lrededorde la calma y el sosiego de Igor Arrieta (Uharte Arakil, 8 de diciembre de 2002) todo se acelera. Una perdigonada de neutrones. Vive deprisa el ciclismo del navarro en una era apresurada, que respira entre jadeos, donde es viejo hasta lo que se está gestando. Fast cycling. El estruendo del cañonazo de Arrieta, hijo de José Luis Arrieta, en el lienzo amateur, donde apenas ha necesitado un curso para sobresalir en su debut en el Lizarte, le han situado en el Kern Pharma, donde aguardan a uno de los ciclistas con mayor proyección. Maravilloso hombre bala, Arrieta debutará en el profesionalismo en la Challenge de Mallorca, (faro de la campaña entrante tras la suspensión del Tour Down Under y la Vuelta a San Juan) aquella serie de pruebas que antaño servían para hacer de turistas a los ciclistas, sin más pretensiones que desempolvar el óxido del invierno. Esa época es un recuerdo añejo, la nostalgia del ciclismo que despertaba entre bostezos y kilos de más.
Aquel despertador perezoso es ahora una alarma que invoca al zafarrancho, que vocifera exigencia. Arrieta abrirá los ojos en un ciclismo que no pestañea. “Todo va rápido, pero yo quiero ir poco a poco. Quiero hacer las cosas bien, con tranquilidad, y ver cómo me adapto a la categoría”, diserta Arrieta desde Altea, donde entrenará en solitario antes de encaramarse a la concentración de su equipo. Aprovechará la estancia para encarar el Campeonato de España de ciclocross, una especialidad que combina exitosamente con la carretera. “Mi primera bici fue una mountain bike, la primera de carretera, una BH”, rememora Arrieta sobre su contacto con el ciclismo. El manillar se hizo hueco y marginó el fútbol. “En juveniles me volqué más en la bici”, apunta.
Aunque apenas tiene edad para conducir, habla el navarro con la sabiduría de los que han vivido mucho, con la cautela de la inteligencia en un tiempo en el que se impone el ruido, la furia y la estulticia. Consciente de la expectativa que le abriga tras su currículo amateur, Arrieta encara el curso entrante con serenidad y seguridad en sí mismo. “No siento presión, al contrario, creo que es una motivación para mejorar y para seguir trabajando”, dice Arrieta, que desea ser fiel a si mismo en su incursión en el profesionalismo. “Quiero seguir corriendo con la misma personalidad que lo he hecho hasta ahora. Quiero seguir siendo yo mismo. No quiero renunciar a lo que soy”, lanza el joven corredor, que si entrenando sigue la hoja de ruta que escupen los datos del potenciómetro, en carrera prefiere regirse por las sensaciones. “Las circunstancias en carrera siempre son cambiantes y hay que saber adaptarse en cada momento”, describe Arrieta.
La ambición y la valentía, sumados al talento y a una gran capacidad de leer las carreras le han validado una vitrina estupenda como aficionado al de Uharte Arakil. “Soy ambicioso, me gusta el ciclismo de ataque y mover la carrera. Pero siempre con respeto a los rivales”, subraya Arrieta. Descarado, sin complejos, pertenece a la generación de los ciclistas que no esperan, que derriban la puerta. Nacidos para competir. “Me fijo en corredores como Pogacar, Van der Poel o Van Aert”, destaca Arrieta. A los tres les une la querencia por correr al asalto, por tomar las carreras por la pechera y sacudirlas. Protagonistas. Si bien no es muy amigo de lo vintage, del ciclismo que fue recuerdo -“prefiero seguir la actualidad en lugar de ver carreras del pasado”, explica-, Valverde, que su padre dirigió durante años en el Movistar, siempre fue una referencia, una figura perenne en su niñez.
Busca el sol un ciclista brillante, que ha quemado la etapa amateur como un chupinazo. “Casi ni me ha dado cuenta de que he estado en sub’23. No me esperaba que me adaptaría tan bien, la verdad”, confiesa Arrieta, que se desenvuelve de maravilla subiendo y bajo el juicio del reloj. “Paso bien la montaña y me defiendo contra el reloj” , refleja. El alfa y el omega para encaramarse a las grandes vueltas, el estímulo de Arrieta. “Me gustan las grandes vueltas y en ese sentido mi sueño sería ganar una etapa del Tour. No estaría nada mal”, ríe el navarro. De momento, su misión es “aprender” para asimilar el salto de categoría. “Mi padre me dice que tenga paciencia, que no vaya con prisa”.
En el Kern Pharma comparten diagnóstico. “Ahora tiene que aprender, adaptarse. No nos tenemos que volver locos con él. Lo que falta en el ciclismo profesional es paciencia con los corredores y nosotros, sin embargo, apostamos por la idea de que los logros vienen poco a poco. Las especialidades que Arrieta desarrolle en profesionales ya vendrán”, define Juanjo Oroz, mánager del equipo cuando observa al navarro. Y Arrieta, que sabe que el futuro no está escrito, quiere descubrir quién es en su viaje iniciático en el profesionalismo, su próxima aventura. “Ya se verá hasta dónde llego”, subraya el joven navarro. Eso sí, sea cuál sea el camino, Igor Arrieta no renunciará a su estilo.
Temporada 2021 (sub’23)
1º Campeonato de España Contrarreloj sub’23.
1º XXXVIII Volta Ciclista a Castelló.
1º LX Loinaz Proba.
1º Trofeo Iturmendi - Campeonato de Navarra.
1º XXXVIII Volta Ciclista a Castelló Etapa 2.
1º XXXVIII Volta Ciclista a Castelló Etapa 3.
2º 50º Memorial Valenciaga.
3º LXXVII Santikutz Klasikoa.
3º 60º Gran Premio de Primavera
3º XLIII Memorial Cirilo Zunzarren.
2020 (juvenil)
1º Campeonato de Euskadi.
2º Campeonato de España CRI.
5º Gipuzkoa Klasika.
9º Campeonato España en línea
10º Campeonato de Europa contrarreloj.
“Quiero hacer las cosas bien, poco a poco, con tranquilidad, y ver cómo me adapto a la categoría”
Ciclista del Kern Pharma