- ¿Podemos seguir hablando de este 2021 como el de la recuperación, estando sumergidos en una tercera ola de la pandemia que inevitablemente impacta en la economía?
-2021 será el año de la recuperación. Es verdad que hemos empezado todavía mal, se parece más al año pasado que a ese 2021 con el que vamos a terminar. Pero yo creo que las vacunas cambian absolutamente el panorama. En la medida en que esas vacunas se vayan desplegando, y si continúan siendo efectivas ante posibles mutaciones del virus, creo que tenemos un punto de inflexión próximo muy claro y no necesita ni que lleguemos a la inmunidad de grupo, que se espera para finales de verano. En la medida en que se haya inmunizado a los grupos de mayor riesgo, vamos a notar una diferencia muy importante. Según datos de hace unos días del Instituto de Salud Carlos III, una de cada dos hospitalizaciones por covid y uno de cada tres ingresos en UCI son de personas de más de 70 años. En el momento en que esos grupos de edad estén inmunizados, la presión sobre el sistema sanitario se puede reducir enormemente y podremos permitirnos aliviar restricciones a la movilidad o a la actividad. Si vas a los grupos de edad de más de 60 años, representan dos de cada tres hospitalizaciones y dos de cada tres ingresos en UCI. Es verdad que hay riesgos: la cepa británica, el virus nos ha sorprendido antes... Hay incertidumbres, pero creo que hay elementos sólidos para contar con que dentro de pocos meses podamos estar en un escenario distinto al de ahora.
En ese escenario distinto, ¿en qué posición se encuentran Euskadi y Navarra? ¿Qué fortalezas presentan sus economías?
-Curiosamente, aunque Euskadi y Navarra cayeron menos que el conjunto de la economía española el año pasado y uno podría pensar que entonces su recuperación no sería tan fuerte este año, nosotros pensamos que este año crecerán también más que el promedio de la economía española, tanto Euskadi como Navarra. ¿Por qué? Porque va a ser muy importante el sector industrial. Y también porque el turismo, aunque se va a recuperar, todavía va a estar muy por debajo de los niveles de la época precovid, por lo que las economías menos dependientes de ese sector lo van a poder hacer mejor. Pero sobre todo destacaría el peso de su sector industrial, que liga mucho con la recuperación de ese sector a nivel global, y al final tanto Euskadi como Navarra tienen economías muy internacionalizadas, parte de cadenas globales de producción. Al final pueden aprovechar ese arrastre de la recuperación de la producción manufacturera a nivel global.
¿Y qué posición de salida pueden tener de cara a beneficiarse del impulso de los fondos europeos?
-Ahí las prioridades encajan muy bien con las fortalezas competitivas tanto de Navarra como de Euskadi. Tenemos el foco en el sector industrial y en facilitar la transición energética de ese sector. Ahí va a haber muchas inversiones. El foco en energías limpias, y ahí Navarra lleva muchos años con un énfasis importante. En Euskadi también hay mucha investigación, por ejemplo en tecnologías de hidrógeno. El peso de la biomedicina, un sector que tiene un peso importante por ejemplo en Navarra. Por tanto, creo que la composición sectorial de sus economías, las fortalezas impositivas, las fortalezas en términos de investigación en universidades, como ese boom investigador que se ha ligado al sector empresarial, sitúan a Euskadi y Navarra en posición de mucha ventaja para aprovechar los fondos europeos. Este año veremos cuánto se puede desplegar de esos fondos, pero sobre todo en la segunda mitad del año yo creo que vamos a empezar a ver un inicio de inversiones.
Uno de los análisis que se ha hecho de 2020 al observar el mercado laboral es que, pese a haber vivido una caída histórica del PIB, no ha respondido como es habitual en la economía española, con una fuerte destrucción de empleo; y eso se ha explicado por la herramienta de los ERTE. Pero, ¿en qué medida podemos estar ante una resistencia del mercado laboral más aparente que real? Vemos casos de empresas, en las que el empleo eventual se ha perdido o que preparan ERE...
