SUECIA Palicka (1), Chrintz (1), Lagergren (1), Bergendahl (5), Carlsbogard (2), Gottfridsson (3), Wanne (4), Thulin, Darj (1), Ekberg (5), Daniel Pettersson (2), Fredric Pettesson, Claar (2), Pellas, Persson y Wallinius.

ESPAÑA Corrales, Aleix Gómez (6), Maqueda (1), Sarmiento, Casado (1), Ángel Fernández (4), Figueras (6), Pérez de Vargas, Gurbindo, Peciña, Cañellas (1), Ariño, Gedeón Guardiola (2), Tarrafeta (5), Sánchez-Migallón y Odriozola.

Parciales 2-1, 5-3, 6-6, 9-7, 11-10 y 12-13 (al descanso); 15-16, 18-18, 21-21, 23-22, 26-24 y 27-26.

Árbitros Schulze y Tonnies (GER). Excluyeron por dos minutos a Darj, Carlsbogard y Claar por Suecia; y a Aleix Gómez, Sánchez-Migallón y Peciña (2) por España.

Incidencias Final del Europeo de Hungría y Eslovaquia disputada en el MVM Dome de Budapest.

- Con el tiempo consumido. Cuando ya no había opción a réplica. Así recibió la selección estatal de balonmano su último tanto en el Europeo de Hungría y Eslovaquia. Fue desde los siete metros, donde Niclas Ekberg no suele fallar. Y donde tampoco falló esta vez ante Gonzalo Pérez de Vargas, para subir a Suecia a lo más alto del podio continental. Para sentar a los escandinavos en un trono que hasta ese penalti ocupaba una España que ahora tendrá que conformarse con la agria medalla de plata. Porque la final fue igualada, en el parqué y en el luminoso; pero los dirigidos por Jordi Ribera tuvieron la oportunidad perfecta para llevarse la victoria. Tuvieron la posesión justo cuando había que tenerla. A falta de un minuto, con empate en el marcador y el brazo arriba de los colegiados, Joan Cañellas erró en una ofensiva planificada en un tiempo muerto. Propició que Suecia tuviera la última ofensiva, con el empate en el 26 en el luminoso. Los escandinavos amasaron la pelota, esperaron a los últimos segundos para elegir lanzamiento y entonces, de nuevo Cañellas, realizó una falta clara. Ni se quejó el estatal. Ekberg cogió la pelota, se colocó en los siete metros y lanzó para hacer a Suecia campeona de Europa. Para devolver a su selección a un podio al que no se subía desde hace dos décadas. 20 añazos.

Pérez de Vargas no pudo ni adivinar la trayectoria del lanzamiento, no pudo provocar la prórroga y privó a los Hispanos de su tercera corona continental consecutiva. Algo que hasta ahora tan solo habían logrado los míticos Bengan Boys, la legendaria selección sueca que se impuso en las ediciones de 1998, 2000 y 2002. Unas cifras que ponen en valor la medalla plata, hoy triste, de los dirigidos por un Ribera que en Budapest ha sabido llevar con maestría el relevo generacional de una selección exitosa. Sin embargo, a pesar del buen Europeo realizado, los estatales no lo tuvieron fácil ayer. El cansancio de la exigente competición hizo que la defensa no regresara como antes, que la velocidad no fuera como la de siempre. Además, en ataque las cosas tampoco fueron tan fluidas como habituaban. Y no fue porque la selección española no tuviera claras las acciones en ataque, sino porque enfrente se encontró con un auténtico muro: Andreas Palicka. El cancerbero sueco contabilizaba cumplidos los primeros quince minutos hasta seis paradas. Un dato que sirvió para explicar la renta de dos goles con la que los escandinavos se situaron en el marcador. Pero ni así se descompuso el equipo estatal, que siguió confiando en su plan de juego, en el que estaba marcado a fuego el juego con los extremos y pivotes. Así logró marcharse al descanso con ventaja (12-13), exigua, pero suficiente para llevarse el oro.

En la segunda mitad continuó la dinámica positiva de los de Ribera, al menos en ataque. Un latigazo de Tarrafeta les permitió situarse con una renta de dos tantos (14-16), la máxima en todo el encuentro para los estatales. Sin embargo, Suecia es un equipo al que es muy difícil de sacar de los partidos y su pivote Oscar Bergendahl, que devolvió las tablas (19-19) al marcador. Dificultades defensivas que se agravaron con la segunda exclusión de Iñaki Peciña. Pero España no se arrugó como demostró el 23-23 con el que se llegó a menos de diez minutos para la conclusión. Una igualdad que se mantuvo al entrar en el último minuto con el balón para ganar. Sin embargo, los estatales no aprovecharon su ocasión y se vieron condenados a una medalla de plata.