- Garbiñe Muguruza rompió en Dubai esas cadenas que la tenían atenazada desde que en abril de 2019 logró el título en Monterrey. En un torneo del nuevo rango WTA 1000, solo por debajo de los Grand Slams, la tenista de Caracas logró el octavo triunfo de su carrera en quince finales disputadas. Con este resultado, Muguruza se mantiene como la jugadora con más victorias en 2021, dieciocho por solo cuatro derrotas, sube tres puestos en el ranking mundial, del decimosexto al decimotercero, y se coloca segunda en la carrera a las WTA Finales solo por detrás de Naomi Osaka, la campeona del Abierto de Australia.

La de ayer era su tercera final tras las del Yarra Valey que cedió ante Ashleigh Barty y la de Doha la semana pasada en la que fue derrotada por Petra Kvitova. Otra checa, Barbora Krejcikova, era el último obstáculo en el torneo del Emirato en un duelo inédito y Muguruza partía como favorita porque su rival ha construido su carrera hasta ahora como especialista en dobles. Pero el partido, que no fue el mejor de la semana para la caraqueña, algo ansiosa por momentos, resultó trabado (7-6 y 6-3) en más de dos horas y la jugadora de Brno, 64ª del mundo, sacó a relucir algunas triquiñuelas que quizás en otros tiempos habrían hecho mella en la vasco-venezolana, pero su gran mejoría en este último año y medio está en su capacidad para abstraerse y mantener la concentración en cada punto.

Le hizo falta ayer en una final que se decidió por apenas siete puntos y en el que Muguruza logró sobrevivir gracias a su servicio, certero en momentos claves en los que Krejcikova, con sus golpes envolventes hacia espacios propios de su condición de doblista, la puso contra las cuerdas, como en el 3-5 adverso en el desempate. Sin embargo, la campeona mantuvo la compostura, sacó adelante el primer set al límite en el tie-break y fue fundamental romper el servicio de su rival en el primer y largo juego del siguiente. Sufrió para hacerlo bueno con su saque en otro juego inacabable, pero eso le dio una pequeña ventaja que logró mantener con mucho sufrimiento, alternando fallos y aciertos: 33 errores no forzados y los mismos golpes ganadores.

Krejcikova trató en enredar, sobre todo con su afilado revés, pero Muguruza se hizo fuerte con su saque y no dejó de apretar al resto hasta que en el noveno juego del segundo set se hizo con tres bolas de partido para cerrar a la segunda oportunidad otro triunfo de calidad en su palmarés tras una semana de mucho desgaste en la que tuvo que dejar por el camino a tres cabezas de serie. La vasco-venezolana, mucho más madura en la pista, parece encaminada hacia esa regularidad que se le reclama y ella lo achaca a su mejoría en el apartado físico "y eso me ha permitido resistir estos partidos tan duros que he tenido estas dos semanas". "Había estado cerca de ganar en Dubai otras veces, pero me había faltado algo y esta vez el trabajo ha tenido premio", resaltó antes de dedicar su triunfo a su equipo técnico, a su entrenadora Conchita Martínez, que no ha podido seguirla en directo por haber contraído el covid, y a su fisioterapeuta Adriana Fort, "que ha tenido que hacer de todo".