Hoy hemos empezado el día con nieve. Si bien es cierto que no hacía mucho frío por la mañana, me he abrigado por si acaso. El albergue de Fuente Sufres, por cierto que es parada obligada, bien a dormir, bien a tomar algo, estaba antes de Hontanas con lo cual he tenido que recorrer kilómetro y medio antes de llegar a la localidad burgalesa. A partir de ahí he puesto ritmo de crucero hasta llegar a Castrojeriz he ido corriendo sin parar.

En Castrojeriz me he parado a desayunar un café, además de a contemplar el castro imponente en la colina sobre el pueblo.

Saliendo de esta localidad, he salido corriendo hasta que de repente me he topado con una pared delante de mí. Una subida de casi dos kilómetros con 250 metros positivos. He agachado la cabeza, he empezado a bastonear a un lado y a otro y he tirado hasta arriba.

Después, el terreno se ha vuelto propicio y he vuelto a correr a buen ritmo.

Por fin he entrado en Palencia, otra provincia más a mis espaldas. Desde la línea divisoria entre provincias hasta llegar a Boadilla el terreno era bastante igual y aburrido, quitando un par de pueblos.

Después, cuando he salido de Boadilla, he pensado que iba a tener la misma suerte en cuanto al paisaje. Pero no, he llegado al Canal de Castilla, un canal navegable que parte de Frómista con barcos que unen pueblos como si fueran autobuses.

Eso sí, a partir de Frómista a pesar de que solo me quedaban 18 kilómetros para llegar a Carrión la línea de meta de hoy, han sido seguramente los más duros.

Todo el rato la pista pegada a la carretera, rectas interminables y el único aliciente de pasar por tres o cuatro pueblos.

Finalmente, cuando ya empezaba a desesperar pensando que Carrión nunca iba a aparecer ante mis ojos, cruzo una colina y ahí está.

Con el día de hoy hemos llegado al ecuador de esta aventura-reto.

Quedan ocho días a Santiago pero ahora empiezo a restar.

Buen Camino.