- La regularidad es la seña de Jon Rahm. Ha logrado que sea una costumbre ver su nombre siempre en la pelea por los torneos o, al menos, en la parte alta de la tabla. Esta situación ya habitual, es algo tremendamente extraño en el mundo del golf, donde los puestos bailan con frecuencia y solo los más talentosos se permiten el lujo de estar en la pelea un fin de semana tras otro. El vizcaino mantiene esa fiabilidad sin importar las circunstancias. Volvió a la actividad tras un largo parón a principios de enero con un material nuevo y no pagó ninguno de esos hándicaps, metiéndose cerca de la cabeza desde sus primeros golpes. El pasado fin de semana, retornó tras suspender un torneo por molestias en la espalda y dejó claro que el descanso le vino bien, acabando séptimo en el Farmers Insurance Open, la cita en la que consiguió su primer título como profesional y un recorrido al que tiene cogida la medida. Rahm firmó un séptimo puesto que le permite seguir segundo en el ranking mundial. Sin embargo, al vizcaino le faltó dar el paso definitivo para entrar en la pelea por la victoria y se quedó a seis golpes del destacado ganador, el estadounidense Patrick Reed. Dos birdies consecutivos en los hoyos tres y cuatro le permitieron soñar con la remontada, pero a partir del séptimo hoyo, tuvo problemas con el putt y se le escaparon muchas oportunidades de redondear su tarjeta.
El golfista de Barrika estuvo lejos de Reed, al igual que todos sus rivales. El golfista de San Antonio vivió una última jornada casi plácida en Torrey Pines. Cumplió con creces con su papel al entregar una tarjeta de cuatro golpes por debajo del par y el resto de sus oponentes más directos se hundieron en la clasificación. Carlos Ortiz, que arrancó a la par de líder del torneo a falta de 18 hoyos, se hundió hasta acabar con seis golpes por encima del par del campo y Viktor Hovland quedó lastrado con dos bogeys nada más empezar. Fue una victoria sin discusión, con cinco golpes de ventaja y que borraron la sombra de la polémica creada, una vez más, sobre Reed.
En el tercer día, la bola del ganador del Masters de 2018 quedó supuestamente incrustada en el rough, algo que permite aliviarse de una penalidad, pero este no esperó a la llegada del juez y colocó el tee en el lugar donde reposaba. Reed marchó sin penalidad, pero con muchas críticas por su acción debido a que no es la primera vez que se ve envuelto en una situación así. Sin embargo, con su contundente victoria borró todas las dudas que había sobre él.
El de Barrika se quedó a seis golpes del destacado ganador, el estadounidense Patrick Reed, que había suscitado algunas dudas