- Jon Rahm ha vivido una dura semana en Valderrama, con el que vive una relación de amor-odio. El campo gaditano le gusta, por lo que supone en su historia golfística y el reto que supone jugarlo, pero hasta ahora le ha quitado más de lo que le ha dado. Lo ha afrontado tres veces en el Andalucía Masters y en dos no ha pasado el corte. Son, precisamente, las dos únicas ocasiones en que el de Barrika se ha quedado fuera del fin de semana en un torneo regular del Circuito Europeo. Este año Rahm sale del emblemático recorrido con 10 golpes sobre par, un registro aún peor que el de 2017 cuando acabó con +7. En 2019 fue segundo, así que hay que pensar que esta vez Valderrama ha podido con él.
Realmente, no se le ha visto cómodo al de Barrika estas dos vueltas, tampoco lo estuvo el pasado fin de semana en el Club de Campo de Madrid. El propio jugador dio la explicación a su mal rendimiento en los campos españoles: “He llegado cansado. Pero que no sirva de excusa. Más que el cuerpo, la mente ya no me daba para más. No he parado desde que comenzamos tras el parón del covid porque, cuando pude, tuve el cambio de material y le metí muchas horas para poder jugar bien durante el año. Si sumamos todo lo que ha pasado, necesito descanso. Ha sido muy largo”.
Rahm salió ayer con ánimo de remontada, pero sus esperanzas se apagaron. Hizo bogeys en el 1 y el 3, aunque un birdie en el 5 aún abría una ventana. Pero se cerró enseguida. En el 6 hizo doble-bogey tras visitar el bunker y necesitar dos golpes para salir y en el 7 cayó otro bogey tras viajar dos veces a la arena. La hazaña era ya imposible, “aunque no he metido una. Entre el 8 y el 13 he tenido buenas oportunidades”. Apenas le quedó un birdie en el 14, el segundo del día y de la semana, para cerrar una semana para olvidar. “Voy a colgar los palos las próximas cuatro semanas y a hacer cualquier otra cosa”, sentenció como resumen de su frustración.
Insistió en esa idea cuando se le preguntó por sus objetivos próximos, que no es otro que la final en Dubai a mediados de noviembre. Llegará con opciones de llevarse por segunda vez el Circuito Eurpeo. “A Dubai iré, pero no puedo asegurar que toque un palo hasta entonces. Hay que entender que el descanso es parte del entrenamiento. En 2019, cuando gané la Race to Dubai, fui sin tocar un palo en cinco o seis semanas”. Rahm lo tiene tan claro que “es la primera vez en mi vida que no quiero ver un palo de golf, y mira que soy un enamorado de este deporte. Ahora aprovecharé para ver cómo empieza a gatear mi hijo”.
Probablemente, los compromisos que ha tenido que afrontar estas dos semanas también han contribuido a dejarle vacío de ideas y de ritmo a la hora de colocarse delante de la bola. Pero lo da por bien empleado. “Seguiré viniendo porque entiendo que, llegado al nivel que estoy, puedo ayudar al golf español. Yo venía aquí a ver el Volvo Masters y entiendo el impacto que puedes causar en un chaval. Recuerdo las firmas como las que yo tuve, que te motivan y puede que el siguiente referente del golf español esté ahí”, concluyó tras marcharse de un torneo que lidera el galo Romain Langasque, con cuatro bajo par. Las esperanzas vascas quedan en manos del donostiarra Adrián Otaegui, que está en tres sobre par, y del lapurtarra Mike Lorenzo-Vera, en +4.
Segunda jornada