- Los protagonistas en el día de ayer fueron los atletas, pero los grandes responsables de que el Ironman Vitoria-Gasteiz haya salido adelante son quienes llevan trabajando en el evento desde hace meses y en algunos casos, como es el de Agustí Pérez, responsable de Ironman en el Sur de Europa, prácticamente desde que terminó la anterior edición en 2019. Pérez se encarga de supervisar no solo la prueba gasteiztarra, también el resto de triatlones adjuntos a la marca norteamericana que tienen lugar en España y otros de países cercanos. Su objetivo no es otro que conseguir que todas las carreras que tienen lugar en el sur del Viejo Continente cumplan con el índice de calidad exigido por la compañía. Tras la finalización de la prueba, atiende a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, medio oficial del Ironman Vitoria-Gasteiz, para valorar lo que ha dado de sí una edición tan accidentada como especial.

Se ha vivido una carrera muy extraña, con la suspensión del tramo de natación por la niebla y después mucho calor en la línea de meta. ¿Qué le ha parecido la prueba?

-La verdad es que ha sido una pena no poder realizar el sector de natación, y eso que lo hemos intentado hasta el final. Se ha retrasado la salida, luego, aunque no lo han visto los atletas, hemos querido recortar ese tramo, pero tampoco ha sido posible. Hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano para no quedarnos sin la natación, pero las condiciones climatológicas nos lo han impedido. En cualquier caso, estoy contento de que hayamos podido manejar la situación y poder realizar aunque sea el circuito de ciclismo y el de carrera a pie. Como dice, después ha hecho mucho calor en Salburua, pero al final el mundo del deporte al aire libre es lo que tiene. En Vitoria, como bien sabemos, se pueden vivir las cuatro estaciones en un mismo día. Puede llover, hacer calor y hacer frío y eso es un poco lo que ha sucedido hoy. En cualquier caso, estamos contentos de que todo haya llegado a buen puerto.

¿Hay precedentes en los que se haya tenido que suspender un tramo del circuito?

-Sí, no había ocurrido nunca en la región que yo cubro, pero sí había precedentes a nivel internacional en los que se ha tenido que suspender por algas o por corrientes en el mar, por ejemplo. En esos casos se ha hecho lo mismo y se recorren 180 kilómetros en bicicleta y una maratón corriendo, que no es algo que se haga cualquier día.

¿Ha habido descontento por parte de los atletas o han entendido la decisión?

-Lo entienden perfectamente. Ellos mismos si se hubieran tirado al agua no habrían alcanzado a ver la primera boya a 100 metros de distancia. Es parte del juego y ellos lo saben. La prueba se ha tenido que desarrollar así y no debería haber ninguna crítica porque hemos apurado para ver si levantaba la niebla, pero no ha sido viable.

Lo que ha ocurrido hoy con la natación no es más que la puntilla a todo lo que le ha sucedido a esta prueba en los últimos dos años, en los que se ha tenido que aplazar cuatro veces. ¿Qué balance global hace de esta segunda edición del Ironman Vitoria-Gasteiz?

-Creo que el mero hecho de llegar hasta aquí ya es un motivo de orgullo y el resultado del trabajo de mucha gente. De las instituciones, de la organización, de los voluntarios... La verdad es que ha sido extremadamente difícil y el día de la carrera no podía ser menos, pero también demostramos de esta manera que tanto nosotros como las instituciones somos capaces de organizar eventos deportivos de forma segura. Que este haya sido el primer Ironman en España desde la pandemia y la prueba deportiva con más participantes en Euskadi es una razón para estar satisfechos.

¿Cuál es la salud del Ironman Vitoria-Gasteiz ahora mismo?

-Tenemos Ironman para rato. La carrera del año que viene está ya fijada para el 10 de julio y cuenta en estos momentos con más de 2.000 inscritos, que han preferido guardar su plaza para 2022. También recuperará el ambiente y el circuito del centro de la ciudad, que han conseguido que esta prueba se convierta en un referente internacional.

¿Cree que ha sido un acierto sacar el tramo de carrera a pie del centro de la ciudad y llevarlo a Salburua?

-No ha sido un acierto, ha sido simplemente un recurso circunstancial para poder salvar el Ironman este año. Fue un compromiso para garantizar la seguridad del evento en este momento de la pandemia y, como se ha podido ver, aunque hayan venido muchas personas a animar no ha habido aglomeraciones, algo que no habríamos podido garantizar en el centro de Vitoria.

¿Volverán los profesionales el próximo año?

-El calendario de Ironman este curso ha sido una montaña rusa y se ha tenido que incluso suspender el Mundial de Hawaii y trasladarlo a febrero del año que viene. Ha habido mucha inestabilidad y cuando decimos que el objetivo es volver a la normalidad en 2022 nos referimos no solo a regresar al centro de la ciudad, también a contar con triatletas profesionales.

No es justo comparar la carrera de este año con la de 2019, pero sí se puede confrontar con otros Ironman de esta campaña. ¿Cómo se sitúa Vitoria en este contexto?

-Vitoria-Gasteiz está siendo una prueba más en cuanto a cifras de participación. Ironman Lanzarote tuvo por ejemplo 700 participantes, en Suiza hemos tenido carreras con 1.000 triatletas, en Frankfurt compitieron 1.500... Está muy alineada con la realidad del momento. Eso sí, Vitoria tiene algo especial que le distingue del resto de triatlones y es ese amor especial que tiene la ciudad y el País Vasco en general por el deporte. Eso es lo que realmente hace que los atletas estén entusiasmados por correr aquí.

¿Qué es lo que hace a Vitoria atractiva para Ironman además del público?

-Es una ciudad verde, limpia, bonita, amable... Es una ciudad donde la gastronomía y el alojamiento tienen mucho nivel y el conjunto de todo es de una calidad destacable. Aunque hoy nos haya dado un susto, el pantano de Landa es un lugar maravilloso para nadar, donde el agua es bebible. A pesar de todos estos alicientes, lo más característico es el amor de la ciudad por la prueba.

¿Qué ha sido para usted lo más positivo y lo más negativo de esta edición?

-Lo mejor ha sido sin duda regresar y volver a ver en acción a estos triatletas que tanto han luchado para estar hoy aquí. ¿Lo peor? Para mí no ha habido nada negativo. La climatología es parte del juego, como también lo es poder sufrir un pinchazo con la bicicleta. El mundo del deporte al aire libre es precioso, inigualable, pero el mal tiempo puede cambiarlo todo. Tiene esta dicotomía, para bien o para mal.

"Tanto nosotros como las instituciones hemos demostrado ser capaces de organizar eventos seguros"

"La edición de 2022 cuenta ya con más de 2.000 inscritos y pretendemos que vuelva al centro de Vitoria"

"Lo que hace especial esta prueba es el ambiente y el amor de la ciudad y del País Vasco por el deporte"