Andaba con miedo esta mañana ya que la lluvia podía estar presente durante toda la jornada. Pero nada, ese temor desaparece en cuanto veo el cielo azul sobre mi cabeza. Menos mal porque otro día con lluvia como el de este viernes hubiera sido muy duro, tanto física como mentalmente.

Saliendo de noche por primera vez con la idea de llegar pronto a Arzúa. Cuento con el aliciente de una sorpresa que me espera en Melide.

Los primeros kilómetros van rápido. Me he tomado algo para el dolor y la pierna me deja, sin protestar mucho, avanzar rápido. También influye mucho el terreno que ayuda. Una pista plana pegada a la carretera. Por el contrario el recorrido no es muy vistoso.

Todo eso cambia al llegar a Palas de Rei. El Camino se empieza a separar de la carretera y se interna en bosques con árboles y vegetación de un verde intenso.

En Melide llega mi sorpresa. Carlos, el padre de Patricia, una chica afectada de ataxia telangiectasia, se une a mi para realizar los últimos 16 kilómetros de la etapa.

Me sube la moral, ya que bajo un poco el ritmo, para poder disfrutar de todo lo que no he podido durante este largo trayecto que comenzó hace quince días.

Los pequeños pueblos con sus iglesias muy auténticas, los detalles del Camino que asoman en cada esquina, los cruces con otros peregrinos y sobre todo la compañía y charla pausado con un compañero.

Seguramente habrán sido los 16 kilómetros que más cortos se me han hecho y encima no hemos ido nada despacio. Hay que ver cómo anda Carlos, despacio no precisamente.

Seguimos pasando por lugares bucólicos llenos de pequeños riachuelos que aportan frescor en la ya calurosa media mañana. Incluso paramos a hacer más fotos que las de costumbre.

Finalmente tras nueve horas llegamos a Arzúa. Ya solo quedan 37 kilómetros para llegar a Santiago de Compostela. Además he tenido suerte y Carlos me lleva a comer un pulpo a feira buenísimo.

Hoy el día es todo alegría. Estoy cansado, con dolor, los pies con bastantes heridas, pero ya huele a Santiago. Hoy, porque lo estáis leyendo en domingo, estaré en la Plaza del Obradoiro y todas las emociones seguro que saldrán a relucir tras estos dieciséis días de pelea por ell@s. ¡Qué ganas!

Buen Camino.