Vitoria. Han hecho falta cinco encuentros entre la dirección de Michelin y su comité intercentros para fraguar el acuerdo, que prácticamente se da por hecho a expensas de pulir los últimos detalles en una próxima reunión que tendrá lugar el 10 de abril en el centro de Lasarte. En la de ayer, celebrada en Valladolid, la compañía presentó a los representantes sindicales su "propuesta definitiva", que asumió buena parte de los siete puntos exigidos la semana pasada por CCOO y UGT. Según fuentes de ambas centrales, Michelin se comprometió por escrito a no tocar el salario base de los trabajadores, una de las máximas que siempre ha defendido la mayoría del comité, además de mantener el 5X8 (quinto equipo) y garantizar que en momentos en los que la carga de trabajo descienda se reparta entre toda la plantilla para evitar los despidos, abonando entonces la empresa un 20% del salario cuando haya pérdida salarial y de jornada.

A cambio, la firma francesa exigió una mayor flexibilidad laboral, necesaria para adaptarse al mercado, y un ajuste en los diversos pluses que completan la nómina de cada operario, y que históricamente siempre han estado vinculados a una causalidad. En el contexto actual, con una producción estancada y llena de incertidumbres, la compañía quiere cubrirse las espaldas y, de paso, reducir sus costes laborales. En este sentido, plantea un calendario laboral donde no se trabajarán ni tantos fines de semana ni tantos festivos como hasta ahora, lo cual redundará en los bolsillos de los cerca de 1.400 trabajadores del quinto equipo que al cabo del año podrían perder entre 5.000 y 6.000 euros, según fuentes sindicales. En síntesis, los trabajadores no cobrarán a partir de ahora los días que no trabajen, respetando, eso sí, su salario base por cada jornada de trabajo normal. A pesar de este "gran avance", como destacó UGT, continúan faltando puntos "absolutamente necesarios" para alcanzar un acuerdo definitivo. La mayoría del comité señaló tres líneas rojas que no están dispuestos a asumir. En concreto, insistieron desde UGT y CCOO en que es preciso que Michelin desista de su intención de prolongar el periodo de aplicación del salario de ingreso, que a su juicio generaría una injusta doble escala salarial. Solicitaron después una prueba "por escrito" del compromiso por parte de la multinacional de mantener un empleo estable y de calidad, concluyendo con la necesidad de que una Comisión de Regulación del Sistema Variable vele por los intereses de los trabajadores analizando periódicamente y regulando la aplicación. En declaraciones a Europa Press, un portavoz de la empresa expresó su deseo de que se pueda "cerrar el proceso" y alcanzar un acuerdo pronto.

Recogida de firmas Como estaba previsto, las centrales más críticas cargaron contra el posible acuerdo. Un portavoz de la plataforma que aglutina a ELA, LAB, ESK y CGT insistió en la "precarización de los salarios" que acarreará este acuerdo, cuya "letra pequeña" supondrá también una "flexibilización brutal, un calendario laboral hiperambiguo y una gran pérdida de poder adquisitivo". Para evitar este escenario, esta plataforma ha iniciado una campaña de recogida de firmas para forzar al comité a "dar la cara" ante los trabajadores. Para lograrlo deberá ser capaz de aglutinar el respaldo del 33% de la plantilla.