Después de completar una carrera de oro, Paula Ostiz agarró una plata Mundial. “El año que viene espero llevarme el oro”, dijo con ambición. La navarra se adentra en la historia por la puerta grande. En realidad, la derribó. La primera ciclista navarra en lograrlo. Pionera. Un hito. Un viaje a la eternidad para la ciclista de Iruñea, de 17 años. Una postal para siempre. Emocionante. Palpitante. Directa al corazón y la memoria. 

El 26 de septiembre de 2024 será uno de los mejores recuerdos de su vida. Inolvidable su pasaje en Zúrich. Pensando en el esprint más importante de su vida, Paula Ostiz se despojó del chubasquero negro que le cuidó de la lluvia, para aligerarse frente a Cat Ferguson y Viktoria Chladonova

La navarra, alada, quería volar libre hasta el arcoíris en el cielo gris de Zúrich, encapotado, brumoso. La iruindarra deseaba pintarlo de todos los colores tras una actuación prodigiosa, solo al alcance de las mejores.

Lo es Paula Ostiz, más joven que la inglesa y la eslovaca, pero firme y poderosa. Lo gritó con fiereza para hacerse con la plata en el Campeonato del Mundo júnior. En el esprint a tres, solo sucumbió ante la gran favorita

Cat Ferguson conquistó la gloria. Señaló al cielo. Campeona de la crono y de la prueba de ruta. Oro sobre oro. La plata ungió a la navarra, que es un tesoro. Un gran descubrimiento. Derrotó a la eslovaca con el golpe de riñón de la pasión. Posó mejor en la photo finish Paula Ostiz, brillante su futuro. Inmejorables sus vistas. 

Paula Ostiz, plata, con Cat Ferguson, oro y Chladonova, bronce, en el podio. Efe

La más joven

A pesar de su juventud, Paula Ostiz, jerárquica, dejaba hacer como una veterana curtida en mil batallas. Inteligente, jugaba con los nervios del resto que se exponían demasiado en el juego de máscaras. Cara de póquer la suya.

Chladonova fijó el paso en el repecho que desencadenó la carrera y la tormenta de vatios. “Ahí nos hemos ido tres y tenía muy buenas piernas, pero a falta de 10 km para el final me han dado calambres y ya me he centrado en asegurar una medalla”, expuso Ostiz, que gestionó la carrera de maravilla.

La eslovaca dejó solo el esqueleto. La navarra era una oda a la resistencia y la táctica. Ferguson, Ostiz y Chladonova se anudaron. Se cosieron las unas a las otras. Las medallas eran suyas. También la desconfianza. 

Ostiz racaneaba los relevos, más cortos que los de la eslovaca y la inglesa. Ahorraba en cada pedalada. Cada una jugaba a lo que sabía. La eslovaca buscó una grieta en un repecho. Ferguson y Ostiz le tocaron el hombro. Se convocaron al esprint.

Bizqueaban las tres, en una final de pistards. Pausa en la aceleración. Kilómetro y medio mirándose, vigilándose. Una radiografía tras otra. A cámara lenta. El esprint más largo del Mundo retrató a Paula Ostiz de plata.

En Suiza, paradas las manecillas de las pruebas contrarreloj, asomó la primera carrera en línea de la competición. Como todo era nuevo, también llovió. No lo había hecho los días anteriores, no al menos con el estímulo de las nubes ventrudas, más negras que grises, que descargaron desde la mañana tras el claqué de la noche.

Repiqueteaban las gotas de agua en los cascos de las más jóvenes del Mundial, las competidoras de la prueba júnior. Las prendas de agua se entreveraban en el paisaje. 

Ferguson, la gran favorita

Cat Ferguson, campeona de crono y la gran estrella, estaba feliz con la lluvia porque le recordaba a Skipton, su lugar natal, en Inglaterra. Gran Bretaña quería dominar en un trazado exigente de 73,5 kilómetros sobre un suelo espejado, con el piso resbaladizo y peligroso. Se produjeron varias caídas. La más grave, la de Muriel Furrer, que permanece en estado crítico en un hospital por el tremendo impacto. La suiza, de 18 años, sufre un severo traumatismo craneoencefálico. Su vida está en riesgo.

Paula Ostiz, protagonista de la carrera, con Cat Ferguson. Movistar / Getty

Paula Ostiz, atenta, se camufló en el anonimato, como una actriz secundaria, sopesando posibilidades, cuando se conformó la fuga con un alfil de Ferguson, Blackburn, dos italianas, Milesi y La Bella, la francesa Lavenu y la polaca Wasaty. El movimiento liberó a varias selecciones y exigió el empuje de otras. El tablero táctico del Mundial en su esencia. 

En cuanto el recorrido elevó el mentón con un repecho prolongado entre bosques y vegetación, la fuga fue pasado, agotada. El pelotón se fue desgajando, como las fachadas decadentes. Se mantuvo la estructura. Megan Arens hizo la limpia con un ritmo constante. En ese baile, Paula Ostiz sonreía. 

La navarra, inteligente, se fijó con las mejores. Se instaló en la parte trasera del grupo para ganar perspectiva. Se arremolinaron las mejores. Con la iruindarra respiraba Cat Ferguson, Arens, Gery, La Bella, Silo, Liehner y Kamilla Aasebø. 

Movimientos decisivos

Ferguson, con un punto de ansiedad, rompió la paz en territorio Comanche. Abrió fuego. Le apagó Ostiz, chispeante. Gery también se agitó. En el descenso, se amansaron por pura prudencia. El asfalto supuraba riesgo. Se tensaron los rostros. Ostiz controlaba la escena enfundada en el chubasquero negro. 

La segunda vuelta al circuito era la invitación al reparto de medallas con dos ascensiones cortas que presagiaban un pleito sin desmayo. En ese escenario, en el principal, donde no hay sitio para esconderse, Ferguson, Ostiz y Chladonova se unieron arengadas por la fiebre del oro. La navarra se quedó con la plata tras una exhibición de oro. Paula Ostiz conquista una plata Mundial.

Muriel Furrer, en estado crítico

Pésimas noticias desde el Mundial. La UCI informó que la ciclista suiza Muriel Furrer, de 18 años, sufrió una durísima caída de graves consecuencias durante la prueba de ruta femenina júnior. “Fue trasladada de emergencia al hospital en helicóptero. Sufrió un traumatismo craneoencefálico grave y se encuentra en estado crítico”, apuntó el organismo rector del ciclismo mundial en una nota.


En la carrera de ruta del Mundial júnior masculino, Lorenzo Finn conquistó el oro tras una gran exhibición. Héctor Álvarez, que estuvo con el italiano, se quedó vacío y le tocó padecer. Perdió el rastro del italiano y las medallas. Finn llegó en solitario. Grindley fue plata a 2:05 y Senna Remijn, bronce a 3:06.