Las pulsaciones a mil. 25 años en la cesta profesional en un suspiro. Un parpadeo de más de noventa minutos de juego. El final, el epílogo, de Diego Beaskoetxea sabe a gloria, a sudor, a lágrimas, a una vida de mimbre. Se despide con txapela. Un final 'made in Hollywood' en el Eusko Label Winter Series para un delantero que puso este domingo la guinda a una carrera trufada de éxitos. Se va con título, con el más grande, en casa, junto a 2.000 espectadores atronando en el Jai Alai de Gernika. Diego es un hombre tranquilo, frío. Un témpano con cesta cirujano. Se crio en un frontón, vive en un frontón. Nació en Miami, donde su padre, Gonzalo, una enciclopedia puntista, fue profesional. A los 22 se fue a Dania vestido de blanco. Dos décadas más tarde regresó con las alforjas llenas de experiencias. Y este domingo dijo agur a la alta competición; no así a la cancha, pues el veneno de la especialidad le arde y es el dinamizador de la escuela de Gernika, que goza de una salud envidiable.

Y en ese magma, Imanol López, que fue mariscal en el inicio y sufrió en el segundo joko, resolvió la papeleta en el desempate. No se podía pedir más a un campeonato tremendo y precioso. El 4-4 del cierre fue la guinda para todos. Finiquitó el gigante de Zumaia la contienda con un derechazo atrás. El guipuzcoano llevó el peso de la pareja y dio el do de pecho. Estuvo arriba, sufrió y se recompuso. Agonía en tres sets ante unos Xabier Barandika, expeditivo, y Unai Lekerika que tienen mucha hambre. El futuro es suyo.

La chapa sonrió a los veteranos, que empezaron con el saque de su lado. Comenzaron los colorados cómodos, entonados, en un inicio durísimo. Unai Lekerika abusó de la derecha con una pelota muerta, cuestión que le podía pasar factura física en el tramo final. Diego e Imanol arribaron con las ideas bien claras: eliminar a Xabier Barandika del tapete y esbozar su cara más seria. De hecho, dos buenos remates del joven gernikarra pusieron la salsa en los primeros compases. Un error propio abrió la cuenta. 1-2. Dos yerros del zaguero foral cambiaron la tendencia (3-2). 

A Beaskoetxea, en su última andanada, se le intuyó el plan: desmontar al zaguero contrincante. López se puso el mono de trabajo. Es un seguro de vida. El primer remate de Diego fue el 4-2, un dos paredes bestial. Dos fallos de Barandika abrieron la brecha. No fue un abismo porque en el tanto más peloteado del descorche el veterano puntillero de Gernika abrió demasiado. El luminoso se compactó: 6-4. Y, con la pelota encabritándose para los intereses de los veteranos, Beaskoetxea se puso valiente. Eterno. Clavó un dos paredes desde el cuadro siete que levantó al público que llenó la cancha. El 8-4 fue un pleiteo entre los delanteros, primos carnales, que se llevó el más experimentado al bolsillo con un cortadón hacia el txoko. A machetazos. Y los veteranos cambiaron de pelota: una nueva, muerta, para evitar el ataque de Lekerika. Mandíbula de hierro. A sufrir. Imanol, con ese material, está más cómodo en el Jai Alai. La final se puso dura. Los veteranos, preparados para trabajar. Superiores.

Diego Beaskoetxea, durante un lance del encuentro ante Olharan-Basque en el Winter Series. Borja Guerrero

Un fallo de Barandika, fuera de foco por el juego de sus rivales, dos contra uno, y un buen revés de López hurgaron en la herida. Solo cambió el signo un palo de Imanol tras un gran pelotazo del zaguero rival. Un dos paredes de Diego desde el seis supuso oxígeno para los colorados. Sin incidencia de Barandika, la ansiedad azul creció. Necesitaban pelota viva. En el 13-6, no obstante, se destapó Xabier con un cortadón desde el siete y medio. Lekerika se sacó de la chistera un dos paredes desde el once. Caviar. El aguijón de Beaskoetxea cerró el primer joko: un revés atrás por la pared y un dos paredes magistral. 

Cambia el guion

En el inicio del segundo joko, el veterano delantero estuvo soberbio en la lectura: supo jugar atrás y rematar. Las hostilidades comenzaron con un yerro de Lekerika. Diego sumó un dos paredes de costado desde el cinco (2-0) y como un arquitecto metió el bote a los azules (3-0). Un resto de Barandika destrozó la brújula. Los gernikarras avanzaron con un error de López, resistente a pesar del castigo por llevar toda la carga del compromiso. Barandika y Lekerika se repusieron de los golpes a raíz del 5-3. Llegó un cortadón de Xabier. Con el material más fogoso, Unai mostró la velocidad de su derecha. Tacada para el 5-6. 

Exigido López, aunque potente, se vio afectado por la fatiga. Los azules resucitaron hasta el 6-8. Más madera. Xabier recuperó la sonrisa. La cita se transformó. Aullido de Lekerika. Potro de tortura para el gigante de Zumaia. Del 7-9 al 7-13, un txik txak del delantero tras agarrar una dejada de su primo. Barandika enseñó el catálogo de recursos, más asentado, superior. Disfrutón. Un revés arriba de Unai insufló aire al bando colorado. López sacó una dejada espeluznante para colocar el noveno cartón. Otro txik txak de Xabier selló la revuelta de los jóvenes. La resolución del set llegó con un dos paredes abajo de Beaskoetxea. Al desempate.

Desempate a mil pulsaciones

Un error de Lekerika abrió el set definitivo. Mal asunto. Los veteranos sacaron fuerzas de flaqueza. Joko de infarto. Se desquitó Unai y Diego hizo un palo. El 2-2 lo encontró Beaskoetxea en el rebote. El 3-2 fue un tanto durísimo. Se cruzaron 29 pelotazos a buena. Los delanteros buscaron las cosquillas a los zagueros, sin arriesgar. Diego clavó un revés arrimado. Leitmotiv: un pelotazo más. Final de cemento. Los colorados apretaron. Barandika erró de derecha. 4-2. El público se puso en pie para honrar a los cuatro protagonistas, especialmente a Beaskoetxea, el hijo del pueblo que se despedía tras más de 25 años en el campo profesional, pero Lekerika no quiso terminar así: un pelotazo al rebote que no respondió Diego y 4-3. Agónico. Quedaba pimienta.

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Un derechazo al rebote de Xabier puso el 4-4 tras un regalo de López al ancho. Una final tan grande no podía terminar de otro modo. Todos en pie. A punto del infarto. Resolvió el puzle Imanol con un derechazo atrás. Emoción a raudales. Regalo para la cesta. Beaskoetxea y López son los nuevos campeones del Winter Series. Una despedida a la altura de Diego, que se marcha con la txapela más grande. ¡Qué manera de sufrir!