe. Así no se puede vivir. Me he quejado mucho es esta cuestión, porque creo que en España no se ayuda a los grandes consumidores eléctricos y si se quiere potenciar de verdad la industria hay que facilitarle la vida.

Acuerdo con Naturgy. Sidenor ha firmado esta semana un acuerdo para el suministro de energía con Naturgy. El acuerdo fija una tarifa plana para el 60% de su consumo, el resto lo tendrá que negociar en el 'pool' diario o en compras a futuro. Jainaga destaca que el contrato "da mucha tranquilidad" a la compañía vizcaína. "Las condiciones financieras son muy buenas porque todos los que se han acercado a nosotros en los últimos meses para firmar un contrato de suministro de energía nos pedían avales de más de 100 millones de euros para garantizar una compensación si nos retiramos. Con Naturgy el contrato es prácticamente sin garantías financieras".

"La renovación de catálogo de las marcas con los híbridos ha creado una demanda y la producción de coches se va a mantener o incluso crecer"

"En España no se ayuda a los grandes consumidores eléctricos y si se quiere potenciar la industria hay que facilitarle la vida"