Jon Conejero asume estos días el éxito logrado el pasado domingo en Ataun cuando certificó su victoria en el Torneo Lehendakari como mejor ciclista de categoría sub’23. El integrante del Electro Alavesa-Zuia Ingenieria no ha levantado los brazos en ninguna prueba, pero la constancia y regularidad mostradas estos meses con sus varios puestos entre los diez primeros le han permitido enfundarse el maillot naranja. A sus 19 años –cumplirá los 20 el próximo 4 de octubre– tiene claro cuál quiere que sea su futuro en el ciclismo: llegar a lo más alto.
Formado en la escuela del Club Ciclista Zuyano, como Mikel Landa por ejemplo, cierra su vínculo con la estructura alavesa para enrolarse la próxima temporada en un conjunto de nueva creación, el Smartlog que dirigirá Jon Odriozola y que pretende en dos o tres campañas ser una estructura profesional. Conejero podrá compatibilizar así su pasión por la bicicleta con las prácticas en la propia empresa, tras haber terminado el grado en comunicación y marketing que ha estudiado.
Han pasado unas horas desde el logro conquistado. ¿Qué sensaciones le embargan?
La verdad es que todavía lo estoy asimilando. El domingo no me lo creía. Mucha gente me ha felicitado, no sólo familiares y del equipo, sino también amigos.
Es que menudo subidón, ¿no?
Cierto. Ganar un torneo así no pasa todos los días.
¿Lo celebró?
Por supuesto. La celebración fue gorda, porque de parecer que lo perdía a ganarlo... Todo el equipo estaba ahí y ya en el podium hubo champán. Luego tuvimos comida en Beasain y fue un gran día.
¿Cuándo se vio ganador?
La verdad es que durante toda la carrera me sentí muy bien, iba con mucha fuerza y veía que en el mano a mano Hugo no me quitaba el liderato, pero cuando me caí y se torcía la cosa no fue hasta llegar a meta y ver los resultados cuando empecé a asimilarlo. Desde el coche me iban animando y diciéndome qué tenía que hacer.
Él tenía que hacer podium y usted no puntuar prácticamente...
Sí, lo salvé bastante bien, aunque sí hubo un momento que él cogió la fuga de adelante y yo me quedé en tierra de nadie. Ahí tenía a más de doce rivales por delante, pero la gran ayuda de mi compañero Eduardo de la Hoz me permitió alcanzar a alguno de la escapada y hacer décimo para matemáticamente llevarme el torneo.
Tiene mérito llevarse una clasificación general sin haber ganado una carrera, ¿no?
Ciertamente ha sido más la constancia que he tenido. Empecé el torneo mal, porque me operaron de las muelas del juicio y estuve en alguna vuelta por etapas que provocó que me perdiera algunas carreras. No tenía el objetivo de disputarlo, pero luego empecé a hacer buenos puestos y cuando vi que estaba cerca del liderato el equipo y yo nos planteamos pelear por ello.
¿Cuándo fue eso?
Hubo el pasado mes tres carreras consecutivas, Amurrio, Aretxabaleta y Llodio, en las que hice buenos puestos aunque las sensaciones eran aún mejores. Eso me permitió quedarme cerca del primer puesto y las dos siguientes citas me iban bastante bien y me marqué quedarme cerca del liderato. Hice un pódium y un sexto puesto y a partir de ahí lo tuve claro.
¿Ahí es cuando la cabeza reseteó?
Totalmente. Me sentí que estaba con los más fuertes para arriba y sabía que tenía una buena punta de velocidad.
¿En qué carrera se ha visto más cerca de ganar?
En la primera etapa de la Vuelta a Navarra. Me quedé algo cerrado y aún así me ganó el del Caja Rural por una rueda. También en varias pruebas del Lehendakari me he visto con opciones, aunque en alguna ha llegado alguna escapada y se me ha ido la oportunidad.
¿Le ha sorprendido su nivel?
Durante gran parte del curso me lo he esperado porque he trabajado muy bien la pretemporada, con la gente que me ha aconsejado, mi entrenador o el equipo. Este último tramo que he hecho no me lo esperaba así, la verdad.
"Con todos los sacrificios que hay que hacer como amateur no estás para pasártelo bien, sino en busca de algo más"
¿Cómo se define como ciclista?
No soy un sprinter ni mucho menos. Las subidas se me dan bien, aunque los puertos largos es algo que debo mejorar; es uno de los objetivos del año que viene. Subidas de menos de ocho minutos se me dan bien y tengo una buena punta de velocidad que me permite ser competitivo en llegadas de pocos ciclistas.
Codearse con estructuras como Caja Rural, Finisher o Fundación tiene que ser un espaldarazo también, ¿no?
El equipo que he tenido para pelear por el Lehendakari ha sido perfecto, porque en esas estructuras tienen varios objetivos a la vez y en nuestro caso mis compañeros se han enfocado en mí y en intentar que ganase el torneo.
En 2026 cambia de escuadra.
Sí. Voy al Smartlog. Me da pena dejar el equipo de casa, el staff y a mis amigos. Han sido los dos mejores años de mi trayectoria ciclista, pero tenía que dar un paso adelante si quería llegar a profesionales. Lo afronto con mucha ilusión y es un gran proyecto. Hay opciones de que la estructura llegue a profesionales. Mi idea es asentarme y ganar carreras. Nos dan los mejores medios posibles y mi siguiente reto es levantar los brazos como amateur, al menos debería ganar una carrera.
Y a largo plazo, ¿en qué piensa?
En ser profesional. Con todos los sacrificios que hay que hacer como amateur no estás para pasártelo bien, sino en busca de algo más. Es el objetivo por el que llevo luchando este tiempo. Este año he visto que hay luz al final del túnel. Con mucho trabajo y algo de suerte algún día pudo alcanzar mi sueño.
Es del mismo año que Markel Beloki o Gorka Corres. ¿Le dice algo?
Cierto, aunque no me comparo con ninguno. A Markel siempre lo he visto a años luz, tiene un talento que poca gente de su edad ha mostrado. Me alegro por ambos, pero yo hago mi camino y espero en algún momento correr junto a ellos.