-Es indiscutible que se ha destruido empleo y que el número de afiliados ha bajado. En el caso de Euskadi, son unos 20.000 afiliados menos que hace un año. Ahí se refleja esa pérdida de empleo eventual, porque eso es un descenso de afiliados. Luego está el tema de los ERTE, que es cierto que enmascara hasta cierto punto el descenso de la actividad y no se refleja en el número de afiliados porque mantienes esa ocupación. Pero al final, la alternativa de los ERTE es preferible a una destrucción masiva de empleo que es lo que habríamos tenido sin ellos. Yo creo que es necesario reducir la dualidad del mercado laboral en España; en general todo el mundo tiene bastante claro por dónde deben ir esas reformas. También el tema de los fondos de recuperación europeos pueden ser un acicate para hacer este tipo de reformas, para que nuestra economía sea más productiva y responda mejor en tiempos buenos y no tan buenos.
Después de un año, con todas las incertidumbres que aún hay sobre la evolución de la pandemia, ¿hasta cuándo van a poder seguir siendo eficaces esos ERTE para mantener el empleo? ¿Sería necesario modificar sus características, como reclaman algunas voces?
-La herramienta, tal como está diseñada ahora, para una situación de emergencia, tiene sentido mientras esa emergencia se prolongue. Yo creo que esa emergencia estará ahí hasta que no tengamos una recuperación bien asentada. De cara a un futuro, uno puede pensar en los ERTE con otro tipo de características, con nivel de subsidios o de bonificaciones que no tienen por qué ser los ahora vigentes, pero pueden ser un instrumento para que la economía del futuro se ajuste a shocks que de entrada no sabes si son temporales o permanentes. Es bueno tener un instrumento que evite una destrucción abrupta de empleo ante un shock que igual a lo largo del tiempo descubrimos que era coyuntural. Es una herramienta que por ejemplo Alemania ha utilizado desde hace tiempo y es muy efectiva. Los ERTE los vamos a tener que seguir utilizando mientras la recuperación no esté bien asentada.
¿Y las peticiones para flexibilizar la prohibición de despidos que prevén esos ERTE?
-Las prohibiciones de despidos tienen sentido en una época de emergencia. Pero habrá empresas que descubran en un tiempo que buena parte de su demanda ha descendido de forma estructural y se puedan ver obligadas a llevar a cabo un ajuste para adecuarse. Y eso va a ser inevitable. Lo que no tendría sentido es que, llegados a ese punto, le obligues a devolver todas las ayudas que ha recibido a través de los ERTE, porque pondrías en riesgo la viabilidad de esa empresa y muchos más empleos de los que quizá intentarías salvar. Cuando me lo explican los hoteleros lo entiendo perfectamente. Me dicen, hombre, si tengo una cadena de quince hoteles y hay dos en los que no voy a poder recuperar la actividad, porque se dedican por ejemplo a viajes de negocios, que van a descender de manera más estructural porque la gente hará menos viajes de negocios y más videoconferencias, sería absurdo no dejar que lleve a cabo ajustes en esos dos hoteles para adecuarse a ese cambio estructural de demanda. Porque si lo que hacemos es exigirle que nos devuelva todas las ayudas que ha podido tener en este tiempo en toda su cadena, lo estamos abocando a la quiebra.
Hay sectores en los que la situación es más acuciante, que reclaman ayudas directas para evitar el cierre de negocios, caso de la hostelería por ejemplo.
-Al final, sobre todo a estos sectores a los que estamos obligando a cerrar, les debemos compensar. Ese tiene que ser un principio básico. Hasta ahora hemos venido utilizando instrumentos como el ICO, que se ha utilizado mucho en estos sectores, pero hay un límite a la deuda que una empresa puede absorber y seguramente con la prolongación de la situación en la que estamos ya hemos llegado a ese límite. Ahora es necesario poner mucho más énfasis en las ayudas directas cuando nos planteamos cómo debemos ayudar a estos sectores hasta que la situación y nosotros como sociedad les permitamos trabajar con normalidad.
