La australiana Ashleigh Barty, número uno del mundo, bordó un tenis impoluto para arrollar a la estadounidense Madison Keys por 6-1 y 6-2 en la primera semifinal del Abierto de Australia.

Barty, que todavía no ha encajado más de cuatro juegos en un set en lo que va de competición, cerró una impecable primera manga con un tres de tres en pelotas de rotura, así como con cuatro errores no forzados que contrastaron con los 14 de su rival.

Estuvo también brillante e intuitiva al resto al no verse intimidada y romper en tres ocasiones el servicio de una Keys que acumuló un 78% de primeros en juego.

Su arma más letal, el servicio, también lució tras conceder sólo una pelota de rotura a lo largo de una primera manga que duró 26 minutos y variar tanto los efectos como las direcciones para aturdir a su rival. La tenista de Illinois se reencontró con su revés en el segundo parcial y pudo hacer daño desde ese flanco para mantenerse a flote hasta el 2-2.

Barty, que acumuló 13 golpes ganadores en el segundo asalto, consiguió mantener su servicio a pesar de ofrecer una pelota de break e intimidó a continuación desde el resto al cerrar el juego con un 4-2.

Conservó sus dos siguientes saques para conseguir el billete a una final que no contaba con una participante aussie desde que en 1980 la local Wendy Turnbull se proclamara finalista del torneo.

Volvió a ser infalible su característico revés cortado que impidió adquirir el ritmo necesario a una Madison Keys que llegaba con una racha de diez partidos consecutivos ganados desde su corona en el reciente torneo de Adelaida.

Barty está a un paso de romper la maldición que ha privado a las tenistas locales de lograr el título en Melbourne Park desde que en 1980, cuando la australiana Chris O’Neil se hizo con la corona.

Tras su triunfo, fue preguntada por si tiene alguna preferencia sobre su rival en la final: “Ambas jugadoras son diferentes pero compiten muy bien, por eso están aquí. Será un gran partido y espero poder disfrutar la final”, comentó en alusión a la polaca Iga Swiatek (9) y la estadounidense Danielle Collins (27), que disputarán la otra semifinal. Tras la victoria de este jueves, la número uno del mundo mantiene un rotundo 13-7 favorable contra jugadoras estadounidenses en competición Slam.

La estadounidense Danielle Collins fulminó a la polaca Iga Swiatek por 6-4 y 6-1 en el Abierto de Australia y disputará su primera final de Grand Slam ante la local Ashleigh Barty (1).

“Hemos tenido batallas increíbles y jugar contra la número uno en su casa es algo increíble”, dijo ante el público de la pista Rod Laver Arena en alusión a su próxima rival, tras cerrar el partido en una hora y 18 minutos.

Swiatek acusó las tres horas de partido, el más largo de su joven carrera, ante la veterana estonia Kaia Kanepi en cuartos de final y necesitó cinco juegos para hacerse con el ritmo del partido.

Collins dominó con un implacable revés y puso tierra de por medio con un contundente 4-0 inicial. La reacción de la polaca, que consiguió una rotura con el 2-5, le hizo mantenerse tímidamente a flote en una manga que cayó del lado de la estadounidense por 6-4, tras acumular 14 golpes ganadores.

La campeona de Roland Garros en 2020 sufrió considerablemente con su servicio al ofrecer seis pelotas de rotura que le acabaron costando un set que se extendió hasta los 48 minutos.

El guión prosiguió su rumbo en un segundo set que se inauguró con una temprana rotura de la jugadora estadounidense de 28 años. Mejoró su servicio, al contar con un 78% de primeros en juego, y sumó otros trece golpes ganadores que le catapultaron hacia su primer billete para una final de Grand Slam.