- El tenista manacorense Rafa Nadal alcanzó ayer las semifinales de Roland Garros, segundo Grand Slam de la temporada, después de imponerse ayer al argentino Diego Schwartzman, el primer rival que le inquietó seriamente en su andadura y al que acabó batiendo por 6-3, 4-6, 6-4 y 6-0 en dos horas y 48 minutos.

El de Manacor y el Peque volvieron a vivir otra intensa batalla sobre tierra batida, pero en la de la Philippe-Chatrier parece que el primero es prácticamente inaccesible. Por momentos pareció estar sometido por la gran versión del jugador sudamericano, pero entonces supo rehacerse y cerrar su pase a su decimocuarta semifinal en París, una ronda en la que nunca ha perdido y donde espera al ganador del duelo de anoche entre Novak Djokovic y Matteo Berrettini.

El campeón vivió su primer gran test en la capital francesa. Schwartzman examinó su tenis y su capacidad mental, pero para el de Buenos Aires el único consuelo fue ser el primero en arrebatar un set al rey del torneo en sus últimos trece encuentros.

Desde la final de 2019 conquistada ante el austriaco Dominic Thiem, Nadal no sabía lo que era ceder una manga en Roland Garros y tuvo que hacerlo ante el empuje del argentino, que se deshizo cuando vio cómo perdía un tercer parcial donde parecía ser mucho mejor que el balear, autor entonces de un ejercicio de resistencia, sufrimiento y paciencia hasta que su mejor tenis retornase.

Nadal reconoció haber pasado un momento difícil en su duelo de cuartos contra el argentino Diego Schwartzman, pero destacó su capacidad para mantener la calma y darlo la vuelta. "He sabido encontrar la calma para golpear la bola como en los entrenamientos. Estaba jugando corto, con un gesto brusco, sin longitud para jugar contra alguien del nivel de Diego. Tenía que calmarme y recuperar mis mejores golpes", analizó tras la victoria el balear.