- Un paseo matutino ayer por el centro de Gasteiz servía para hacerse una idea del golpe que la crisis económica de la pandemia está infligiendo al mercado laboral alavés. A las 11.00 horas, se concentraban ante el Parlamento Vasco los trabajadores de las plantas de Tubacex de Laudio y Amurrio; a las 11.30, lo hacían ante la Catedral Nueva los de Aernnova, dos de las empresas del territorio sobre las que planea en estos momentos la sombra de un ERE, que se traduce en la amenaza de 150 despidos en la tubera ayalesa y de otros 101 en la factoría aeronáutica de Berantevilla. Las plantillas de ambas compañías protagonizaron ayer sendos paros de 24 horas y representantes de sus comités comparecieron ante la Comisión de Desarrollo Económico de las Juntas Generales alavesas con un mensaje común: la demanda de "medidas coyunturales" para afrontar la actual situación de crisis que, en ambos casos, consideran que no puede entenderse como estructural y, por tanto, que no puede ser respondida con medidas traumáticas como los despidos.
Las plantas de Tubacex en Laudio y Amurrio paralizaron ayer "totalmente" su producción, secundando sus trabajadores el cuarto paro de 24 horas convocado por el comité de empresa contra el anuncio de 150 despidos planteado por la empresa. El presidente del comité, Eduardo Ibernia, consideró un "éxito" esta nueva jornada de huelga, en la que se paralizó la producción, ya que según dijo hubo un seguimiento "prácticamente del 100%" en ambas plantas.
Representantes de los trabajadores de Tubacex, Tubos Inoxidables y Acería de Álava comparecieron ayer ante la Comisión de Desarrollo Económico de las Juntas alavesas. La compañía anunció a finales de julio su intención de abordar un ajuste de plantilla en el grupo del 20%, lo que supone un impacto en las plantas alavesas de 150 despidos con los que la empresa espera reducir los costes de las fábricas del territorio en 10 millones de euros. La compañía ha registrado en los primeros nueve meses del año unas pérdidas de 13 millones de euros, frente al beneficio de 7,2 millones de euros del mismo periodo de 2019.
Ibernia insistió ante los procuradores en que los sindicatos están dispuestos a negociar "medidas coyunturales" ante la actual situación de crisis provocada por la pandemia y han denunciado que la empresa aprovecha la crisis para "sacar tajada" y aplicar "medidas estructurales" que no tienen vuelta atrás. Los trabajadores reclamaron ayuda al parlamento provincial para conseguir que Tubacex mantenga el empleo, ya que es "el motor" y sustento económico de la comarca Ayala, reclamando a la dirección de la empresa "un plan industrial" para las fábricas de Llodio y Amurrio.
Su compañero Borja Pérez previó futuros brotes verdes en el sector debido al "precio del petróleo y al cambio en la carga de los aranceles" que auguran unas buenas perspectivas de trabajo. Una carga de trabajo que Ibernia reconoció que ha descendido en los últimos meses pero que, aún así, se mantiene por encima de las condiciones impuestas por la empresa, que mantiene un 40% de los pedidos cuando el 80% de los trabajadores están en ERTE hasta el próximo febrero.
Por su parte, el también representante sindical Joseba Terreros explicó que la empresa ya despidió a 150 trabajadores eventuales a los que ahora quiere sumar otros 150 despidos e hizo hincapié en la afectación que estas medidas tienen sobre "los 1.000 empleos indirectos" que padecen las consecuencias por la "falta de trabajo y la reducción en las condiciones". El comité insistió en reclamar un plan industrial que marque los objetivos de las plantas alavesas y trasladaron su temor a una posible deslocalización de la firma a Cantabria.
Los trabajadores de la línea de producción de la planta de Aernnova en Berantevilla también secundaron ayer de manera total el paro de ocho horas convocado por el comité en todos los turnos, para mostrar su rechazo a los despidos planteados por la dirección.
El presidente de su comité, Juan Carlos Gómez, compareció ayer también ante la Comisión de Desarrollo Económico de las Juntas, reclamando a las instituciones "que presionen a la empresa para que se siente a negociar, porque el tiempo se nos acaba". "Si a la empresa no se le obliga, el día 18 corta la negociación", advirtió Gómez, quien aseguró que en las reuniones sobre el ERE -el miércoles se celebró la última, sin avances, y hoy hay otra convocada- "la empresa no se ha movido".
Aernnova prevé el despido de 101 trabajadores de la factoría de Berantevilla y sustenta esta decisión en el fuerte impacto que la paralización del tráfico aéreo ha tenido sobre su cartera de pedidos. Ello le llevó en julio a anunciar un ajuste de plantilla del 20% en todo el grupo.
Gómez insistió ante los procuradores en que el comité solo aceptará "medidas temporales, porque la situación de crisis es coyuntural". En este sentido, esgrimió distintos datos de previsiones sobre el sector aéreo para señalar que 2023 se considera el año probable para la recuperación de los niveles precovid en el sector, previsiones que son anteriores a los diversos anuncios de vacunas, subrayó.
Asimismo, aseguró que el principal cliente de Aernnova, Airbus, no tiene problemas de carga de trabajo y que la actual crisis solo se ha traducido en aplazamientos de entrega, no en reducción de pedidos.
En este sentido, Gómez reitero la voluntad del comité por negociar y explicó que han propuesto a la dirección "darnos un tiempo, un año, para analizar después dónde está el mercado" y tomar durante ese tiempo si fuera necesario medidas temporales. Preguntado sobre la oferta de mediación del Gobierno Vasco, Gómez matizó que lo importante es para qué se va a negociar: "Esto no va de si son 101 o son 80", advirtió.