Otra de las herramientas activadas para hacer frente a esta crisis han sido las líneas de avales del ICO o de Elkargi, pero ¿hasta qué punto se puede prolongar su eficacia? ¿Tienen constancia de que el tejido empresarial, dada la duración de esta crisis y pese a esas líneas de avales, esté comenzando a tener ya problemas graves de financiación?
-Hay sectores que pueden haber llegado al límite o están cerca de llegar al límite de la cantidad de deuda que pueden absorber. En el conjunto del sector empresarial, los niveles de endeudamiento están en cifras muy por debajo de donde estuvimos hace muy pocos años y muy por debajo del promedio de la zona euro. El problema del endeudamiento no es un problema generalizado en el conjunto de la economía española, pero sí hay sectores, que son los que más han sufrido en la parte de los ingresos, en los que sí la carga de la deuda se hace más pesada. A partir de ahora, esos sectores necesitan ayudas directas para sobrevivir los meses que tengamos que pasar hasta que esta situación quede atrás.
El final de 2020 trajo el acuerdo 'in extremis' del 'brexit' y el triunfo de Biden en EEUU, ¿en qué medida son factores positivos para apoyar la recuperación de las exportaciones?
-Son dos elementos muy estabilizadores, que eliminan una serie de amenazas para este año. Pero sobre todo la elección de Biden es muy buena para el multilateralismo. El multilateralismo es necesario en todo lo que tiene que ver con el comercio internacional, pero también en la lucha contra el cambio climático, que es un reto al que tenemos que hacer frente desde una coordinación global. Tener a EEUU a tu lado en esa lucha es absolutamente imprescindible. Y también para hacer frente a los retos asociados a la salud pública, lo hemos visto con la pandemia, es un desafío que requiere una respuesta coordinada a nivel global.
Si queremos subirnos a la ola de la recuperación, ¿a qué ámbitos tenemos que prestar atención?
-Sin duda, transición ecológica, digitalización... que son también prioridades de los fondos europeos. Y ahí va a haber muchísimos recursos para invertir en proyectos que no solo ayuden a impulsar la recuperación a corto plazo, sino también a modernizar el sistema productivo y adaptarlo a esas circunstancias de unas menores emisiones, más preparados para aprovechar el cambio tecnológico... A la vez es muy importante que nos planteemos qué reformas son necesarias para mejorar la capacidad de crecimiento de nuestras economías a medio y largo plazo. Hablábamos de reformas en el mercado laboral que permitan reducir la dualidad. También es importante mejorar la formación, la formación continuada, también la formación profesional. Y en este punto muchas CCAA tendrían mucho que aprender de Euskadi y Navarra, que seguramente por el peso de su sector industrial es un aspecto que han desarrollado con ventaja en relación a otros. Y también será importante plantearnos en algún momento cómo vamos a poner en orden las finanzas públicas. Vamos a salir de esta crisis con unos niveles de deuda y déficit muy abultados y, aunque el ajuste no lo vamos a tener que empezar hasta que la recuperación esté muy bien encaminada y estemos ya creciendo de manera muy notable, sí tenemos que empezar a pensar qué planes tenemos. Porque es importante mantener la confianza de los inversores internacionales y recuperar margen de maniobra para, el día de mañana, poder responder con contundencia si vienen circunstancias que no sean favorables.
"Vamos a tener que seguir utilizando los ERTE mientras la recuperación no esté bien asentada"
"Habrá empresas que se vean obligadas a un ajuste para adecuarse a un descenso estructural de su demanda "
"Euskadi y Navarra crecerán este año más que la economía española por el peso de su sector industrial"