El primer mandamiento para vivir una temporada exitosa en Segunda División, una categoría áspera y dura a más no poder, radica en construir unos sólidos cimientos defensivos y poner el candado en la portería en la mayoría de los partidos. El Deportivo Alavés cumplió a rajatabla dicho cometido en su última andadura durante el ejercicio 2015-16 bajo la batuta de un técnico amante de la disciplina táctica como José Bordalás. Pues bien, ahora pretende volver a enfundarse la capa de equipo incómodo, rocoso y guerrillero con el fin de convertirse en un cualificado aspirante al ascenso.

Tras el amistoso ante el Real Oviedo, Luis García acabó visiblemente satisfecho por el despliegue físico de sus pupilos, la concentración y la férrea actitud del equipo a la hora de impedir que el equipo sufriera en labores defensivas. Es obvio que muchos partidos en Segunda se resolverán por apenas un gol de diferencia y nimios detalles, por lo que no encajar constituye la principal premisa que el Alavés debe tener entre ceja y ceja.

En este sentido, el entrenador madrileño aspira a que sus discípulos sepan interpretar y adaptarse a duelos de perfil árido como el disputado el sábado en Ribamontán al Mar, donde a falta de más punch arriba el conjunto babazorro ofreció, al menos, esa imagen seria que su afición desea para intentar retornar cuanto antes a la élite futbolística.

Porque se trata de sentar unas bases graníticas cuanto antes y morder desde el inicio liguero. En esa pelea anda sumergido un técnico confiado, eso sí, en que lleguen cuanto antes algunos refuerzos con el fin de que su plan pueda ejecutarse. Tras la goleada encajada ante los Wolves, un rival de la Premier League en otra dimensión, el Alavés ha mejorado de forma ostensible su rendimiento defensivo en esta pretemporada a la espera de los dos próximos compromisos ante el Sporting y el Athletic.

Un esquema definido

Si no fuera por aquel infantil error de concentración entre Sivera y el ahora rayista Lejeune al comienzo del choque ante el Besiktas, su portería acumularía ahora más de 270 minutos imbatida. Y ese no es un dato baladí, aunque ya se sabe que en la pretemporada cualquier dato conviene cogerlo con pinzas, tanto en positivo como en negativo.

Lo cierto es que Luis García está dejando pistas meridianas acerca del esquema de juego que quiere implantar a lo largo de esta campaña. El 4-2-3-1 será el habitual, aunque puede que en determinados partidos –sobre todo, lejos de Mendizorroza ante rivales directos– aparezca un tercer mediocentro para intentar dotar de más consistencia a la sala de máquinas.

A no ser que lleguen refuerzos en un breve lapso de tiempo a Vitoria, la elección de hombres a la hora de conformar la espina dorsal albiazul también parece clara. A menos de dos semanas para el arranque liguero ante el Leganés, el primer once puede recitarse casi de carrerilla.

En realidad, el preparador madrileño tampoco tiene mucho donde elegir en este momento, sobre todo en el centro de la defensa y la vanguardia. Mientras no terminan de concretarse la llegada de Maras ni la renovación de Laguardia, Luis García apenas cuenta con un central puro como Sedlar y su acompañante es un lateral reconvertido como Anderson Arroyo.

En cualquier caso, ambos ofrecen garantías con un escudero por delante como Benavídez que abarca mucho campo y que, pese a su falta de ritmo, está dejando buenas sensaciones hasta la fecha. El uruguayo, un mediocentro de pierna dura, debe convertirse en el mejor stopper para impedir que los rivales merodeen la portería albiazul.