Nada más levantarme este pasado domingo 25, ya estaba la suerte echada. Las piernas todavía dolían por los 26 kilómetros del día anterior. No es la primera vez que enlazo dos pruebas, pero si la primera que sabía que iba a sufrir. A pesar de lo cual desayune para por lo menos no achacar la falta de fuerzas a algo más si cabe. El día anterior había sido duro así que ya sabía el desenlace de este domingo, eso sí, no pensaba que fuera a ser tan malo.

Subiendo a Oteros.

Para las nueve de la mañana ya estoy en Pobes y primera y grata sorpresa. La organización ha acondicionado una campa muy cercana a la salida para dejar el coche. Primer punto positivo, no sería el último. Al acercarme a la plaza para recoger el dorsal, el speaker ya estaba dando información de la carrera. En la recogida de dorsal nos obsequian con una muy buena bolsa del corredor con café incluido. Seguimos con los buenos detalles. Toca ver a la gente conocida, por allí estaban Axier Urresti, Gustavo, Rubén, Asier y como no mi amiga (mi motor durante toda la prueba) Aintzine.

Aintzine en la Sierra de Badaia.

Nos vamos acercando a la línea de salida, el buen ambiente, el clima templado con muchos claros en el cielo, animan a la gente a acercarse para dar aliento a los corredores. Últimos segundos y salimos como alma que no lleva en diablo, cuesta abajo hacia la carretera de Anucita en “salida neutralizada”. Es un decir porque Patxi, gran organizador de esta prueba pone un ritmo que ya lo quisiera algunas de las liebres de recordman de maratón Eliud Kipchoge. En un momento nos hemos comido el primer y duro kilometro hasta la pista que da acceso al monte. Yo ya no voy, me pasan todos, pero bueno era lo esperado.

Comienza la arista de la Sierra de Tuyo.

RECORRIDO ESPECTACULAR

Mientras Aintzine, que va sobrada, charla con conocidas de otras carreras, yo me voy arrastrando buscando el sendero que nos lleva a la arista de la Sierra de Tuyo, camino de San Vítores. Ahí por lo menos no me quedo el ultimo, un grupo donde está David, se han equivocado en un cruce anterior y tienen que dar una vuelta grande para poder recuperar el recorrido. Este, por cierto, se encontraba perfectamente marcado, así que, seguro que es un despiste. Suele pasar que a pesar de estar todo bien indicado al ir en grupo, como el primero no se fije, todos van detrás. David me dice que menos mal que ha sido al principio.

Laura y Alfonso encabezando el grupo camino de San Vítores.

Este tramo de recorrido es simplemente espectacular. Un sendero estrecho entre árboles donde los kilómetros pasan casi sin esfuerzo. Hasta me permito la licencia de esprintar para hacer una foto del grupo donde voy. Ahí encabezándolo están Laura y Alfonso. Finalmente damos por terminada en el kilómetro cinco la subida y coronamos. Este es el mejor momento para mí. Me quedo con Aintzine para sacar alguna foto y disfruto de la bajada manteniendo la posición en el grupo. Somos unos quince cuando llegamos al avituallamiento, muy completo, por cierto, de la balsa de Montevite. Ya llevamos ocho, vamos a por Oteros en la Sierra de Badaia.

Voluntarios en Oteros.

Aquí empiezan las cosas a ir mal. Ya he gastado todo lo poco que había. Me pasan todos, sin excepción. Me quedo el último. Voy sufriendo en cada paso de la subida a Oteros. Intento mantener la distancia con Jorge, con el que he compartido mucha carrera dándonos pasadas mutuas. Lleva un ritmo cómodo en la subida, incluso trota. Yo sufro para andando no perder la referencia. A mi lado Ain-tzine, que no me deja ni a sol ni a sombra, va todo el rato dándome ánimos.

Coronamos Oteros, la verdad es que el día esta precioso y las vistas son inmejorable. Eso y la sonrisa perenne de los voluntarios, que haríamos sin ellos, me hacen ver las cosas de mejor manera, aunque mi isquiotibial esté a punto de romper. Como algo y tomo sales para afrontar la bajada e intentar evitar la retirada. Me gusta mucho la bajada hasta Subijana, aunque con agua otro gallo hubiera cantado. Se trata de un sendero estrecho, donde hay bastante piedra. Vamos todos buscando la mejor trazada y el evitar las numerosas piedras que hay durante todo este tramo. La bajada es peligrosa y la piedra menos mal que está seca.

Pasando Subijana las piernas ya no dan más de sí, pero solo quedan cuatro kilómetros y el ver algún corredor más adelante junto con los últimos participantes de la marcha me dan ese empujón que necesitaba para por lo menos dejarme caer en las bajadas y sufrir como nunca en la última subida. Queda un eterno kilómetro de bajada donde Ain-tzine sigue saludando a gente, que tía, conoce a medio monte. Por fin veo delante de mí la meta y ahí esta Gustavo dándome aliento para superar esos últimos metros. Que humildad la de este excelso corredor que ganó la prueba en tan solo una hora cuarenta minutos. Bravo por él, menuda máquina. Yo consigo parar el crono en tres horas y como era de suponer en última posición.

No siento pena por la posición sino por no poder dar mi mejor cara en esta fantástica prueba. Pocos peros le puedo poner a la organización. Esta Babarrun Trail ha venido para quedarse y yo vendré a intentar hacerlo mejor. Gran ambiente en meta, otro punto positivo de la organización ya que preparó una paellada inmejorable con música en directo gracias al gran Rubén Ocasar, que hizo las delicias de la muchísima gente allí concentrada. Las dos cosas que me parece en mi opinión que pueden mejorar la carrera ya se las dije a los organizadores. Viendo el cariño con el que han preparado y han tratado a todo el mundo seguro que lo tendrán en cuenta para intentar superarse más aún si cabe en la segunda edición

No quiero terminar esta crónica sin dar las gracias a Aintzine. Gracias amiga por estar ahí, a mi vera. Sin ti no llego, eso seguro. Volveré en 2023 pero mientras tanto ya hay otras pruebas cercanas, en tierras vizcaínas, el próximo mes de octubre, con montes tan apetecibles como Urko, Oiz y Egoarbitza. De todo ello hablaré, por supuesto, en estas líneas. ¿Corréis conmigo?