na trayectoria meteórica. Que sube como la espuma. Así es la carrera deportiva de Jon Lamas (20-4-2001). El joven karateka gasteiztarra sumó el pasado fin de semana en la ciudad polaca de Cracovia un nuevo título a su ya extenso palmarés. El representante del Yin-Yang conquistó la medalla de oro en el Campeonato del Mundo de Karate en la modalidad de katas en la categoría senior. Y lo hizo en su debut.
Un estreno por la puerta grande. Campeón del mundo a la primera. Otro título más al zurrón del prometedor deportista alavés. Sí lo es. No en vano, Jon Lamas ha ganado el Campeonato de España en todas las categorías. Nueve atesora en total. Ha sido, además, seis veces campeón de Europa en distintas categorías y también lo había sido ya del mundo en sub-21 antes de pasar a la élite en el año 2018 en la cita celebrada en Astaná (Kazajistán).
Pues bien, el discípulo de José Luis Lezkano ya domina también la categoría reina. Eso sí, el camino hacia el título conquistado en Polonia hace unos días estuvo lleno de espinas. No fue fácil, tal y como desvela el propio competidor. “Bastante duro”, apunta de inicio.
Y es que a diferencia de competiciones anteriores el número de rivales había subido considerablemente. “Habitualmente se suelen presentar 15 y en esta ocasión participamos 31”, añade. Más competencia. Y muy dura y con muchas ganas además, como explica el propio Lamas. “Tras la pandemia, no se habían celebrado campeonatos del mundo y creo que había muchas ganas. Por eso, había más rivales que en otras ocasiones y encima estaban todos mucho más motivados”, comenta el karateka del Yin-Yang.
más nivel y motivación
“Mucho nivel. Muchísimo”, insiste este vitoriano amante de la música, el deporte en general y las salidas al monte en particular, y sobre todo de los viajes, algo de lo que puede disfrutar durante las competiciones que le permiten conocer distintos rincones del mundo. “Es lo bueno de competir a este nivel”, se felicita.
De momento, le va bien. Algo para lo que había trabajado, pero que también le sorprendió en cierta manera. “Sí que íbamos con la intención de quedar campeones. Habíamos trabajado duro para ello y estábamos bien preparados. Pero nunca sabes lo que puede pasar. Por eso algo de sorpresa sí que fue y al lograr el oro me lleve una alegría enorme”, rememora.
Estudioso de los rivales
Lo suyo le costó. Y es que los competidores de Israel, Irak, Holanda y los locales de Polonia no se lo pusieron nada fácil. Eso sí, el excelente potencial de la competencia no descentró a Jon Lamas. El gasteiztarra fue fiel a su estilo como siempre hace. Estudia al rival, pero este no le condiciona su forma de competir. “Si que me gusta mucho analizar a los contrincantes, pero sin que eso me altere mi forma de hacer las cosas”, asegura.
Puede ser sin duda uno de sus puntos fuertes. Otro, a su juicio, es que técnicamente es un competidor “muy limpio”. “He entrenado a un nivel muy elevado desde pequeño con Naroa Lezkano y eso me lleva a tener una técnica muy depurada y muy limpia”, insiste.
Puntos débiles también los tiene. El principal reside en los nervios que le vienen en los momentos previos a la competición. “Me puedo poner nervioso y liarla. Hasta quedarme en blanco”, recalca. Algo que, tal y como desvela, tiene difícil solución. “Es algo que no puedo controlar. Va en la sangre”. Al menos, por su bien, es algo que hasta la fecha “nunca le ha pasado factura”. “Siempre hemos salido airosos”, bromea. En Polonia lo consiguió una vez más. Y eso que era su debut. Un estreno bañado de oro. El de Jon Lamas. Un campeón del mundo al primer intento.
Amante de la música, el deporte en general y de las salidas al monte, el alavés disfruta en los torneos de otra de sus pasiones: los viajes
“Íbamos con la intención de ganar. Habíamos trabajado para ello, pero no sabes lo que puede pasar y me llevé una alegría enorme”, revela