BILBAO - La crisis financiera de Turquía, acentuada por el enfrentamiento comercial con Estados Unidos y la decisión del presidente norteamericano Donald Trump de imponer aranceles a productos metalúrgicos turcos y que se ha concretado en una devaluación del 40% en la lira turca este año, preocupa a las compañías vascas que operan en dicho territorio pero, según fuentes empresariales, la confianza en el país euroasiático de cara al futuro, a medio y largo plazo, es importante por el gran potencial que atesora el territorio. Turquía cuenta con una población numerosa, más de 80 millones de habitantes, joven -uno de cada cuatro habitantes tiene menos de 16 años- y con una apuesta clara del Ejecutivo del presidente Erdogan por las infraestructuras y el desarrollo económico.

La decena de empresas vascas que opera en Turquía de forma directa, según datos del ICEX, con el BBVA y CAF a la cabeza, afrontan con relativa calma la complicada situación económica turca, que se ha concretado en la referida devaluación del orden del 40% este año de la divisa frente al euro y el dólar, y en un aumento notable de la inflación.

Las firmas vascas con mayor presencia en el citado país euroasiático -BBVA, CAF, Copreci, Siemens Gamesa, Gestamp, Idom, Imeguisa, Lantek, Fagor Industrial, Ormazabal e Iberdrola- se enfrentan a escenarios muy diferentes en base a su sector de actividad. No es lo mismo la situación de una entidad financiera como BBVA, primer accionista de Garanti Bank, el mayor banco privado turco, que las compañías que trabajan en infraestructuras de transporte, energéticas o logísticas como son el resto de las citadas firmas.

Fuentes empresariales vascas insisten en recordar que más allá de problemas coyunturales concretos, Turquia es un país estratégico entre Europa y Asia, con un mercado interior en crecimiento propio de un país de más de 80 millones de personas, la mayoría gente muy joven porque casi uno de cada cuatro habitantes tiene menos de 16 años, y cuya economía ha crecido a tasas del 5% en los últimos años aunque, eso sí, a base a créditos obtenidos en el exterior en dólares y euros.

Un informe de la OCDE de este mismo año señala que Turquía se situará a la cabeza de los países de la citada organización en cuanto al crecimiento de riqueza de cara al horizonte de 2060. En concreto, estima que la renta per capita de los turcos mejorará un 115% entre 2018 y 2060, mientras que la de los españoles sólo lo hará en un 54% y la media de la treintena de países de la OCDE aumentará un 69%.

Movilidad y energía El país presidido por Recep Tayyip Erdogan, en los últimos años, ha apostado fuertemente por el desarrollo de infraestructuras como las ligadas a la movilidad, tanto por carretera como por ferrocarril, o la generación y distribución eléctrica, sectores estos en los que operan buena parte de las empresas vascas.

Además, Turquía aprovecha su potencial interior y el bajo coste de la mano de obra desde un punto de vista europeo occidental para potenciar una industria de automoción que empezó centrada en vehículos comerciales, furgonetas y autobuses, pero que ahora ya produce turismos con destino al mercado europeo. La fábricas de firmas como Renault, Fiat o Hyundai justifican la presencia de compañías vascas como Gestamp.

A nivel energético, por ejemplo, Siemens Gamesa ha firmado este mismo año un acuerdo para instalar un mínimo de 700 megavatios eólicos antes de 2022. Según las condiciones del acuerdo, Siemens Gamesa se ocupará del suministro, instalación y puesta en marcha de los aerogeneradores en varios parques, así como de su mantenimiento durante quince años. El acuerdo prevé la construcción de una fábrica de ensamblaje de nacelles y de un centro de I+D.

CAF tiene también una notable presencia en el mercado turco, sobre todo desde que en 2005 firmó su primer contrato para suministrar un tren de alta velocidad. El pedido, por un importe de 180 millones de euros, consistió en la entrega de 10 unidades que circulan a 250 kilómetros por hora en la línea de alta velocidad que une Ankara y Estambul. Además tiene, entre otros, trenes circulando en el metro de Estambul, en Cercanías de Esmirna y tranvías en Antalya.

Fuentes de la empresa vasca de Beasain señalan que en la fase actual de implementación de los contratos citados la devaluación de la lira turca no les afecta.

En todo caso, una crisis financiera en Turquía podría limitar significativamente el acceso al crédito y afectar a corto plazo a las ventas vascas a dicho país, cuya economía, según un análisis de S&P, pasaría de crecer su PIB un 5% en el último trienio, a una recesión, con una caída del -0,5%, con una inflación del 20%

Exportaciones vascas Más allá de la presencia directa de firmas vascas en el territorio otomano, Euskadi exporta a Turquía, con datos del pasado ejercicio, bienes y servicios por importe de unos 460 millones de euros anuales, y este año, antes del estallido de la crisis financiera, las ventas vascas crecían un apreciable 7%. Además, el País Vasco tiene un notable superávit comercial con Turquía porque las importaciones que realiza de productos turcos, pese a crecer un 6,5% el pasado año, sólo sumaron unos 137 millones de euros, lo que deja un saldo comercial positivo en los intercambios de más de 320 millones de euros.

La parte positiva de la devaluación de la lira se centra en las industrias textiles y turísticas turcas, que podrán ofrecer precios más bajos.

460

millones de euros sumaron las exportaciones de bienes y servicios de la CAV a Turquía en el pasado año. Dicha cifra representa un notable crecimiento del 25,6% respecto al ejercicio precedente. Por su parte, las importaciones alcanzaron los 137 millones de euos un 6,5% más.