madrid - Joan Rosell logró defender ayer su cargo al frente de la patronal española con una mínima diferencia sobre su rival, el vizcaino Antonio Garamendi. Rosell dispondrá así un segundo y último mandato de cuatro años, aunque tiene motivos para hacer una lectura crítica de la victoria obtenida ayer por una treintena de votos, un estrecho margen que confirma que amplios sectores de la organización empresarial española reclaman un golpe de timón. El propio Garamendi, que como líder de Cepyme ocupa también una de las vicepresidencias de CEOE, reclamó una reflexión tras los resultados aunque tendió su mano al presidente para trabajar juntos los próximos años.Las aguas bajan revueltas en el seno de la patronal española, y no parece que la victoria de Rosell vaya a devolver la tranquilidad. Al contrario, el amplio respaldo obtenido por Garamendi, la cara visible de un proyecto que aspiraba a dar un cambio de aires a la organización, aviva el debate en torno a la necesidad de reformas. El empresario de Getxo obtuvo en la asamblea electoral de ayer un total de 312 votos, más del 47%, mientras que Rosell obtuvo 345, algo más del 52%.

Garamendi no podrá abanderar ese nuevo proyecto que tenía en mente para reforzar el prestigio de la CEOE tras los escándalos de corrupción que han salpicado a algunos de sus dirigentes como Arturo Fernández o Jesús Terciado. La imagen que ha dado la patronal española en los últimos años, con su expresidente Gerardo Díaz Ferrán actualmente en prisión, dista mucho de ser ejemplar. Los patinazos del propio Rosell poniendo en cuestión la labor de los funcionarios o las estadísticas de desempleo tampoco han ayudado a mejorar la percepción que la sociedad tiene de los empresarios. El proyecto de Garamendi, sostenido por patronales sectoriales de peso como la del metal o la de la construcción, pretendía dar la batalla en este aspecto, endureciendo los códigos éticos internos para “lavar la cara” a la asociación empresarial.

No es de extrañar que Rosell hiciera hincapié en la ética y en la transparencia en su discurso tras saberse ganador. El patrón de los patronos españoles indicó que la ética seguirá siendo “el norte” de su mandato, que será “un espejo de conductas transparentes, sin ninguna sombra”, advirtió. No hubo referencias, en cambio, a ninguno de los dirigentes empresariales que se han visto implicados en escándalos de corrupción.

El empresario catalán, que inició su carrera dirigiendo una pequeña compañía de juguetes, se quejó asimismo de la guerra que se ha producido los últimos días dentro de la organización, que ha incluido la aparición de un documento anónimo muy crítico con su gestión. “No es ético confundir mentiras y calumnias con datos cobardes para distorsionar los hechos y las instituciones”, protestó.

Rosell dijo sentirse “muy decepcionado” con algunos líderes empresariales que han alentado la candidatura de Garamendi, aunque hacia el vasco tuvo palabras de agradecimiento después de que su rival se desmarcara en privado del citado documento.

El segundo acto de la CEOE con Rosell al frente comienza con la organización dividida y con la confianza de Garamendi renovada de cara a demandar cambios. El presidente de Cepyme, la patronal de las pymes, dijo sentirse “muy orgulloso de lo hecho” y respaldado por un buen número de organizaciones empresariales, en especial por las más pequeñas. Garamendi mostró su “lealtad” a Rosell aunque le demandó una reflexión tras el resultado. El vizcaíno no aclaró si tratará de amortizar todo ese apoyo en un segundo intento de hacerse con el mando de la patronal en 2018.