madrid - Llenar el depósito de gasolina o gasóleo se ha abaratado de forma significativa desde el pasado verano. Ayer era posible encontrar en gasolineras vascas de grandes empresas de distribución comercial la gasolina sin plomo 95 a 1,09 euros por litro y el gasóleo por debajo de la mítica frontera del euro, en concreto 0,99. Con todo, los precios medios se mantienen entre 1,12 y 1,07 euros, según el tipo de combustible.

Estas cifras están lejos de los precios que hubo que pagar en verano con motivo de la operación salida de vacaciones el pasado mes de julio. Según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea a primeros de julio, el precio del litro de gasolina se situó en 1,456 euros. Por otra parte, el gasóleo marcaba un precio medio de 1,346 euros. Llenar un depósito de un vehículo de gasolina, con un depósito medio de 55 litros de capacidad, superaba los 80 euros y el de un coche con motor diesel ascendía a 74 euros.

El notable retroceso de la cotización internacional del crudo ha permitido que los carburantes de automoción, -cuyo precio final depende en un 50% de los diferentes impuestos y tasas-, sean hoy más baratos en cotas cercanas al 15%, aunque en menor medida que el petróleo, un desfase que, según reiteran los distribuidores, tiene su explicación.

En primer lugar, las compañías petroleras que operan en el mercado del Estado español recuerdan que los márgenes en que se mueven son de un máximo del 12% pero hay que descontar sus costes logísticos y distribución, y destacan que los coches no utilizan petróleo directamente sino productos refinados, gasolinas y gasóleos, que tienen sus propios mercados. De hecho, el fuerte crecimiento del parque de vehículos diesel en España, -sin parangón en Europa donde empiezan a limitar su uso por sus negativos efectos contaminantes ya que emiten partículas peores que las gasolinas-, obligó a importar gasóleo y a exportar gasolinas dado que las refinerías no estaban preparadas para ese mix de producción.

Además la materia prima tiene un peso relativamente pequeño en el precio final PVP. De hecho, los costes fijos, no afectados por los precios internacionales, constituyen más del 60% del total.

En cualquier caso, siempre según fuentes de los operadores que venden los carburantes en las estaciones de servicio, la materia prima, el petróleo, solo constituye alrededor de un 30% del precio final de venta de la gasolina y del 35% del precio del gasóleo.

¿Quién se lleva el beneficio? Pues el Estado dado que el principal elemento en el precio de los carburantes es la carga fiscal, que supone más de la mitad del precio final que pagan los consumidores de las gasolinas y gasóleos ya que los combustibles de automoción abonan dos tipos de impuestos, el especial de hidrocarburos y el IVA, del 21%.