parís. Francia anunció ayer un nuevo plan de ajuste presupuestario destinado a mantener el objetivo de reducción de su déficit público ante la bajada de las previsiones de crecimiento económico, con lo que pretende ahorrar 100.000 millones de euros en los próximos cinco años. El primer ministro, François Fillon, fue el encargado de anunciar el nuevo paquete de medidas, que combina los recortes de gastos y ayudas sociales con el aumento de determinados impuestos, con el objetivo de lograr el equilibrio de las cuentas en 2016.

Esta combinación es, según el jefe del Gobierno, la única fórmula para que el ajuste "no afecte en exceso al estímulo de la economía y no perjudique más al crecimiento". El proyecto es más ambicioso que el anunciado el pasado 24 de agosto, cuando se adoptaron medidas para ahorrar 11.000 millones de euros. Pero entonces el Ejecutivo contaba con que su economía crecería un 1,75%, una previsión que la ralentización ha obligado a situar en el 1%.

Fillon justificó las medidas ante el riesgo de una quiebra y en la amenaza de que el incremento desmesurado de la deuda lleve a las agencias de notación a retirar a Francia la calificación de triple A que ahora le permite estar en el vagón delantero de la comunidad internacional. Y es que Moody's ya amenazó con retirar la máxima calificación al país, que a finales de septiembre pasado debía el 86,2% de su Producto Interior Bruto.

medidas El plan de ahorro se basa, a partes iguales, en restricciones presupuestarais y en el aumento de los ingresos. En el primer caso, el jefe del Ejecutivo anunció para 2012 el primer presupuesto francés a la baja desde 1945, con un descenso del gasto de 1.500 millones de euros en recortes a algunas ayudas sociales, como las destinadas a la compra de vivienda, así como a la limitación de subvenciones y ayudas sociales.

Pero la medida estrella es el adelanto de la entrada en vigor del retraso de la edad de jubilación, una de las medidas más protestadas. El Gobierno había previsto ir retrasando de forma progresiva la edad mínima de jubilación, para situarla en 62 años en 2018, frente a los 60 actuales. Ahora, lo adelanta un año, lo que obligará a los nacidos entre 1952 y 1956 a trabajar algún mes más. Sarkozy pretende ahorrar así 4.400 millones. También se subirá el tipo reducido del IVA, que pasará del 5,5% actual al 7%, un incremento que no afectará ni a los alimentos ni a la energía.

Para evitar que el gasto del ajuste recaiga solo en los particulares, el impuesto de sociedades se subirá durante dos años para las empresas que facturen más de 250 millones de euros. Fillon señaló que, en tiempos de rigor, el Gobierno y la clase política deben "dar ejemplo", por lo que anunció la congelación del salario de los ministros y del presidente, así como la reducción en el 5 % de las subvenciones a los partidos. Un ajuste que pidió que se adopte también en ayuntamientos y regiones.