¿Cómo ve la reforma de la negociación colectiva?
En estos momentos estamos analizando la situación sin saber cómo va a quedar el texto, que apunta maneras de una negociación colectiva mucho más desestructurada y con un punto de partida mucho más favorable a la patronal. Prevemos una negociación colectiva muy conflictiva si se hace en estos términos. Muchas de las negociaciones de los convenios se han dilatado en el tiempo para ver qué iba a pasar con esta reforma. Habrá que ver cuando comencemos a negociar cuáles son las posiciones. No sólo se nos pide que renunciemos a la conflictividad, sino que renunciemos a nuestros derechos y eso no lo vamos a hacer. Habrá confrontación porque se opta por esta vía para quitar a los trabajadores sus derechos.
¿El acuerdo entre el PNV y el PSOE parece que ha modificado favorablemente a los intereses vascos el texto de la reforma?
No sé si ha habido acuerdo entre el PNV y el PSOE. Lo que sí es cierto es que el PNV está avalando e impulsando cada una de las decisiones del PSOE. Si la razón del PNV para avalar esta reforma es que se garantiza el marco vasco de negociación colectiva porque se permite negociar convenios autonómicos, hay que decir que es un fraude al propio marco y una falsedad. No sabemos cuál va a ser la posición del PNV. Nosotros le demandamos que se oponga a la reforma, aunque todo nos hace pensar que no lo va a hacer.
Pero el PNV dice que su postura está en línea con el intento de cambio del marco de negociación colectiva en 1994.
El intento de centralización de la negociación colectiva no es nada nuevo y, por supuesto, no responde a la situación de crisis, como se quiere decir. La centralización de la negociación colectiva forma parte de un interés histórico. Hay que decir de manera clara que no se deja de centralizar la negociación colectiva al permitir la existencia de convenios de ámbito autonómico. En 1994, también se propuso esa posibilidad y los convenios autonómicos que se han firmado son menos que los dedos que tiene una mano. Pero en esta ocasión se da una nueva circunstancia, como es que se abre la puerta a la desaparición de los convenios provinciales. No se garantiza el marco vasco de negociación colectiva permitiendo que haya convenios autonómicos, sin respetar los convenios provinciales que se han firmado, ni nuestra capacidad de decidir qué y cómo se negocia aquí.
¿LAB defiende el modelo provincial de negociación colectiva?
Entendemos que una negociación colectiva estructurada, donde podamos decidir cómo se articula la propia negociación colectiva, beneficia tanto a los trabajadores como a los empresarios y eso se tiene que decidir en Euskal Herria. ¿Es necesario que en Euskal Herria haya convenios autonómicos, provinciales y de empresa? Nosotros entendemos que cada uno de ellos tiene su papel, su función y son necesarios. Nosotros estamos dispuestos a hablar de la articulación de la negociación colectiva en Euskal Herria. Lo que no estamos dispuestos a aceptar como válido es que se decida en Madrid cuál va a ser esa negociación. Los convenios provinciales han sido una base sólida para las relaciones laborales que hoy existen. Han jugado un papel muy importante y válido, tanto para la patronal como para los sindicatos. El ámbito autonómico no es una alternativa válida a los convenios provinciales.
¿Hasta qué punto puede afectar a la negociación colectiva un ámbito autonómico?
Supone poner el contador de la negociación colectiva a cero en un contexto económico totalmente desfavorable para los trabajadores y donde la patronal va a partir de una posición de fuerza absoluta. Esto es una agresión directa a lo que teníamos hasta ahora.
¿Queda a título de inventario la vieja aspiración del marco vasco de relaciones laborales?
Seguimos manteniendo viva esa reivindicación en esta crisis por la parte sindical, pero no por la patronal, los partidos políticos, ni las instituciones. Hoy más que nunca es necesario abordar ese debate y contar con instrumentos en Hego Euskal Herria para poder abordar aquellas políticas que nos permitan salir de esta crisis. Hay una realidad que todo el mundo la reconoce y es que las políticas y las decisiones que se están tomando en Madrid no están beneficiando a la economía vasca. Aquí sigue existiendo una realidad económica propia que nos permitía abordar todos los problemas de esta crisis en mejores condiciones y no he visto una política propia que haya servido para aprovechar esas posibilidades y para que las decisiones que se tomen sean más eficaces.
En la reforma de la negociación colectiva que se está planteando se mantiene la ultraactividad…
Tal y como el texto está ahora redactado y, a priori, se mantiene muy relativamente, porque están el plazo máximo y el arbitraje obligatorio, así como las facilidades que se recogen para el incumplimiento de los convenios. La pregunta que nos hacemos es por qué, después de esta reforma, la patronal va a negociar si va a existir el arbitraje obligatorio y no hay ultraactividad. Cuál es el valor que van a tener los convenios si se pueden dejar de aplicar casi unilateralmente.
¿Cree que el Parlamento español se va a cargar la negociación colectiva?
Se ha cargado lo que es reconocer a los trabajadores el derecho a defender colectivamente sus intereses y un instrumento para poder canalizar los diferentes intereses dentro del mundo del trabajo. Lo que no entendemos que eso sea definitivamente y por principio bueno para la patronal porque va a llevar la conflictividad al marco de la empresa. La reflexión que hay que hacer aquí es si es cierto que necesitamos una transformación del modelo de relaciones laborales. Esa transformación se puede hacer de forma acordada o como resultado de la conflictividad laboral, que no será la que quieran los empresarios, ni la que nosotros haríamos. Por lo tanto, esta apuesta por la conflictividad no tiene porqué ser buena para ninguna de las partes.
La paralización de algunos proyectos estratégicos en Euskadi puede afectar a la creación de empleo. Desde un planteamiento sindical, ¿cómo valora esta situación?
La veo como una gran oportunidad de hacer otra política de inversión. Se ponen en cuestión estos proyectos no para ahorrarse esas inversiones, sino para utilizar ese dinero para hacer otras políticas. Queremos saber cuáles son las políticas que se van a definir, pero nosotros valoramos, por ejemplo, la transformación del mapa institucional de Gipuzkoa como una oportunidad. Un ejemplo en esta provincia es Gipuzkoa Aurrera, que era una red económica en donde se decidía qué era lo bueno y lo malo y cómo se iban a administrar los recursos de los guipuzcoanos en función de esas decisiones. Bildu tiene la oportunidad de hacer política de otra forma, contando con la sociedad.