penas semana y media antes del comienzo de la Itzulia, Pello Bilbao se citó con DNA para radiografiar el recorrido de la contrarreloj de Bilbao. Al gernikarra, que ayer completó una gran actuación en el arranque de la carrera, le acompañó entonces Jon Barrenetxea (Gamiz-Fika, 2000), un tallo. El ciclista vizcaino, apenas un veinteañero, acudió a examinar el trazado de la etapa inaugural de la Itzulia por curiosidad. En realidad desconocía si iba a ser parte de la alineación del Caja Rural para la gran cita vasca. “No sé si entraré en el equipo”, aseguró entonces a este periódico a unas brazadas de la basílica de Begoña. Días después de aquel encuentro, en el mismo lugar que pronunció aquellas palabras, la megafonía de la carrera anunciaba su presencia. Su nombre, a los cuatro vientos. Barrenetxea se disponía a subir a la rampa de salida de la crono. Era su momento. En medio del escenario. “Es algo que nunca hubiera soñado. Nunca lo había imaginado”, expuso tras su viaje iniciático en la Itzulia. “Ha sido una sensación muy emocionante”, subrayó Barrenetxea, que fue de los primeros en amanecer en la crono que izó la bandera de la Itzulia desde Begoña.
El ciclista de Gamiz coincidió con Primoz Roglic. Ambos fueron de los más madrugadores en comenzar la crono. Barrenetxea tenía que salir cinco minutos antes que el esloveno, que para entonces quemaba el rodillo con un ritmo diabólico. Su calentamiento era un fogonazo para salir disparado. “Allí estaba yo, mirándole. Era una pasada. Era alucinante verle calentar. Estaba muy concentrado, cuidando cada detalle al máximo”, explicó el debutante. Lo que era introspección en Roglic, era deleite en Barrenetxea, que salió “a disfrutar, sin ninguna presión”. Eso le concedió la oportunidad de gozar en la pila bautismal de la Itzulia. En cuanto partió hacia su primera aventura en la prueba vasca, Jon notó de inmediato la mano amiga de la afición, las voces de arenga, los aplausos que impulsan la moral, que arropan el esfuerzo.
“Era una gozada. Era emocionante escuchar cómo gritan tu nombre cuando pasas”, describió el vizcaino, que pudo ver a su padre, Juan Antonio, animándole en su desempeño mientras restaba metros a Santo Domingo, la primera barricada de la jornada. “La crono no era para mí, así que dentro de lo que supone competir, he disfrutado todo lo posible. Me iba fijando en la gente y he visto muchas caras conocidas, de muchos amigos”, desgranó Barrenetxea.
Una vez atravesado el Rubicón de la etapa, la carrera se abre como una avenida para Barrenetxea, campeón del Memorial Valenciaga. “En las carreras de aficionados sentía más presión porque era de los favoritos, pero en la Itzulia la cosa cambia por completo”, apuntó el corredor de Gamiz, que durmió “mejor que nunca” antes de subirse a la extraordinaria aventura de la Itzulia. El vizcaino tratará de aprender en carrera y dejar, en la medida de lo posible, su huella. “Me tengo que meter en una escapada sí o sí”, se arenga el de Caja Rural, que nunca olvidará su estreno. Se lo impedirán sus amigos y conocidos. “Me han mandado un montón de vídeos de la crono”, remató dichoso Barrenetxea.
“Debutar en la Itzulia ha sido muy emocionante para mí, he disfrutado todo lo posible”
Ciclista del Caja Rural