El ahorro en la factura eléctrica se ha convertido en una necesidad, no solo para reducir los costes en la factura, sino también para contribuir a la sostenibilidad del planeta.
Uno de los electrodomésticos que más energía consume es la lavadora, principalmente debido al uso de agua caliente. Sin embargo, es posible optimizar su uso y ahorrar energía sin dejar de lado la higiene, especialmente en prendas que requieren un lavado más profundo.
El consumo de la lavadora
Aunque el motor de la lavadora también consume energía, el mayor gasto proviene del calentamiento del agua. De hecho, entre el 80% y el 90% de la electricidad utilizada por una lavadora se destina a elevar la temperatura del agua. Por esta razón, uno de los métodos más eficaces para ahorrar energía es reducir la temperatura en los ciclos de lavado.
Gracias a los avances en detergentes y tecnología de lavado, hoy es posible lavar la mayoría de la ropa a 30 °C o incluso con agua fría, obteniendo buenos resultados en limpieza. Prendas como camisetas, pantalones, ropa interior de uso diario o ropa de deporte, si no están excesivamente sucias, pueden lavarse a baja temperatura sin problema.
Esto no solo reduce significativamente el consumo energético, sino que también ayuda a preservar los colores y las fibras de las prendas, alargando su vida útil.
Cuándo usar agua caliente
A pesar de las ventajas del lavado en frío, hay casos en los que lavar con agua caliente sigue siendo necesario. Prendas muy sucias, ropa de personas enfermas o con heridas, así como textiles del hogar como sábanas, toallas, paños de cocina o ropa interior de tejidos más resistentes, requieren temperaturas más elevadas —entre 40 °C y 60 °C— para asegurar una limpieza profunda y eliminar bacterias.
En estos casos, usar agua caliente está justificado, pero se recomienda hacerlo de manera selectiva y solo cuando sea necesario.
Consejos adicionales
- Cargas completas: Evitar poner la lavadora a media carga reduce el número de lavados semanales y el gasto eléctrico.
- Programas eco: Muchas lavadoras modernas incluyen ciclos ecológicos que, aunque más largos, están optimizados para consumir menos agua y electricidad.
- Mantenimiento regular: Limpiar el filtro, evitar la acumulación de cal y ventilar el tambor prolonga la vida del electrodoméstico y mejora su eficiencia.
- Elección del aparato: Si estás por cambiar de lavadora, elige una con etiqueta energética A o superior, ya que ofrecen el mejor rendimiento con menor consumo.
Ahorrar energía al usar la lavadora no significa renunciar a la limpieza. Ajustar la temperatura según el tipo de ropa y su nivel de suciedad es una estrategia eficaz y responsable.
Lavar en frío la mayoría de las prendas y reservar el agua caliente para los casos realmente necesarios permite reducir el impacto ambiental y el gasto energético, manteniendo la higiene en el hogar. Con pequeños cambios en nuestros hábitos, podemos conseguir grandes beneficios para nuestro bolsillo y el planeta.