Vitoria - Aún en los tiempos en los que el diapasón empresarial se mueve al ritmo de la urgencia y la inmediatez, hay ideas y proyectos que, sin embargo, continúan necesitando el temple y poso justos para salir adelante. La de Alberto González de Zárate bien podría ser una de ellas. Vending Modular nació hace ahora veinte años en la cabeza de este vitoriano mientras gestionaba con los medios de la época uno de los varios almacenes que la planta alavesa de Mercedes tenía en Ali Gobeo. De la experiencia diaria en aquel tremendo trajín de idas y venidas donde sus compañeros de montaje bruto o pintura se acercaban hasta su puesto en busca de destornilladores, brocas, guantes o gafas protectoras surgió con el paso de los años una idea. Quizá un sueño. El mismo que hace ahora una década se atrevió a poner en marcha “tras cumplir un ciclo” en la multinacional alemana.

Acostumbrado como estaba a comprobar “el descontrol” que existía en la gestión de este tipo de recursos a lo largo del año, González de Zárate imaginó una solución industrial en forma de máquina dispensadora que no solo ahorraba tiempo y recursos personales para las propias empresas sino que además permitía reducciones notables en las partidas presupuestarias destinadas a este tipo de artículos.

Asumiendo como bueno, rentable y eficaz el funcionamiento de las populares máquinas expendedoras de snaks o bebidas, este empresario se impregnó de su misma filosofía aunque la aplicó de un modo diferente. Sustituyó los refrescos por botes de pegamento y los sandwiches vegetales por destornilladores y tijeras de corte industrial para alumbrar Vending Modular, una firma alavesa de referencia nacional que acaba de celebrar su décimo aniversario. Un periodo de “constante aprendizaje”, asegura su fundador, que en estos momentos le permite encarar el corto y medio plazo con relativa estabilidad para detener su estresante día a día -minutos después de la charla con este periodista se pondrá a los mandos de una de las furgonetas de la empresa para poner rumbo a Lisboa, donde entregará un pedido antes de continuar su ruta hasta Huelva y después a Málaga, donde visitará uno de los hospitales que está equipando en la capital andaluza-, otear el mercado y plantearse miras más ambiciosas.

En ese contexto, Vending se ha convertido hoy en una pyme pegada a la emergente industria 4.0 que ya da empleo a diez personas y aspira a dar el salto internacional a través de una alianza con un socio estratégico. “Somos una empresa que desde el punto de vista tecnológico ha hecho muy bien los deberes y que goza de un prestigio en el sector a nivel nacional, sin embargo para salir al extranjero nos siguen faltando recursos y éstos pasan por lograr algún tipo de alianza que nos permita superar este gap”, reconoce González de Zárate.

En este sentido, avanza el empresario que está a punto de cerrar un acuerdo con un socio foráneo. Una alianza que le permitirá dar respuesta a la cada vez más acuciante demanda que recibe del exterior. Y es que desde hace ya varios meses, la mitad de los presupuestos que se solicitan a Vending proceden del extranjero, lo que es interpretado por su fundador como el “camino natural” a la trayectoria que acumula esta firma en la última década.

En este tiempo, dos han sido los nichos de mercado en los que se ha centrado. El llamado vending industrial, que representa el 70% de la facturación de la compañía, y el vending sanitario, con una presencia cada vez más amplia en centros hospitalarios de todo el Estado. Como ejemplo más reciente de este sector al que González de Zárate ve un recorrido “tremendo” destaca el pedido de 50 máquinas a la carta que una multinacional sueca vinculada al suministro de material hospitalaria ha adquirido a Vending Modular para su posterior venta en diversos centros hospitalarios del Estado. “Han sido tres años de I+D con esta máquina tan concreta que va a expender pijamas quirúrgicos y que no va a necesitar ningún tipo de manipulado previo para colocar dichos pijamas en sus respectivos carriles. Ahí está la principal novedad de este proyecto, que ya hemos patentado, testado e instalado en un primer hospital de Mallorca”, explica el empresario.

de chile a estados unidos A partir de ahí, y teniendo en cuenta que el desarrollo del software de este tipo de máquinas -integradas bajo la marca Gesmatik- se pueden integrar en cualquier ERP de una compañía, confían en esta firma alavesa en poder dar salida a partir de ahora a su catálogo de productos no ya solo en Europa sino también en países de Latinoamérica como México, Colombia y Chile, además de Estados Unidos. “Ofrecemos una solución real al problema con el que se encuentran las empresas a la hora de gestionar y controlar sus consumibles y materiales de trabajo como herramientas, Equipos de Protección Individual (EPI), material de oficina...”, asegura González de Zárate, que incluso cifra entre un 30%-40% el coste que una compañía se puede ahorrar en cuanto a inversión de tiempo y recursos humanos tras implantar una de sus máquinas, y de hasta dos euros por cada producto implantado. Bastaría con hacer unos números en una compañía top como Mercedes para comprobar los miles de euros que cada año se van por el desagüe como consecuencia del descontrol en sus políticas de almacenaje.