madrid - Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, intentó ayer sin éxito que la aseguradora Mapfre se hiciera cargo de la fianza que el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu le impuso el pasado jueves por el caso de las tarjetas opacas y que asciende a 16 millones de euros. El magistrado rechazó la solicitud y Blesa tiene de plazo hasta mañana para justificar que puede hacer frente a esa fianza o se precederá al embargo de sus bienes.
Además, Rodrigo Rato solicitó al juez que le aclare si en la fianza de tres millones que le impuso a él se incluyen o no los casi 200.000 euros que cuatro de sus beneficiarios han devuelto a Bankia.
Un día después de que el juez ordenara las fianzas a Blesa y su sucesor, Rodrigo Rato, la defensa del primero presentó un escrito en el juzgado solicitando que fuera la aseguradora de la caja, Mapfre, la que asumiera la fianza. Para ello aportaron la póliza suscrita con la entidad, según anunciaron ayer fuentes judiciales. Pero el magistrado dictó ayer una providencia en la que se niega a requerir a la compañía esa cantidad y se remite a lo que ya dictó el pasado jueves, cuando fijó fianzas a los dos máximos dirigentes de Caja Madrid en el periodo en el que se utilizaron las tarjetas en B.
El exvicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, debe hacer frente a una fianza de 3 millones de euros y Blesa a la citada de 16 millones. Éstas responden a la cantidad de dinero gastada con la visas a espaldas de la Agencia Tributaria. Incluyen tanto la responsabilidad civil que Blesa y Rato tendrían que afrontar en el caso de condena como la multa del 25% que establece la ley. Durante la presidencia de Blesa se gastaron con ellas 12,5 millones y bajo el mandato de Rato, 2,6. Sumando a esas cantidades el 25% se obtienen las fianzas de 16 y tres millones de euros respectivas.
Rato pidió al magistrado por escrito que responda si los 197.459,48 euros que devolvieron algunos directivos de Bankia en junio -entre ellos el propio Rato- están incluidos en los 2.585.700 euros en los que el juez cifró lo gastado bajo su mandato con las tarjetas. Algunas voces esgrimieron que con ello el expresidente de Bankia busca una rebaja. La semana pasada el entorno de Blesa ya dejó entrever que el patrimonio del exdirigente no da para afrontar la fianza. Este sí logró 2,5 millones para salir de prisión en mayo de 2013.
Aunque los dos exmandatarios de la caja madrileña han anunciado que recurrirán las fianzas, ello no paralizará el proceso ni el plazo, que concluye mañana. Si alguno de los dos o ambos son incapaces de hacer frente a las mismas, el juez ordenará una averiguación patrimonial para impulsar el embargo de sus bienes. Andreu pedirá a los registros de bienes inmuebles, mercantil y de la propiedad, así como a la Seguridad Social y a la Agencia Tributaria todos los bienes de los que disponen para proceder a ello.
chóferes con tarjeta El despilfarro sin control de las tarjetas fue mucho más allá de los 15,5 millones de euros desviados para su uso privado entre 2003 y 2012. Al menos una docena de chóferes al servicio de los directivos y consejeros del banco rescatado también disponían de tarjetas opacas al fisco, registradas a su nombre, para cubrir los caprichos extra de sus jefes, según reveló ayer El Confidencial citando a varios de esos conductores.
Las cantidades cargadas a estas tarjetas, cuya existencia se desconocía hasta ahora, no figuran entre la documentación en poder del magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, instructor del caso Bankia, pero podrían sumar cientos de miles de euros adicionales, según las fuentes consultadas por este diario.
“Las tarjetas black para los chóferes se implantaron con la llegada de Miguel Blesa, en 1996, casi al mismo tiempo que las tarjetas de los propios directivos. Nosotros no podíamos cargar en ellas ningún gasto personal, salvo el alojamiento o las comidas cuando viajábamos fuera de Madrid para llevar al presidente o a algún director general a un acto oficial”, explica uno de los conductores con la condición de no desvelar su identidad.
“Muchas veces se trataba de viajes privados o de fin de semana, y en esos casos también pagábamos con nuestras tarjetas los peajes o el combustible”, añade el mismo chófer. “Pero la mayoría de los gastos eran simples caprichos, eso sí, casi siempre muy caros, de los directivos y consejeros, que nos encargaban ellos mismos directamente o, en algunas ocasiones, sus secretarias”.- L.U.